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miércoles, 24 de abril de 2024 13:09h.

Aportaciones para  el debate en la construcción de otro modelo de Europa - por Juan Espino

 

juan espinoEs sabido que la UE se construyó como proyecto para beneficiar al capital y debilitar la soberanía de los Estados. Así desde el Tratado de Maastrich, se han ido articulando una serie de Tratados y Normas encaminadas a consolidar tal fin. No es vacuo que el gobierno de Europa, la Comisión Europea, esté fuera del control democrático tanto de los parlamentos nacionales como del propio Parlamento Europeo.

Aportaciones para  el debate en la construcción de otro modelo de Europa - por Juan Espino, activista de Attac Canarias -

            Es sabido que la UE se construyó como proyecto para beneficiar al capital y debilitar la soberanía de los Estados. Así desde el Tratado de Maastrich, se han ido articulando una serie de Tratados y Normas encaminadas a consolidar tal fin. No es vacuo que el gobierno de Europa, la Comisión Europea, esté fuera del control democrático tanto de los parlamentos nacionales como del propio Parlamento Europeo.

            Tampoco es casual que el BCE no tenga las funciones de un Banco Central con control  por parte de los gobiernos o del propio parlamento de Strasburgo. Se diseñó como una “institución independiente” , controlada realmente por los lobbys bancarios y especialmente por el Deusche Bank.

             Se podrían enumerar una infinidad de leyes y normas que han ido desmantelando el llamado “modelo social europeo”, llevándose por delante los derechos largamente conquistados a través de luchas que costaron mucho sacrificio y dolor para las clases trabajadoras. Este proceso se vio además acelerado con la implosión de la URSS, pues el capital se creyó vencedor en la historia con la desaparición de ésta y estaba dispuesto a recuperar la esencia explotadora del capitalismo una vez destruido lo que ellos consideraban su principal enemigo. Aquel que acabó victorioso en la segunda guerra europea, lo que les obligó a hacer concesiones a las clases trabajadoras mediante el llamado “estado de Bienestar” con el fin de neutralizar el avance del modelo soviético en el continente. Siempre hemos defendido que ésa fue una concesión forzada, pues el capital salió debilitado y a la defensiva de la guerra.

            Ese modelo de construcción europea, esencialmente articulado con el fin de favorecer a los grandes capitales y la banca, denunciada por el espectro político a la izquierda de la socialdemocracia, se fue consolidando con la colaboración activa de esta última, resultando hoy difícil deslindar  o diferenciar las macropolíticas que implementan tanto las derechas europeas como la propia  socialdemocracia, la cual se ha ido derechizando cada vez más, haciendo en bastantes ocasiones de avanzadilla en los recortes de derechos laborales  y sociales como ilustran abundantes ejemplos que no vamos a enumerar.

            Otro elemento  que desde nuestro punto de vista ha contribuido a consolidar este proceso ha sido la “debilidad” o la debilitación de las luchas políticas y sindicales, quedando las mismas reducidas a un plano testimonial en la mayoría de las ocasiones, con una izquierda que se opone al modelo de proyecto europeo, pero que no ha sido capaz de articular un modelo alternativo global de construcción europea que movilice a las mayorías sociales y obligue a las bases de la llamada socialdemocracia a unirse al mismo  enfrentándose a las castas dirigentes que han llevado a ésta a un callejón sin salida, o a quedar marginada, como efectivamente reflejan los últimos resultados electorales en casi todos los países europeos, como consecuencia de sus políticas colaboracionistas con los poderes dominantes.

            También consideramos que no se puede eludir tampoco la responsabilidad que han tenido las izquierdas europeas al estar en posiciones políticas “reactivas”, -las políticas del no-, pero incapaces de ofrecer un modelo proactivo que supere el marco “nacional” y construya una Europa por y para la ciudadanía.

            A nadie se le escapa la dificultad que ello entraña, pero es un reto que urge cada vez más, pues ese “vacío” de retroceso a lo “nacional”, lo están ocupando las opciones de extrema derecha con un discurso verdaderamente “populista”, que aparentemente cuestiona la estructura de poder dominante, pero que en el fondo, como siempre ha ocurrido, con su discurso xenófofobo y excluyente construye  nuevo “cabezas de turco”, que desvían la atención  sobre quiénes son realmente los responsables de la brecha social, económica y política que ha despojado a las mayorías de derechos que falsamente se consideraban consolidados.

            Es claro que la izquierda social y política actualmente se debate entre volver a opciones de soberanía nacional o avanzar en un modelo de construcción supranacional de Europa, que haga frente a los retos que plantea el neocapitalismo internacional, con su discurso de desregulación y de elusión de las políticas económicas del control democrático como fieles seguidores de Hayek.

