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viernes, 29 de marzo de 2024 00:12h.

Un cambio en la Educación ecuatoriana - por Dayana Galarza Domínguez

 

FRASE DAYANA

Una entrega más de las colaboraciones del proyecto, "Iniciación y formación en redacción" que promueve en la UNAE de Cuenca, Ecuador, el canario José Manuel Castellano. En esta ocasión con un micro relato de Historia de vida de Dayana Galarza Domínguez en el contexto educativo ecuatoriano de las primeras décadas del siglo XXI. La casa de mi tía agradece a www.ecuadoruniversitario.com la cortesía por permitir la difusión de este artículo y la apuesta decidida y comprometida por la juventud ecuatoriana.La casa de mi tía se une con alborozo a este proyecto, desde la fraternidad que siente Canarias por todos los pueblos del mundo y con la afinidad que la une a los de Latinoamérica

Un cambio en la Educación ecuatoriana - por Dayana Galarza Domínguez, de la UNAE

 

Mi nombre es Dayana Stephanie Galarza Domínguez, nací un 7 de enero de 1997 en Quito. Comparto una extensión territorial de 283,561 km con más de 16 millones de personas en mi país, Ecuador. Un lugar cálido y acogedor con una gran riqueza cultural, animal y vegetal donde la necesidad de superación es inminentemente imprescindible para lograr desencastillarnos de la definición absurda de un estado subdesarrollado y de las múltiples estafas por parte de gobiernos corruptos, que han dejado como resultado una exorbitante y mal aplicada deuda externa. Han explotado nuestras tierras, dejándonos graves impactos ambientales que ponen en peligro la flora y fauna ecuatoriana. Pero qué hacer, qué decir, qué lograr para enfrentar estos enigmáticos problemas y sobresalir de esta concurrente población y superarnos personalmente.
 
El gobierno en los últimos periodos ha logrado invertir y canalizar millones de dólares en la principal riqueza que ahora representa la Educación. Recuerdo aun, muy vagamente mis primeros años de educación, en donde los niños no representaban el futuro de la patria. Realicé mi educación primaria en la Escuela Nacional Dolores Sucre, una institución pública imbabureña, con una infraestructura notoriamente deficiente, con docentes levemente preparados, sin títulos universitarios, que median nuestras capacidades con vacíos números que no reflejaban la adquisición de nuestros conocimientos. La violencia, los gritos y los maltratos aun eran vigentes en esta escasa y un tanto obsoleta educación. Cabe recalcar que la comida que nos proporcionaba el Estado era de gran ayuda para niños que no tenían la capacidad de llevar alimentos.
Los años lentamente fueron pasando y de múltiples maneras esa realidad fue cambiando. El gobierno autodenominado “Revolucionario”, comandado por Rafael Correa Delgado se fue poco a poco posicionando en el poder y en 2008 fue elegido como Presidente Constitucional. Para mi corta edad de doce años era aún insignificante y poco apreciable la política, pues como bien lo pensé en ese tiempo la política no cambiaba mi vida.
Al entrar al Colegio Alberto Enríquez (público también), las cosas empezaron a cambiar de una manera muy drástica. A mi corta edad no entendía bien lo que sucedía en mi país, pero me sentía intrigada con todo esto: nuevas reformas escolares, renovación de maestros, mallas curriculares generalizadas, uniformes escolares gratuitos, evaluaciones docentes y un sin fin de nuevos conceptos abordaron a la educación. Mi vida cambió. Empecé por interesarme mucho por la lectura y la química. Ahora tenía docentes preparados que me enseñaban, aulas nuevas y dotadas de todo el material escolar necesario, era una locura: tenía laboratorios de Ciencias donde se enseñaba con la práctica y la experimentación.
 
Me encontraba algo desconcertada pero profundamente feliz. Me sentía parte importante de mi país, una persona nueva con grandes capacidades que podría llegar tan lejos como quisiera. Incentivos como becas académicas ya eran posibles y tangibles. Dentro de mi entorno dos de mis compañeros por méritos académicos lograron obtenerlas y hoy se encuentran estudiando en las más prestigiosas universidades del mundo. Yo continúe con mis estudios en una de las Emblemáticas Universidades Nacionales de mi querido Ecuador y desde aquí sólo puedo decir que los sueños sí se cumplen, que la vida sí cambia, que las oportunidades existen y que la educación ecuatoriana nunca ha estado mejor.
 
* La casa de mi tía agradece la gentileza de Dayana Galarza, la cortesía de ECUADOR UNIVERSITARIO y la colaboración de José Manuel Castellano
 
DAYANA GALARZA