Los algoritmos encarecen los vuelos, y el acoso telefónico - por Luis León Barreto
Ida y vuelta
Los algoritmos encarecen los vuelos, y el acoso telefónico - por Luis León Barreto *
Hablando de otra cosa, en cierta ocasión quise visitar a un familiar que se encontraba hospitalizado. Busqué el teléfono del centro y cuando me salió una amable señora en la centralita le manifesté mi propósito de saber si esa persona se encontraba allí.
-No se lo puedo comentar, porque lo prohíbe la ley de protección de datos.
Como estaba en otra isla, y tenía previsto presentarme allá en un par de días, no le di mucha importancia. Así que tomé un coche de alquiler y llegué a la recepción del centro hospitalario.
-Hola, buenas tardes. Sé positivamente que mi tía está internada aquí. ¿Por favor, me puede decir en qué habitación está?
-Lo siento, caballero. Pero lo prohíbe la ley de protección de datos.
-Al menos puede usted decirme cuántas zonas hospitalarias tiene este centro?
-La A, la B y la A con la C. Tenemos una planta baja y la planta alta.
-¿No puede ayudarme un poco más?
-Lo siento, caballero. Me lo prohíbe la legislación vigente.
Pensé que debía recurrir a soluciones drásticas. Mi mente me lo estaba sugiriendo: Si tiene alguna duda, llame usted al comisario Villarejo, el único que lo sabe todo. Enseguida me lo borré de la mente, ni siquiera iba a preguntarle sobre la princesa Corina y sus amantes.
No es que el centro hospitalario fuese grande, pero me vi impotente. Menos mal que la isla es chica, y cuando ya estaba dispuesto a rendirme, apareció un hombre que es conocido de un amigo del primo de mi cuñada. Hace unos cuantos años compartimos una celebración en una de esas bodegas maravillosas de las islas occidentales. La sabia vida social de las llamadas islas menores es un club de encuentros que todo lo soluciona, quién no está dispuesto a comer carne de cochino con vino nuevo. Me libré de ir preguntando habitación por habitación, y al fin conseguí mi objetivo.
¿Cómo es posible que tanta gente conozca mis pasos, si esa noche me alojo en el hotel X con una sueca, si me ido a Montevideo, por qué conocen hasta los momentos en que respiro, si existe una sabia legislación al respecto? Si hasta para ir al dentista me obligan a firmar por triplicado todo el asunto de la protección de datos ¿por qué todo el mundo conoce mi móvil, el lugar donde vivo, lo que recibo de pensión mensual, lo que pagué de hacienda el año pasado, etcétera?
Según estudios recientes, solo una minoría muy pequeña de las empresas cumple con la Ley Orgánica de Protección de Datos. Menos del 20 por ciento lo hacen, un porcentaje que parece de risa si tenemos en cuenta que esta ley no es de ahora mismo, sino que lleva varios quinquenios en vigor. Además, se anunciaban sanciones muy elevadas, que en ocasiones y en casos graves, pueden subir hasta los 600.000 euros.
¿Quién ha pagado una sola multa por este asunto? Los primeros afectados somos nosotros, gente del montón, ya que muchas empresas nos violentan con su acoso telefónico ofreciéndonos esto y lo otro, todo tipo de productos, un móvil, una conexión a internet, un fondo de inversión, etc. Así que nos vulneran el derecho fundamental a la intimidad, tenemos derecho a que no nos estén haciendo llamaditas que no queremos recibir. Somos un país con mucha normativa que funciona contra la ciudadanía.
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* La casa de mi tía agradece la gentileza de Luis León Barreto