Anoche soñé con Delcy - por Antonio Cabrera de León 

 

 

Anoche soñé con Delcy - por Antonio Cabrera de León 

Anoche cuando dormía soñé, bendita ilusión, que una reunión con Delcy había tenido yo.

Era yo ministro y me reunía con la vicepresidenta de Venezuela en un aeropuerto. Lo siento, cuando sueño me reúno con quien quiero. La sanidad española no empeoró por ello. Así que me dio igual si, de un avión a otro, ella estuvo a un lado u otro
de la raya canela de Pepe Monagas. Mejor saludarla, mejor hablar con todas las partes de ese gran conflicto que sufre Venezuela. La verdad es que luego me trastabillé un poco con varias mentiras estúpidas ante la prensa. Pero mejor ayudarles a entenderse que a enfrentarse.

Entretanto, en mi sueño la ministra española de exteriores se reunía con el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela. No con el presidente de Venezuela, sino el de la Asamblea. La inversión española en educación o en ciencia no sufrió ninguna merma por ello. Entonces me trajo sin cuidado si no lo recibió Pedro pero lo agasajó Casado. Está saludado. Mejor hablar con él, mejor ayudar a que se entiendan.

Pasó luego González por mi sueño, era un rato de pesadilla, y dio su opinión favorable al enfrentamiento entre hermanos. Subió el pan como siempre que pontifica, pero no consiguió revertir la subida del salario mínimo. Vale, entonces que hable. Si no consigue perjudicar a los trabajadores modestos, que hable sin parar de lo que quiera. Creo que le veré pedir su baja del PSOE. Sabe que la militancia no lo quiere desde hace mucho. En realidad ya no lo quiere nadie, ni siquiera aquellos a los que sirve. Que hable, que hable mucho.

Habló luego Rantanplán, pesadilla adelante. Este mentiroso del 11 M, que llevó a su partido a la debacle de 2004. El mentiroso que metió a España en la guerra de Irak a torturar y asesinar a inocentes. Rantanplán, catalogado por la prensa internacional como uno de los 5 peores expresidentes del mundo. Está bien que se reúna con Casado, que así se irá con él por el sumidero. Ya vendrá Feijóo a recoger los restos del naufragio.

Era yo después, sueño adelante, presidente del gobierno de España y quise reunirme con el presidente de la Generalitat de Cataluña. Las pensiones de los jubilados ya habían subido, así que no iban a empeorar porque me reuniera. Entonces preferí hablar. Mejor hablar, siempre es mejor hablar. Cuando él me llamaba y yo no le cogía el teléfono era peor. Me porté mal entonces. Ahora rectifico. Poco importa que no me guste Quim, o que a él no le guste yo. Hablemos.

Ya despierto, pienso que en oponerse a que se dialogue se están gastando una pasta. Miles de diputados, cargos orgánicos de los partidos, periodistas conservadores, tertulianos indocumentados, obispos y demás opositores dilapidando dinero público y privado. Lejos de construir una alternativa de país llevan semanas holgazaneando, sin hacer oposición, haciendo ruido solamente. Aún no se han percatado de que ya hay gobierno y está gobernando. Más les valdría ganarse el sueldo ofreciendo acuerdos, diálogos y alternativas. Yo no les voy a votar, pero sería mejor

para todos. Ardo en deseos de ver sus propuestas ¿Bajar el salario mínimo? ¿Congelar las pensiones y el sueldo de los funcionarios? ¿Desmantelar la sanidad pública? Eso y bombardear Barcelona, por supuesto. Vengan esas propuestas. Las espero sentado.

 

* La casa de mí tía agradece la gentileza de Antonio Cabrera de León