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viernes, 26 de abril de 2024 00:00h.

Estas son, mis amigos, las cosas de la España cañí, de charanga y pandereta más representativas

El cólera morbo, la otra epidemia del S. XIX - por Erasmo Quintana

 

FRASE ERASMO CÓLERA

El cólera morbo, la otra epidemia del S. XIX - por Erasmo Quintana *

fernando VIILa muerte de Fernando VII supuso un respiro a la representación liberal, oprimida durante los últimos años del rey felón, y creyeron un cambio radical la decoración del país en cuanto a la política, pero lo que en realidad sucedió fue la imposición furibunda del primer Ministro, Zea Bermúdez, que contaba con la confianza del Rey moribundo hasta el momento extremo de su muerte, cuestión que se resolvería después del deceso, entregándose por completo a los reaccionarios. Para extrañeza de todos, la viuda María Cristina no se negó a separarse del impulsor en España de lo que  dio en llamarse “el despotismo ilustrado”.

zea bermúdez maría cristina

Zea Bermúdez - María Cristina

Sobresalía a la sazón en España el General Espartero, quien se llenaba de gloria combatiendo contra las huestes de don Carlos Borbón, el que se creía heredero natural y legítimo a ocupar el Trono de España.

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General Espartero - Carlos María Isidro

zumalacárreguiEllo no era óbice para sufrir sonoras derrotas de los ejércitos cristinos por él comandados, infligidas en su mayor parte por Zumalacárregui. La guerra carlista alcanzó grados de enorme ferocidad, cosa que continuó hasta el Abrazo de Vergara que ponía fin a una de las primeras y crueles guerras civiles en España.

 

abrazo de vergara

El abrazo de Vergara

Con muchas sombras, pues, comenzaba la Regencia de María Cristina, coincidiendo en los primeros meses de su mandato -año 1834- en que apareció en nuestro país el azote implacable del Cólera Morbo asiático. El origen de la epidemia fue el río Ganges, de la India, desarrollándose en proporciones aterradoras a todo lo largo del territorio nacional. El número de muertes fue terrible. Y la población madrileña diezmada, pues la carencia absoluta de higiene y la falta de medios preventivos y curativos fueron la causa que coadyuvó a hacer más trágica la epidemia.

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La misma población afecta a la Corte se vio presa de una espantosa psicosis, sobre todo por la ignorancia del origen del mal, atribuyéndolo en ocasiones a las más peregrinas y absurdas causas. Tenemos que ponernos en aquella época de atraso y analfabetismo si queremos analizar que apareciera una calumnia infame, que hizo de mecha para producir la explosión social que supuso: un grupo de gente se hallaba, al parecer, junto a la fuente de Mariblanca, cuando un individuo, viendo pasar un entierro gritó “¡Ya sabemos quienes nos matan: nos matan los frailes, que han envenenado las fuentes!” Acto seguido, un joven fraile que allí se encontraba, fue asesinado y su cadáver arrastrado por una horda enfurecida. La noticia corrió con gran rapidez y el populacho quiso tomarse la justicia por su propia mano.

colera morbo bulos

La tercera parte del suelo de la Corte en aquella época estaba ocupada por casas religiosas, siendo todas asaltadas, y en algunas, como la principal de San Isidro, que entonces era convento de Jesuitas, no dejaron a un solo fraile vivo. A raiz de esto la  autoridad tuvo que intervenir para contener el exterminio monacal, situación que solo en parte se consiguió. La fiera humana había despertado, y el espíritu clerófobo creyó llegada su hora: en situación tal  ¿quién era capaz de meter de nuevo al genio dentro de la botella?

COLERA MORBO DISTURBIOS

OLÓZAGATan bárbaro episodio realizado por muchedumbres ignorantes fue condenado por las personas más preparadas y cultas del país, incluso por los más acendrados progresistas. Olózaga, capitán de Milicianos y valido de la Reina Gobernadora, con su personal gestión y verdadero heroísmo, en repetidos casos salvó muchas vidas inocentes de los conventuales. Estos hechos sucedían en julio de 1834, y las fuerzas militares del Gobierno se sentían incapaces para contener el ímpetu furibundo del pueblo de Madrid, viéndose las principales autoridades obligadas a cerrar todos los conventos, -cercanos a dos mil-, y suprimir las Órdenes religiosas.

MATANZA FRAILES

Aquellos días de auténtico horror fueron aprovechados para derribar más de cuarenta conventos en la Villa y Corte estratégicamente situados en su centro, que impedían a los especuladores hacer su negocio con la urbe. La creciente indisposición anticlerical, a pesar de estas medidas tan extremas persistía. Al tiempo de tantas tinieblas y tanto atraso cultural y fanatismo, apareció una monja milagrera, la madre superiora Sor Patrocinio, afirmando al vulgo que había sacado al diablo de su celda de oración y él la llevó al camino de Aranjuez haciéndola ver que María Cristina era una mala mujer (ya se le conocía a la viuda de Fernando VII sus alegres andanzas con los guapos gentilhombres cercanos a la Corte) y que su hija Isabel, en aquellos momentos con minoría de edad, no podía ser Reina de España.

SOR PATROCINIO

Llamada a declarar, la monja milagrera afirmó que, estando aún de noviciado, le surgió una llaga que sangraba en su costado izquierdo y, un tiempo más tarde, otras cuatro. Fue condenada por la Audiencia Nacional al destierro. Pero, una vez que Isabel II fue coronada Reina, regresaba Sor Patrocinio convertida en la más importante y principal consejera del Reino.

SOR PAT5ROCINIO - ISABEL II

Sor Patrocinio e Isabel II

Estas son, mis amigos, las cosas de la España cañí, de charanga y pandereta más representativas.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana

ERASMO QUINTANA RESEÑA

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