¡Hay que cambiar el marco: no es la pobreza, es la riqueza! - por Eloy Cuadra
¡Hay que cambiar el marco: no es la pobreza, es la riqueza! - por Eloy Cuadra *
¿Y cuál es el marco de lenguaje, y de valores, en el que nos hemos movido siempre en Canarias cuando de pobreza se trata? ¿Recuerdan?: un problema estructural propio de Canarias, de toda la vida, la insularidad, la culpa es de Europa, de la Merkel, el control del déficit, los recortes de Rajoy, la austeridad, la crisis, la economía global, no hay dinero para tanta gente, y por cierto, la mayoría son unos vagos, están a la "papa suave", no quieren trabajar... y así, al final solo queda la caridad, la solidaridad de la buena gente, las ONG, algunos subsidios, nunca para todos, y nada más.
Pues no. No es así... ¡Que no te vendan más esa moto! Ya es hora de cambiar de marco y situar a la pobreza en Canarias sobre la realidad que le corresponde, como una consecuencia directa de otra realidad que subyace y que no se ve tanto, porque no interesa, pero está ahí en el origen, y no es otra más que la riqueza mal repartida y las enormes desigualdades que soporta esta tierra, que no hacen más que crecer en un sistema económico que favorece notablemente a los poderosos en perjuicio de una mayoría social que debe aceptar, y tragar, con lo que venga.
Si este es el marco de lenguaje desde el que partimos y enfrentamos el problema de la pobreza, la resultante será otra muy distinta. Para empezar, iremos a comprobar si lo que parece es cierto. Y nos daremos cuenta que por obra y gracia de la globalización y de nuestro sistema económico, mucha gente en edad de trabajar en Canarias y por extensión en España entera se quedan en un limbo de paro y precariedad, y no volverán a trabajar nunca por más que lo intenten -se estiman unos 2 millones-, con otros tantos malviviendo con trabajos pobres casi esclavos, rozando la pobreza incluso con trabajo.
Y ahora sí, desde este nuevo marco, podemos empezar a hablar con el que haga falta sobre la pobreza y su contraparte de origen: el mal reparto de la riqueza en una sociedad canaria con unos muy altos índices de desigualdad social, unos índices más propios de países del tercer mundo que de un país europeo. Entonces, podremos poner sobre la mesa cómo afecta la desigualdad social al país o región que la soporta. Abundante literatura sociológica documenta los efectos de la desigualdad a lo largo de un amplio espectro de indicadores económicos y sociales. Así, en un documento reciente del área de política económica y social de Unicef comprobamos cómo la desigualdad social deriva en: a) ralentización del crecimiento económico, b) peor salud, c) mayor número de enfermedades mentales, d) mayor número de homicidios y otros comportamientos violentos y criminales, e) mayor consumo de drogas ilegales, f) menor esperanza de vida, g) peores resultados académicos, h) menor movilidad social, i) mayor inestabilidad política, j) mayor número de madres adolescentes sin recursos y un sinfín de perjuicios para la infancia.
Visto esto podremos preguntarnos, y preguntar: ¿es lo que queremos para nuestra gente en Canarias? Y la respuesta no puede ser más que un no, no quiero esto para nuestra tierra. La siguiente pregunta es también obligada: ¿podemos hacer algo más por disminuir estas tremendas desigualdades? La respuesta esta vez es un rotundo sí. Sí, claro que sí, podemos hacer mucho más, y está en nuestras manos, pero de eso ya hablaremos en próximas entregas, de momento, empecemos por cambiar el marco. Recuerda: ¡no es la pobreza, es la riqueza!
* La casa de mi tía agradece la gentileza de Eloy Cuadra