            Neocapitalismo que campa a sus anchas con la connivencia y colaboración de gobiernos que se convierten en mayordomos del capital y que realmente renuncian a aquello para lo que se supone que deberían estar: que es para proteger y defender los intereses de la ciudadanía que dicen representar, pero han terminado sucumbiendo a la presión de la ofensiva neoliberal, desmantelando todas las posibles barreras que impiden que ese capitalismo depredador, desvaste el planeta y  someta la ciudadanía a la mera condición de súbditos, actuando en un marco de progresiva y absoluta impunidad. Un ejemplo de ello, son la proliferación de espacios donde el capital rehuye  cualquier compromiso con el fisco con la colaboración por omisión de los gobiernos, las guaridas o paraísos fiscales, desentiéndose de contribuir en el bienestar social, así como la generalización de una competencia fiscal a la baja de los distintos Estados para atraer capital, o impedir que éste se vaya a otros lares, como consecuencia de la globalización de capitales, lo que hace que disminuyan los ingresos que harían posible la implementación de políticas públicas de calidad.

            El ejemplo más flagrante de cómo los gobiernos actúan a espaldas de la ciudadanía que dicen representar, son los llamados Tratados de Libre Comercio, ( TTIP, CETA, TISA,….), que negocian de forma opaca y fuera del control democrático y vienen a consolidar  mediante la imposición de normas, el vaciamiento del papel de la democracia representativa en la protección de los derechos sociales, económicos y medioambientales, necesarios para garantizar la calidad de vida de la ciudadanía.

            Retomando el planteamiento inicial sobre la necesidad de definirse en la construcción de una Europa de la Ciudadanía, paso a esbozar aquellos aspectos que considero hay que poner sobre la mesa para construir la misma.

            Es necesario en primer lugar superar la visión puramente gerencial y monetarista del modelo de construcción europea, con un parlamento subordinado y prácticamente atado de manos en la definición de las políticas sociales y económicas, sustituyéndolas por otra que lleve a la construcción de una Europa democrática, capaz de definir políticas no sólo monetarias, sino fiscales y económicas que garanticen y consoliden un modelo social que responda a las necesidades de las clases populares europeas, en un marco político gobernado y controlado democráticamente por un Parlamento y un gobierno, que esté  al servicio de las mismas.

            En segundo lugar habría que crear instrumentos que garanticen y fomenten el desarrollo económico y social, modificando entre otras acciones, el status del Banco Central Europeo, el cual debe actuar como tal y estar controlado por el Parlamento Europeo para evitar, entre otras cosas, que los Estados o la propia Europa, queden a merced de los capitales financieros para sufragar los gastos derivados de las políticas económicas y sociales a implementar.

            En tercer lugar, acabar con el dumping fiscal de los distintos países que conforman Europa y favorecer una política fiscal progresiva que desarrolle una mayor distribución de la renta en función de los ingresos y  facilite que se deje de hablar del gasto en relación a las políticas sociales para centrar la atención en los ingresos que son los que posibilitan un aumento de la calidad de vida de la población mediante la implementación de servicios públicos adecuados.

             En último lugar proponemos que ese Gobierno Europeo, en consonancia con el modelo que proponemos, debe abogar por la desaparición de los paraísos fiscales, y establecer un control y una tasa a los movimientos de capitales, especialmente a los especulativos, como una forma de aportar recursos para financiar ese modelo social favorecedor de la mayoría. Todo ello facilitaría que Europa tenga una voz común frente a otros agentes mundiales, haciendo que sus políticas sean tenidas en cuenta en la interacción con éstos.

            Quedan otros muchos aspectos que forman el núcleo de una Europa distinta, pero nos atenemos al esbozo de algunos porque consideramos que son el núcleo duro que conformarían una Europa al servicio de sus ciudadan@s. Es evidente que éste es un proceso complejo que no deja de tener reticencias en muchos sectores políticos y económicos, y que para  desarrollarlo hay que movilizar a la mayoría social para que lo apoye, pero ese es el principal reto y como toda gran obra, hay que trabajar y ponerse de acuerdo para ofrecer un modelo de Europa que haga que la ciudadanía apueste por ella y se sienta identificada con la misma.

            Ello evitaría la vuelta a la entidad nacional que tan bien saben defender las derechas, y  además pensamos que esa opción nos debilitaría frente a un capital transnacional que campa a sus anchas y que vacía de contenido al sistema democrático ycrea una plutocracia que domina todos los aspectos de la vida cotidiana de la gente y nos retrotrae a un tiempo que tanto costó superar históricamente.

            Ese es el reto que tenemos por delante entre otros muchos, sólo siendo proactivos y haciendo que la gente visualice en aspectos concretos que le son favorables que otra Europa es posible, hará que aumente el apoyo ciudadano para hacerla realidad.

            Es evidente que es una propuesta inacabada y que hay otros muchos aspectos a concretar y desarrollar en ese proyecto de construcción europea, pero he querido centrarme en algunos esbozos globales que son claramente identificables y conforman el núcleo de las políticas que sufren la mayoría. Como afirmaba el sociólogo Max Webber: “ El ser humano no hubiera alcanzado lo posible a menos que, una y otra vez, no hubiese intentado lo  imposible”.

* En La casa de mi tía por gentileza de Juan Espino

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