Cada vez me gusta menos lo que veo - por Erasmo Quintana
Cada vez me gusta menos lo que veo - por Erasmo Quintana *
¿Cómo ver e interpretar la displicencia del cuerpo de la Guardia Civil con el grupo que hace el escrache diario en el domicilio de Pablo Iglesias e Irene Montero, vicepresidente segundo y ministra del Gobierno, cuando sí actúa con contundencia, identificándolos y retirando a los que se manifiestan a favor de los perjudicados, que están hartos del ruido que les hacen -pues son los vecinos-, mientras los fascistoides campan por sus respetos, intocables para las fuerzas del orden. Qué mal me huele todo esto.
La Policía Nacional y la Guardia Civil son cuerpos que están para la defensa de los ciudadanos, y parecen, por cómo actúan, que están para perseguirlos y meter en cintura. Luego, la provocación de la ultraderecha les sale consentida y gratis. El incidente de la concejala de Vox en
Soy pues muy pesimista en que este paisaje desolador que dibujo cambie, teniendo en cuenta este pueblo español nuestro tan conformista y aborregado, al que todo, de arriba a abajo, le da exactamente igual. Es precisamente lo que me hace suponer que, mal que me pese, no tenemos remedio como pueblo. Y, a todas éstas, los partidos se han ido convirtiendo en una máquina que sirve de perfecta palanca para encumbrar a los que “cepillan” al cabecilla, pues secretamente se acercan a estas organizaciones con un único fin. Ejemplos, todos los que quieran mis amables lectoras/es. Un amigo me hace saber de un socialista histórico que es uno de esos aupados: José Segura Clavell. Éste es, desde
Ejerciendo de Presidente del Cabildo de Tenerife, terminó por llenarme el gorro, pues estando varado un barco de pasajeros en no recuerdo ahora qué puerto de la Península, con el nombre de “Las Palmas de Gran Canaria”, y estando Segura Clavell en esa ciudad marinera para un acto público, pidió personalmente que le trajeran una inmensa tela, la cual le sirvió para ocultar el nombre del barco. Esta mezquindad venida de un alto representante público fue incomprendida por propios y extraños. Así que, después de aquello, comprobé su alcance de sentido común y discutible inteligencia, a pesar de la aureola con la que lo adornan sus incondicionales.
* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana