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viernes, 19 de abril de 2024 00:09h.

Amarga emigración - por Paco Déniz

La propaganda sobre lo bueno que es emigrar me está comenzado a dar náuseas, ardor de estómago y puntadas en el pecho. Se está vendiendo por ahí que emigrar es lo mejor que le puede pasar a una persona, en un mundo lleno de oportunidades y nuevas experiencias.

El almendrero de Nicolás

Amarga emigración - por Paco Déniz

La propaganda sobre lo bueno que es emigrar me está comenzado a dar náuseas, ardor de estómago y puntadas en el pecho. Se está vendiendo por ahí que emigrar es lo mejor que le puede pasar a una persona, en un mundo lleno de oportunidades y nuevas experiencias. El perfil del nuevo emigrante de la propaganda es un joven energético, apolítico, blanquito, dispuesto a lo que sea, medio guapo, medio burgués y con una provisión inicial para amortiguar la llegada al destino. Emigrantes políglotas, llenos de curiosidad y al que todo le hace gracia. ¡Es tan guay conocer nuevos mundos y nuevas culturas! Es súper chachi. En fin, una parafernalia del cosmopolitismo ideológico apto sólo para los medio ricos o ricos del todo, encantados de viajar porque, aunque eso lo inventaron los prerrománticos, es una moda que nunca pasa. Pero no vale ir a Lanzarote, tiene que ser más lejos.

En cambio, y exceptuando a esos personajes cosmoguays, no conozco a nadie que, viviendo con lo mínimo, desee largarse de su tierra y seres queridos. En los emigrantes obreros de aquí y de allá, pobres y humildes sólo he visto tristeza, añoranza, depresiones, miserias y un trabajo de esclavos. He visto una incertidumbre que te agarrota el alma, como se me agarrotó el otro día cuando una conocida con una niñita chiquitita me dijo que su marido había encontrado unos jardines que limpiar en Bristol, pero que vive en un pisito con muchísima más gente extranjera, y que ella tenía que irse dentro de poco para juntar toda la familia y sacar algo de dinero para vivir. No podía alquilar ni vender su exiguo pisito (de una habitación) y que estaba nerviosa. De estos emigrantes nada dice la babosa propaganda del cosmopolitismo obligatorio o movilidad exterior como, eufemísticamente, le llaman ahora.

Está claro, excepto los de machangos por el mundo, nadie emigra por amor, nadie que no tenga una clavecard poderosa. Porque no es fácil emigrar hacia el vacío con una niña pequeñita de meses. Sin saber dónde vas a dormir, ni qué comerás, sin poder articular palabra del nuevo idioma. Maldita la gracia que tiene.

 Paco Déniz

 

También lo publica:

http://diariodeavisos.com/amarga-emigracion-por-paco-deniz/