Barba de bíblico patriarca - por Francisco Lezcano Lezcano
Manos tenía
de las creadas por Miguel Ángel
para tocar a Dios.
Barba de bíblico patriarca - por Francisco Lezcano Lezcano - 2011 *
era la suya.
Manos tenía
de las creadas por Miguel Ángel
para tocar a Dios.
La inteligencia le brillaba
en su mirada
de ojos como gemas
de insondable profundidad.
Su rostro,
tatuado con todas las caligrafías del mundo.
Portaba sandalias de monje,
pero ni era predicador ni era apóstol,
se las había hurtado
a un turista que dormido al sol
olía a barbacoa.
Habitante de las noches,
furtiva sombra por las callejas,
silencio nómada, casi reptil,
grito social que nadie oía.
Andaba buscando fondos
en su Banco de reservas:
un contenedor verde
para los desechos del supermercado.
El viejo “clochard” sonriente,
me mostró en sus manos de tiña,
dos tomates con volumen de delirio
y de un rojo comunista.
Me los mostró
con ese primer asombro del rey Midas,
al transformar su copa y su vino en oro.
Me ofreció uno, con buen consejo:
“Báñelo en vinagre y agua fresca”
No pude negarme
a su generosidad…
* En La casa de mi tía por gentileza de Francisco Lezcano Lezcano