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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

A cinco años del 15M de Pentecostés y Shavout, otro futuro es posible y solidario - por Marco Lojo

MARCO LOJOEste año, el 15 de mayo cae en domingo de Pentecostés. En la fiesta judía antecesora, Shavout, se celebra la entrega por Dios de los mandamientos (Leyes) a Israel. Pero su origen es agrícola: tiene que ver con la fiesta de la recolección, en la que se ofrecían primicias a Dios por lo producido por la tierra, compartiendo dichos frutos.

 

15 m sueños

A cinco años del 15M de Pentecostés y Shavout, otro futuro es posible y solidario - por Marco Lojo *

Este año, el 15 de mayo cae en domingo de Pentecostés. En la fiesta judía antecesora, Shavout,  se celebra la entrega por Dios de los mandamientos (Leyes) a Israel. Pero su origen es agrícola: tiene que ver con la fiesta de la recolección, en la que se ofrecían primicias a Dios por lo producido por la tierra, compartiendo dichos frutos.

En la celebración cristiana, Pentecostés es el día en que, según cuenta la Biblia, reunidos los apóstoles cincuenta días después de la resurrección, les cayó del cielo “lenguas de fuego” y, ungidos por el “Espíritu Santo”, comenzaron a “proclamar las maravillas de Dios” en diferentes lenguas. “Visitantes llegados de Roma; judíos y prosélitos; cretenses y árabes: ¡todos por igual los oímos proclamar en nuestra propia lengua las maravillas de Dios!” (Hechos 2:1-13).

Del relato del “milagro cristiano”, tuvimos que esperar casi dos mil años para vislumbrar el “milagro cívico”: ungidos por el “don de lenguas”, ciudadanas y ciudadanos en todo el Estado tomaron la palabra; pero, lejos de alabar las “maravillas de Dios”, proclamaron al unísono las “siete plagas de la corrupción y la crisis”, afirmándose como sujeto autónomo y libre con un auténtico “mandamiento” constituyente y destituyente frente a los poderes establecidos: “No somos mercancía en manos de políticos y banqueros”.

Según continúa relatando los Hechos de los Apóstoles, una vez ocurrió el “milagro de Pentecostés”, “todos estaban asombrados y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? Pero otros se burlaban y decían: Están borrachos.” Al igual que en el relato bíblico, la clase política y los medios de comunicación del régimen se quedaron estupefactos, pasando del desprecio al elogio alternativamente, según los vaivenes de una opinión pública conmocionada por el acontecimiento; llamando a la policía a desalojar o a los partidos rivales a escuchar, sin recoger ellos mismos ni una sola de las reivindicaciones del movimiento, afirmando su naturaleza lúdica frente a su carácter fuertemente reivindicativo, inventando términos despectivos como “perroflautas”, “yayoflautas” y otros por el estilo. Los políticos y los medios no entendieron nada, y como no entendieron nada, vociferaron e insultaron. Pudimos decir aquello de “ladran, luego cabalgamos”.

A medida que el movimiento fue cogiendo fuerza e impugnando las principales instituciones de un régimen del 78 que recién empezaba a resquebrajarse, los ataques se fueron haciendo más fuertes, pero, a su vez, el movimiento comenzó a extenderse a nivel planetario. Deudor de las primaveras árabes, el 15M fue acreedor posteriormente de Occupy Wall Street e inspirador del Nuit Deboit francés que recoge el testigo de la rebeldía, impugnando un orden neoliberal que ya empezaba a orientarse al neofascismo, según recogían los crecientes resultados de la chovinista Marie Le Pen, cuyo patriotismo se reduce conforme le afecta a sus bolsillos, tal y como se ha visto publicado en los “papeles de Panamá…  

De nuestra indignación y de nuestras “lenguas de fuego” se engendró lo que hoy se conoce como “nueva política”, que no es otra cosa que devolverle la dignidad perdida a la ciudadanía y rescatar las virtudes cívicas que toda institución debe tener hacia el pueblo: que la inmunidad en el ejercicio de la actividad parlamentaria no significa blindaje y coartada para el chantaje y la malversación pública, que el ejercicio de la representación no política no puede ser fuente de privilegios y malestar contra los propios representados.

También se rompió, en esto, la tradición del Shavout. Lejos de celebrar las leyes otorgadas, como se hace en la fiesta judía o en nuestro marco jurídico, el día de la Constitución o las Fuerzas Armadas, se ha producido su impugnación: primero en las plazas, luego en las calles y ahora por fin atraviesa las puertas del Parlamento. El régimen del 78 toca a su fin, y con éste, esperemos, la esperada derogación de la ley hipotecaria, las leyes de reforma laboral o la ley “mordaza”: leyes contra la dignidad y la rebeldía. Leyes contra los hombres y mujeres, que fomentan el egoísmo, la precariedad y la injusticia.

En el quinto aniversario del 15M, se puede afirmar con seguridad que tras éste, “nada volverá a ser como antes”. Las “lenguas de fuego” de la ciudadanía llegaron hasta lo más alto, y nuestro grito de indignación rompió la normatividad y pasividad frente a los ataques de aquellos que se creyeron dioses. Ahora, por fin, se acerca el día en que podremos celebrar la fiesta originaria: compartir lo que da la tierra sin que sátrapas en nombre de ningún “tótem” primitivo o moderno haga de sátrapa frente a lo que es nuestro. “No somos mercancía en manos de políticos y banqueros”. Amén.

* En La casa de mi tía por gentileza de Marco Lojo