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martes, 23 de abril de 2024 10:22h.

Bloqueo por la izquierda (que no divina) - por Nicolás Guerra Aguiar

 Al paso de quince años con ininterrumpidas publicaciones periodísticas, ajenos empujes me forzaron a una parada. Mas héteme aquí y hoy, estimado lector, reemprendiendo con timidez, esfuerzo físico y recato la actividad de la escribanía tras la cuarentenal permanencia en tintero seco...

Bloqueo por la izquierda (que no divina) - por Nicolás Guerra Aguiar

  Al paso de quince años con ininterrumpidas publicaciones periodísticas, ajenos empujes me forzaron a una parada. Mas héteme aquí y hoy, estimado lector, reemprendiendo con timidez, esfuerzo físico y recato la actividad de la escribanía tras la cuarentenal permanencia en tintero seco.

  Aconteció que ni por la acera puede uno andar tranquilo pues así de repente, como rebotado de la calle, un misilano y corpulento vendedor –quizás antecedente de los cruceristas tomahawks que caerán sobre Damasco- irrumpe por donde yo camino a pie, me atropella (no digo arrolla, acción más propia de vehículos que de personas) y me empuja hacia el tenebroso abismo de los Infiernos. Como émulo de un pistolero en las novelas del Oeste escritas por Marcial Lafuente Estefanía caí en la acera cuan largo soy, acoplamiento en el suelo de mi 1.77, tal si de aquella hubiera hecho cama provisional, incómoda, no a la manera de la celda de Tiempo de silencio, y con urgente falta de limpieza, lo juro.

  Total: intensísimo dolor, humanitario comportamiento de personas anónimas que pararon a socorrerme, dos entrañables exalumnos solícitos, la voz amistosa del periodista García Luján… Después, la prontitud del Servicio Canario de Salud, Aeromédica y su ambulancia, exquisito trato y ayuda profesional de Abraham Mendoza y Francisco Armas, sanitario y conductor, respectivamente (aunque por más que insistí no ulularon las sirenas, ¡me hacía ilu!); urgencias: triple fractura del húmero izquierdo, inyección intravenosa (que no intravinosa), cervantino cabestrillo hasta hoy, cuarenta y tres días después de aquel nefasto 18 de julio, inicio de una prolongadísima rehabilitación y bloqueo absoluto por la izquierda no solo en el brazo, sino incluso hasta en el mismo hemisferio correspondiente del pensamiento.

  Una cosa confirmo: en aquella cuarentena quise escribir. No sé si fue psicológica influencia del 18 de julio (¡vivaspaña!) o mala leche de la mano derecha y del pertinente hemisferio, pero lo cierto es que solo me iluminaban ideas de patrias exaltaciones cuando no recuerdos del Frente de Juventudes con patrióticos cantos como “Volverán banderas victoriosas / al paso alegre de la paz” e, incluso, aquel de “Juventudes católicas de España, / galardón del ibérico solar”, los felices y sanacas doce, trece añitos...

  Tal sucede, en efecto: desdoblamiento de personalidad, dicen que se llama. Al menos eso pondré en los partes oficiales. Pero, ¿y si se trata de algo más peor como, por ejemplo, reencuentro con el auténtico yo, con mi verdad ideológica, con mi dormido sentimiento de diestras exaltaciones patrias? A fin de cuentas, uno es producto de su época, la de Deformación del Espíritu Nacional como asignatura en el Bachiller ¡y en la carrera! (Hay que ver, de lo que son capaces tres fracturas del húmero izquierdo: me retrotrajeron freudianamente a la infancia y primera juventud, al reencuentro con la esencia ideológica de la Patria, La Cruz, la Espada, Espadaña; a leche en polvo que nuestros hermanísimos USA nos regalaban y que Chanito, abajo en la Graduada, escuela pública de Gáldar, nos repartía por las tardes tras el Cara al Sol. San Pablo cayó del caballo camino de Damasco, y se convirtió. Yo, todo tieso hacia mi casa, fui caído aunque no perseguía a cristianos, pero tendí a escribir desde la derecha. ¿Milagro del 18 de julio? ¿Redescubrimiento de un impacto emocional a causa de otro físico que tradujo al instante la llamada de la Patria?)

  Apreciado lector, repare en los significados –nada casuales- que la lengua da a las voces diestro, siniestro, simbólicamente identificadas con ideologías, pensamientos, e incluso hasta con maneras de comportarse. De la primera, diestro, dice que es un adjetivo con significado de derecho (‘lo que cae a mano derecha’).  De la segunda, también como adjetivo, señala ‘que está a la mano izquierda’. Pero en las siguientes acepciones surgen significados que usamos con absoluta seguridad en la comunicación lingüística y que, podría sospecharse, tienen sus razones de ser en nuestra tan reglada sociedad.

  No es ocioso, así, reconocer como persona diestra a la experta en un arte u oficio, con gran habilidad, inteligente, e incluso sagaz para los negocios, a la que no arredran las dificultades. Sin embargo, consideramos a una persona siniestra como aviesa (con todos sus sinónimos: malvada, infame, torcida, indigna, traidora, odiosa, perversa, abyecta, despreciable, mala, tortuosa, maligna, malintencionada, innoble, atravesada, maquiavélica, retorcida, ignominiosa, malintencionada, infeliz.)

  Obvio: ahora, en la serenidad poscuarentenal iniciada el 18 de julio con el atropello que el Destino en lo Universal programó para mí en tal significada fecha,  pienso y medito. ¿Simple derribo casual, fortuito, producto del sino, del azar? ¿O quizás programado, ordenado, previsto como última oportunidad que desde elevadas instancias no materiales se me ofrece para mi regeneración ideológica, tal vez perdido en la vorágine de extremosos pensamientos, desfasados principios, malignas influencias librescas, perversas y malévolas ideas que bloquean mi capacidad de pensamiento cuando insisten en la creencia de que otro mundo es posible y de que deben exigirse justicias sociales, equitativos repartos de las riquezas, dignidades humanas, libertades, máximos respetos a las personas?

  Sin embargo, luego descubro que también jugando por la izquierda, o con la izquierda, hay cientos de deportistas que triunfaron y triunfan. Y como yo creo (con la diestra y la siniestra) que el de la Institución Libre de Enseñanza fue uno de los más racionales y activos sistemas educativos –revolucionó la pedagogía española-, mantengo el aforismo o lema (Mens sana in corpore sano, ‘Una mente sana en un cuerpo sano’) que arranca de Juvenal porque sé que Gento, Messi, Casillas o Nadal son claros ejemplos de que con la siniestra se puede triunfar. Aunque, eso sí, sin monopolios ni fanatismos cuando del pensamiento se trata. A veces, bien es cierto, necesita de la compensación nivelatoria de la derecha. Y esta, a su vez, de la otra. Pero casi nunca se respetan. Y eso es más peor.

 

También en:

http://www.canarias7.es/articulo.cfm?Id=310228

http://canarias-semanal.org/not/10121/bloqueo_por_la_izquierda__que_no_divina_/

  http://www.infonortedigital.com/portada/component/content/article/24684-bloqueo-por-la-izquierda-que-no-divina