Teniente General de la Real Armada de España, fue uno de los marinos más temidos por el potente poder de la Armada Inglesa

Blas de Lezo, el Almirante vasco que salvó el imperio español - por Erasmo Quintana

 

Blas de Lezo, el Almirante vasco que salvó el imperio español - por Erasmo Quintana -

 

La vida del guipuzcoano Blas de Lezo Olavarrieta (1689-1741) es, sin temor a equivocarnos, auténticamente de película, un héroe de leyenda, un Jabato por completo desconocido para el grueso de los españoles. Teniente General de la Real Armada de España, fue uno de los marinos más temidos por el potente poder de la Armada Inglesa, ésa que todos sabemos fraguó toda su grandeza económica, de que goza todavía en la actualidad: el latrocinio marino de los corsarios a los barcos españoles que venían cargados de oro y plata de las Indias, protegidos de aquella reina Isabel I, hija de Enrique VIII, con su “patente de corso”. 

La leyenda de este gran militar se acrecentó con su destacada actuación en el asedio británico a Cartagena de Indias.

Su genética no es de extrañar porque su bisabuelo, abuelo y padre abrazaron la profesión de marinos. De Blas, se sabe que se educó en el colegio francés École Royale Militaire,

 

y ya en 1701, una vez terminados sus estudios, embarcó en la escuadra francesa como guardamarina a la temprana edad de 12 años. España no tenía a la sazón escuela de Guardamarinas, así que Blas de Lezo fue en 1717 uno de los primeros marinos formados en estas escuelas. En 1701 había comenzado la Guerra de Sucesión Española, debida a la muerte de Carlos II sin dejar heredero.

 

Carlos II - Luis XIV

Diferentes países europeos tomaron parte y duró doce años. Luis XIV de Francia ordenó que hubiera el mayor intercambio posible de oficiales entre las armadas de España y Francia, así como comunes las recompensas. El lamentable estado de la Armada española obligaba a una dependencia a la francesa. En la Batalla de Vélez-Málaga, De Lezo entra en la escuadra del conde de Toulouse riñendo un combate contra la escuadra anglo-holandesa. La francesa y las galeras españolas frente a aquéllas, uno y otro bando resultaron maltratados, pero ninguna se consideró rendida.

Batalla de Vélez-Málaga, 1704

El mozalbete Blas de Lezo sufrió una de las bajas, pues una bala de cañón le dio de lleno en la pierna izquierda, siéndole amputada por debajo de la rodilla. Fue nombrado oficial, por su intrepidez y serenidad Alférez de bajel de alto bordo. Tenía dieciseis años. Estuvo en el Sitio de Barcelona y el desembarco de tropas inglesas, neerlandesas y austriacas. Entraría el Archiduque Carlos en la ciudad catalana y la hizo capital. Felipe V intentó recuperar Barcelona sometiéndola a un asedio por las tropas hispano-francesas.

Archiduque Carlos - Felipe VI

En este episodio interviene Blas de Lezo mandando flotillas, con éxito. En esas acciones burló al enemigo quemando uno de sus buques para que el humo le permitiera entrar, sin ser visto, a sus buques supervivientes en el puerto.

En Peñíscola y Palermo atacó al navío inglés Resolution, de 70 cañones, que terminó quemándolo. En 1707, De Lezo con 18 años, se batió en defensa del castillo de Sainte-Catherine, perdiendo en esta batalla el ojo izquierdo por una esquirla de bala. En 1710, con treinta y un años, era capitán de fragata, mandando una de la Armada Real, con la que hizo once presas, la menor de veinte cañones, y el navío inglés Stanhope, recibiendo varias heridas. En 1712 es cuando se convierte en Capitán de Navío en la Real Armada. Una cédula Real de Felipe V, le hace tomar parte de nuevo en el Sitio de Barcelona, sufriendo una herida en el antebrazo derecho, que le quedó inutilizado.

Con 25 años, pues, el capitán De Lezo ya estaba cojo, tuerto y manco, uno de los mejores y valientes marinos de España. Participó en la limpieza de corsarios, piratas y buques extranjeros que perjudicaban a su país en las remesas de oro que traían los españoles del Nuevo Mundo. Auxilió a la plaza de Orán de los moriscos; aniquiló la Capitana de Argel, y el Rey, en aprecio y recompensa de sus servicios prestados le promocionó a Teniente General en 1734. Contaba 45 años. Blas de Lezo hizo mucho daño a los negocios contrabandísticos de la pérfida Albión. Se había convertido en “el terror” de los ingleses, y éstos, orgullosos y soberbios como siempre, se dedicaron a no reconocerlo reescribiendo la historia de sus batallas contra el vasco. Allí, el Rey prohibió que se hablara del gran militar Blas de Lezo.

El legendario Teniente General de la Armada Española libró una de sus mejores hojas de servicio venciendo a la escuadra inglesa en la batalla de Cartagena de Indias con tres mil hombres y seis barcos, siendo allí donde más tarde moriría, en 1741, a la edad de 52 años. Blas de Lezo se había convertido en leyenda, el cual fue conocido con el apelativo de “el medio hombre” por las secuelas sobrevenidas en cien batallas marinas contra la potente escuadra anglosajona. Esa misma leyenda le ha hecho dueño de una frase que lo retrata: “Todo buen español deberá mear siempre mirando de frente a Inglaterra.”

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana