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jueves, 02 de mayo de 2024 11:53h.

Ayuntamientos: cobrar está primero que la Salud de sus Residentes- por Carlos Gallo Garavano (*)

Durante muchos años todos nos acostumbramos a vivir en la abundancia, donde la gestión de los Ayuntamientos no era de mayor trascendencia, ya que la corrección de los posibles errores con consecuencias económicas se subsanaban en actuaciones posteriores sin mayores contratiempos...




 

Ayuntamientos: cobrar está primero que la Salud de sus Residentes- por Carlos Gallo Garavano (*)                      

Durante muchos años todos nos acostumbramos a vivir en la abundancia, donde la gestión de los Ayuntamientos no era de mayor trascendencia, ya que la corrección de los posibles errores con consecuencias económicas se subsanaban en actuaciones posteriores sin mayores contratiempos, pero desgraciadamente para los ciudadanos y debido a la actual crisis, sufrimos en carne propia los recortes que llegan al nivel de perjudicar la salud de las personas y es como consecuencia del descontrolado materialismo de los Ayuntamientos que están desesperados por cobrar ante cualquier servicio, sin importarles la salud de sus residentes y aunque no les signifique ningún coste para las arcas municipales.

En la actualidad es de conocimiento público los problemas de financiación de la mayoría de los Ayuntamientos, que los lleva a la desesperación por conseguir ingresos por cualquier motivo o causa (desde ya todas legales), olvidándose que son el organismo público más cercano al pueblo, con actitudes que los aleja de la ciudadanía y por lo tanto todos tenemos la obligación moral de quejarnos y reprochar esas formas de proceder tan lejanas de los discursos sociales.  

Tuve oportunidad de ver una documentación presentada por un ciudadano español residente en un municipio de Gran Canaria y su respectiva respuesta emanada por el Alcalde y cuyo contenido trataba un tema de salud del mencionado ciudadano:

En la documentación mencionada se presenta el diagnóstico médico sobre la dolencia crónica del paciente, donde el médico de cabecera del Servicio Canario de la Salud indica que la piscina climatizada es el sitio idóneo para llevar a la práctica la única terapia posible para menguar las consecuencias de la dolencia existente.

El paciente al estar sin trabajo y cobrando una ayuda de poco más de 400 euros mensuales, le es imposible pagar el abono mensual estipulado por la utilización de la piscina municipal y ante lo cual presentó una nota explicando su caso (que seguramente no será el único) y solicitando una disminución o eliminación del pago para poder utilizar las mencionadas instalaciones y máxime cuando se pueden aprovechar horarios del día donde no está cubierto el cupo máximo de personas que la utilizan, lo cual optimiza el aprovechamiento de la piscina.

Después de meses de espera el Ayuntamiento responde que el ciudadano puede solicitar ayuda a la Concejalía de Asuntos Sociales, o sea iniciar un nuevo trámite con el mismo Ayuntamiento, en definitiva porque no hicieron esa gestión con la nota inicial.

Por otro lado se basan en un informe técnico municipal para informar que la utilización de la piscina no es un servicio de primera necesidad y sin tener en cuenta el diagnóstico del profesional competente por pertenecer a otro organismo de la estructura de Gobierno de Canarias como es el Servicio Canario de la Salud. Es muy posible que expidan un informe técnico donde determinen que las sillas de ruedas no son un servicio de primera necesidad para los lisiados.

El descontrolado materialismo que tiene actualmente el Ayuntamiento involucrado, les hace escribir “se le sugiere que ante la prescripción médica que dispone, solicite  a la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias una ayuda para el coste de la actividad que le prescriben.”

Financiación de la piscina: Las cuotas que actualmente pagan los usuarios “pudientes” de la piscina donde el ciudadano solicitaba realizar la actividad paliativa de su dolencia, no se autofinancia, por lo tanto significa que el ciudadano al cual se le niega la ayuda inmediata y se le sugiere que gestione una ayuda económica en el Gobierno de Canarias,  está sufragando con sus impuestos una parte de la verdadera cuota que deberían pagar los usuarios “pudientes” de la piscina.

Conclusión: A los pobres se les niega elegantemente y legalmente la ayuda aunque perjudique su salud, pero su colaboración es obligada para que los “pudientes” disfruten pagando menos.     

Como observamos de lo expuesto, algunos Ayuntamientos mejoran la Solidaridad Social.

(*) [email protected] - Carlos Gallo Garavano, reside en el Cruce de Arinaga