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miércoles, 24 de abril de 2024 10:18h.

Canarias-UE: seduce Marruecos - por Nicolás Guerra Aguiar

Otra vez que tengo que comentar un artículo de Nicolás Guerra Aguiar, para expresar mi absoluto acuerdo. Y destacaré esta afirmación irrefutable: "¿Oficinas gubernamentales canarias en Bruselas? Claro, son importantes si el Gobierno creyera en la agricultura. Pero a la vista está: nuestros empresarios ni las pisan."

Canarias-UE: seduce Marruecos - por Nicolás Guerra Aguiar

  Hubo un tiempo –años ha- en que Canarias exportaba sus tomates a Europa con cierta seguridad, pues el clima y los pactos jugaban a su favor. Así, Holanda y Bélgica acaparaban el mercado productor a partir de mayo y hasta la llegada de los primeros fríos. Pero como Canarias en aquellos años también tenía «el mejor clima del mundo», nuestros tomates se embarcaban sin competencia alguna hacia los grandes mercados, Gran Bretaña (Londres, Newhaven), Suecia (Göteborg), Holanda (Rotterdam, Ámsterdam), desde octubre hasta abril.

  A productores y exportadores isleños les salió hace años un poderoso competidor, Marruecos, cuyo comercio va en expansión continua porque lo dejan jugar a su seducción, no cumple con los contingentes (sobrepasa su cuota para la exportación) ni con los precios de entrada y vende por debajo del canon estipulado por la UE, receptora del tomate marroquí. ¿Consecuencias? Que tal abuso consentido afecta negativamente al tomate canario cuyos exportadores sí respetan (son controladísimos) cupos y precios.

  Y esta situación les impacta a ellos y a productores, a empresas cooperativizadas o particulares, a zafreros y a miles de personas que viven exclusivamente de aquellos meses de producción. Porque cuando es el señor Góiriz Ojeda, don Roberto -asesor jurídico y portavoz de la Federación Provincial de Exportadores de productos hortofrutícolas- quien aporta datos y aclara dudas, llega uno a la convicción de que Europa se ríe, ya con su mutis por el foro o su interesada participación en beneficios. Está convencido de que hoy Europa tiene dos bloques: uno, el Norte, que se identifica con temas sociales, Sáhara, Acuerdo Pesquero (se regocija el señor Góiriz con la negativa a su firma por estos países), derechos humanos… El otro, Francia y algunos más, casi monopolizadores del tema agrícola. ¿Por qué? Muy claro: franceses y oligarcas son los dueños de la agricultura en Marruecos. Por eso no funcionan los mecanismos de control, se ocultan trampas, se aceptan como palabra sagrada documentos que los marroquíes presentan, por más que son irregulares, cuando no falsos (ponen en factura el precio del tomate cherry cuando, en realidad, envían el normal, por ejemplo).

  El señor Góiriz es un hombre de convicciones rigurosamente razonadas. Sus opiniones no son ni pasionales ni descabelladas, toda vez que hay en él –y en su mirada fija, sin parpadeos- absoluta seguridad y contundencia en las argumentaciones. Es, claro, parte interesada en este negocio, y su función consiste en defender los intereses patronales, empresariales. De ahí que no dialogamos sobre quienes roturan, plantan, riegan, limpian, empaquetan… No se lo comenté cuando concertamos y, por tanto, debía yo respetar mis palabras dadas sobre el tema que me condujo a él. Pero que ese estadio no se tocara no me restó para descubrir en él a un hombre serio, muy inteligente, hábil sin astucias malévolas, limpio en sus planteamientos, de respuestas ordenadas. Todo, en definitiva, lleva a la inmediata conclusión de que sabe lo que tiene entre manos y, sobre todo, cuáles podrían ser las soluciones al acelerado camino descendente que tiene la agricultura canaria. (Si fuera un personaje literario haría de Pantaleón, capitán de intendencia en Pantaleón y las visitadoras antes de su vida nocturna, claro, novela de Vargas Llosa: rigor matemático, orden…, fue el número uno de su promoción).

  Hay vehemente disgusto en el señor Góiriz. Lo manifiesta sin aspavientos ni agresividad verbal, aunque visto de frente y de tú a tú en aquella mesa que ni empieza ni acaba, la seriedad de su rostro asoma (¿impotencia?) el desencanto con el Gobierno, los Gobiernos, cuyas actuaciones parecen traslucir desinterés por la agricultura, tal vez desconocimiento, quizás ofuscaciones en la idea monolítica de que el turismo es la única fuente de riqueza para Canarias, por ejemplo. Pero, ¿el ascenso del turismo en nuestra tierra ha significado el descenso del paro?, interroga retóricamente. Quizás sea algo más sencillo: que el Gobierno entienda por agricultura aquello del saco de papas que alguien planta en su cachillo, riega, y luego vende a amigos y algunas tiendas del pueblo.

  Pero en Canarias no puede ser así: bien es cierto que hay zonas en las cuales sólo el dos por ciento se dedica a la agricultura, pero otras -La Aldea, Noroeste, Sureste- dedican el noventa por ciento a acariciar la tierra para que produzca. Hay una agricultura tecnificada (veinte mil personas) en la que se ha invertido muchísimo dinero. Pero el sector no recibe justas contrapartidas como, por ejemplo, en el transporte. Cae por su peso: los productos canarios tienen doble coste (avión o barco; camiones). Los peninsulares tienen autopistas y se ponen en veinticuatro horas en Holanda. Contundencia la del señor Góiriz.

  ¿Oficinas gubernamentales canarias en Bruselas? Claro, son importantes si el Gobierno creyera en la agricultura. Pero a la vista está: nuestros empresarios ni las pisan. Y hay una superpotencia que avanza a pasos agigantados con los tomates: Polonia. El señor Góiriz sonríe: «Menos mal que allí hay invierno». Pero es una sonrisa de ninguna carcajada. Él sabe que los cargos políticos no siempre les corresponden a los más preparados, a especialistas, a técnicos con visiones nada mezquinas. Y es capaz de exponer en diez minutos las soluciones, si no milagrosas, sí prácticas, realistas, pero no se tienen en cuenta, no hay capacidades o los intereses están definidos.

  Canarias necesita comprensión en el tema tomatero, justicia, ecuanimidad, apoyo a un país comunitario. Pero sentires y pálpitos dejaron de ser tiempo ha: hoy mandan los intereses, y Francia (pero no canarios, como se dice) tiene muchos en Marruecos. Si el Gobierno, los Gobiernos, no defienden a los exportadores del tomate, este desaparecerá. Y no me parece subterfugio, hábil maniobra desestabilizadora por parte del señor Góiriz: llego a concluir que de seguir así, terminaremos en Canarias comprando tomate marroquí. Los empresarios evolucionarán. Pero, ¿qué será de pueblos como La Aldea? El señor Góiriz mira a la mar cuando no me responde. Ya.

También en:

http://www.infonortedigital.com/portada/component/content/article/14761

http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=265559

http://www.canariasinvestiga.org/canarias-ue-seduce-marruecos