Las atípicas elecciones del 10N - por Antonio Aguado
Las atípicas elecciones del 10N - por Antonio Aguado, coherente veterano militante socialista *
Las pasadas elecciones generales del 28 de abril, dejó un panorama lo suficientemente claro, como para no tener que volver a repetirlas. De una parte el temor a la irrupción de Vox en el Congreso de Diputados con entre 60 o 70 escaños, hizo que se produjera una movilización y participación, bastante considerable de electores de izquierda y progresistas, propiciando que solo obtuviera 24 diputados, que unido al gran descenso electoral del Partido Popular con 66 escaños y el discreto resultado de Ciudadanos con 57, les imposibilitaba lo que podría haber sido preocupante formación de gobierno.
De la otra parte, si era factible la configuración del gobierno, mediante las organizaciones políticas que pactaron y se pusieron de acuerdo, para mediante voto de censura echar a Mariano Rajoy del Gobierno y a su corrupto Partido Popular que le sustentaba.
Parecía que lo más difícil estaba hecho, incluyendo el compromiso de ERC y el PNV, para caso de acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos, comprometerse apoyar la investidura de Pedro Sánchez. Cuando parecía que todo podía ir en esa dirección, las cosas empezaron a complicarse, hasta llegar a la ruptura final de las negociaciones y la incomprensible consiguiente convocatoria de nuevas elecciones.
Aunque cada fuerza política ha vendido su relato, tratando de culpar a la otra, lo cierto es que las dos han decepcionado y frustrado a gran parte de sus simpatizantes y votantes y en muchos casos o mejor en todos, los argumentos que facilitaban ambas partes, estaban hechos a la medida. Unidas Podemos, llegó a las negociaciones en inferioridad de condiciones, como consecuencia de tener muchas siglas o confluencias y en ocasiones desunidas en torno a lo que debería ser un solo proyecto. Su inexperiencia y falta de reflejo les pasó factura cuando rechazaron la oferta de Pedro Sánchez ofreciéndoles formar parte del gobierno mediante una vicepresidencia y tres ministerios.
Por parte de Pedro Sánchez y en consecuencia del PSOE, las negociaciones con Unidas Podemos no fueron nada discretas (responsabilidad de los negociadores y negociadoras y sus respectivas formaciones políticas) y si tenían algún sesgo de prepotencia y posible influencia externa de los poderes facticos, según declaraciones que sin ambages efectuaban parte de sus dirigentes, para que Unidas Podemos no pasara a formar parte del gobierno. De ahí el poco entusiasmo de Pedro Sánchez al gobierno de coalición con Unidas Podemos, aún habiendo éstas dejado claro la lealtad que le debería a la Presidencia y Consejo de Ministros y es de lógica que si la misma se rompiera, el presidente siempre tiene la facultad de retirarles del gobierno.
Si la jugada de haber incomprensiblemente convocado nuevas elecciones le sale bien a Pedro Sánchez, se cubrirá de gloria. De lo contrario sufrirá las consecuencias, no en vano, los grandes jerarcas y gran baronesa andaluza, con toda probabilidad no habrán olvidado sus disputas y le pasarán factura y lo más probable es que en ésta ocasión no pueda contar con el asidero de las afiliadas y afiliados, debido a que nos ha ninguneado. Lo malo es que será el conjunto del PSOE quien sufrirá las consecuencias. Esperemos no ocurra, pero de ocurrir, sería el momento de que se produzcan las reflexiones, análisis y valoraciones oportunas, que poniendo remedio a la situación, propicie la recuperación ideológica, principios y convicciones que el PSOE ha dejado en el camino.
* La casa de mi tía agradece la gentileza de Antonio Aguado Suárez