De cacería en el Congreso español - por Nicolás Guerra Aguiar
De cacería en el Congreso español - por Nicolás Guerra Aguiar *
Y como a la tercera va la vencida -vencida y desarmada por el sistema democrático tal patriótica intención-, fue digitalmente dirigido a la de Peticiones. Comisión que, desde el punto de vista de la valoración institucional, resulta ser leche cacharro o leche machanga, construcciones estas con el estricto significado (‘Ser algo infructuoso, ineficaz, improductivo’) presente en Gran Canaria, Fuerteventura y Tenerife. Por tanto, ajenas absolutamente a desprecios, burlas o descréditos. Pues desde lo estrictamente lingüístico “leche machanga” y “leche cacharro” son eso, frases usadas (Academia Canaria de la Lengua) “…para expresar incredulidad, menosprecio o futilidad con respecto a algo”
Ese “algo” –valga otro ejemplo- es también el Senado, realidad constitucional para la cual también rechazo voces como “incredulidad”, “menosprecio”. Pero sí encaja el tercer sustantivo de la definición, “futilidad” (‘Cosa inútil o de poca importancia’). No obstante, hago prudente matización: para evitar interesadas suspicacias, aclaro que el adjetivo “machanga” referido a la leche en la primera frase es ajeno a las voces machangada, machango, machanguería,
El señor Fernández Díaz argumentó a su favor ante la vencedora reprobación: el fiscal había rechazado hasta en
Y como todo lo que es tiene su razón de ser, tal aseveración (quizás aristotélica, acaso descartesana) reproduce por enésima vez desideologizaciones, tomaduras de pelo, coñas, macabros sentidos del humor… cuando no absoluto desprecio a la ciudadanía: acusa a los psocialistas por ¡incumplimiento de la palabra dada, de una promesa! Pues el PSOE, en efecto, llegó al acuerdo de abstenerse para no entorpecer su elección, el mismo PSOE que días antes había apoyado la reprobación. (Se cubrió de gloria.) Sin embargo, rectifica a las veinticuatro horas (¿quién lo decidió?): en clara desorientación desdice, mangonea y ningunea a su portavoz el señor Hernando (“El reparto de las presidencias es equitativo y justo”, había afirmado), y lo ridiculiza. Porque el ayer mentor ideológico del señor Sánchez (el de “No es no”) se había transformado en el personaje machadiano del poema “Llanto de las virtudes y coplas por la muerte de don Guido”: Gran pagano / se hizo hermano / de una santa cofradía; / el Jueves Santo salía, /llevando un cirio en la mano / —¡aquel trueno!—, / vestido de nazareno.
Sin embargo, los psocialistas podrán decir lo que quieran sobre su no de última hora (“No es no”, repetía el señor Sánchez desde tiempos atrás. Y con razón, según se ve). Pero el fracaso del Partido Popular en el Parlamento para colocar al señor Fernández en la presidencia de cualquier Comisión que exija urna no se debe al PSOE sino –y es justo reconocerlo- a Podemos. Sí, al Podemos “populista”. (Si los populistas pretenden atraerse a las clases populares, ¿por qué el PP se adjetiva “popular” si mucho ultraconservador –con mis respetos- milita en ese partido?)
Podemos, en efecto, forzó al PSOE a radical cambio de la noche a la mañana. Su oposición a la presidencia del señor Fernández fue coherente, seria y rigurosa con su pensamiento y palabras orales. Era consciente de sus limitaciones, pero actuó con fidelidad a principios ideológicos que pregona y defiende: no se puede apoyar a un político de tan reprobable comportamiento como el señor exministro. En consecuencia, el PSOE se vio obligado al radical cambio y a dejar en ridículo a su portavoz. Si no hubiera sido por Podemos, los psocialistas habrían permitido tal inmoralidad ética.
* En La casa de mi tía por gentileza de Nicolás Guerra Aguiar