Buscar
viernes, 29 de marzo de 2024 10:20h.

La angustia vital del señor Rajoy - por Nicolás Guerra Aguiar

   Vi hace días una imagen televisiva que me dejó sorprendido y, a la vez, preocupado: el gélido, impersonalizado y muy protocolario saludo que el señor Rajoy le dirigió al señor Tsipras, presidente del Gobierno heleno. Como a la defensiva, distanciado y por obligación. O acaso con un significado más agresivo: “¡Ya verás la que te espera, pollopera!”. Nota de Chema Tante: No me resisto a ilustrar este memeorable artículo de Guerra Aguiar, con una foto apócrifa regocijante, de Orue, que publicaba EL JUEVES en febrero.

La angustia vital del señor Rajoy - por Nicolás Guerra Aguiar *

   Vi hace días una imagen televisiva que me dejó sorprendido y, a la vez, preocupado: el gélido, impersonalizado y muy protocolario saludo que el señor Rajoy le dirigió al señor Tsipras, presidente del Gobierno heleno. Como a la defensiva, distanciado y por obligación. O acaso con un significado más agresivo: “¡Ya verás la que te espera, pollopera!”.

   Aunque hierático y rígido le dio la mano, a fin de cuentas las cámaras estaban grabando el momento. Y la apariencia es fundamental por más que se le revuelva el estómago frente a anarcos, revolucionarios, desestabilizadores, gentes llegadas del Hades, lugar donde habitan los muertos en el mundo clásico heleno. Y como aquel está situado allá abajo,  en el centro de la Tierra, el señor Tsipras emergió de las infernales tinieblas, faltaría plus.

 Estoy seguro de que si hubieran sido la señora Merkel o el presidente de los EE UU la reverencia del señor Rajoy habría llegado hasta las profundidades marinas, aun a riesgo de quedarse bloqueado en tal servil y sumisa posición. Siempre, claro, a la manera de las ridículas mujeres que doblan las rodillas cuando saludan a los reyes y se exponen a un mal aire que las deje como rígidas esculturas humanas, tales son las filigranas. Y tanto en el caso de las damas damas tan vacías, grotescas y apocadas como en el del señor Rajoy, prepotente y vengativo frente al griego, la condición humana muestra lo más íntimo de sí misma: para las primeras, la pletórica aceptación de la divinidad real; en el segundo, la ocasión para que el señor Obama, por ejemplo, lo atienda unos minutos. Así podrá explicarle cuánto ha adelantado en el estudio del inglés con sus hijos, lo que le importará al presidente USA...

 Pero no olvidemos que, acaso, en el complejo subconsciente del señor Rajoy subyace una  creencia, un trastocamiento de los circuitos de la razón: el griego fue una causa de su tremendo partigazo en las últimas elecciones. Estoy seguro de que no vio al heleno cuando saludó al señor Tsipras, sino al joven profesor de barba y coleta que apoyó a psocialistas españoles en su arribada a presidencias de comunidades, alcaldías, diputaciones, equipos de waterpolo y asociaciones de vecinos mismamente, y pone en peligro hasta la fidelidad de ciertas órdenes de caballería. Porque estas, feligresas devotas hasta el momento, ya empiezan a dudar del Guía, del Maestro, del Elegido: han ido perdiendo a miles no solo influencias sino, lo que es peor, nominillas mensuales, pues el poder político se les rajoyó de las manos. Y ya se sabe.

   Esta mañana, en las del alba, escuché al señor Rajoy en su sereno, relajado, inteligente y premonitorio análisis sobre la situación de Grecia. Dijo para escuchantes, traductores de jeroglíficos y escribas que ante los resultados del referéndum griego solo caben dos opciones. Una: si triunfa el sí, el Gobierno actual debe dar paso a elecciones para su renovación. (O lo que es lo mismo, muerto el perro -el squílas griego- se acabó la rabia.) La otra: si triunfa el no, el Gobierno es responsable en cuanto que lo propuso y defiendió. Por tanto, será también causante del caos económico: a fin de cuentas ha sido abandonado por Euro, dios del viento del suroeste. En consecuencia, debe aislarse en lo más alto de la Acrópolis e, incluso, lanzarse al vacío cual espartano.

   Ahora bien: ¿por qué esa indisimulada obsesión del señor Rajoy frente al actual Gobierno griego, cuya vida se remonta a un año de mandato? ¿Por qué el sepulcral silencio desde veinte años atrás cuando todos los líderes europeos, el Banco Central, el Fondo Monetario Internacional, la OTAN y hasta sacristanes y monaguillos de iglesias e iglesiucas eran conscientes del muy peligroso y continuado endeudamiento de Grecia, de cómo se robaban los millones y se volatilizaban hacia bancos extranjeros, paraísos fiscales? Cuando los millones desaparecían de las arcas públicas, ¿por qué no intervino desde su presidencia para frenar corrupciones, corruptelas, robos a mano armada? Tres razones: una, los Gobiernos anteriores eran amigos; dos: cuanto más presten sus jefes, mayores serán los intereses. Además, la caída del señor Tsipras será un cachimbazo para el chavista hombre “de la coleta”.

   Más: ¿por qué todos permitieron el disparatado endeudamiento del Ejército griego, aun a sabiendas de que el país no podía permitirse tales despilfarros, dispendios, milmillonadas inversiones superiores -como miembro de la OTAN- a los presupuestos militares de Alemania y Francia, y solo superadas por Inglaterra y EE UU según datos de la propia OTAN? En este caso, parece que el fin justifica los medios: Grecia debe colaborar en la fortaleza militar de Europa a pesar de los pesares, de tragedias, miserias y angustias de un pueblo que vio en las urnas de 2014 la única salida a su realidad.

   Pero lo cierto es que Grecia -con todos sus oscurantismos, disparates y desorganización administrativa, de los desequilibrios del Gobierno actual frente a Europa- es feudo del capitalismo representado por Gobiernos que defienden los intereses de la Gran Banca. Y todos -Banco Europeo, Fondo Monetario...- reclaman que se reduzcan servicios elementales para la dignidad humana de los griegos (sanidad y escuelas públicas; asistencias sociales para las decenas de miles de gentes vitalmente necesitadas); exigen que aumenten el IVA incluso hasta al plato de potaje, que se reduzcan pensiones ya paupérrimas a jubilados que, como en España, subsisten con ellas también a hijos, nietos... Todo a un año del Gobierno actual y, además, con el perplejante silencio de lo que un día fue socialismo y, después, socialdemocracia. 

 

* En La casa de mi tía, por gentileza del autor