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miércoles, 24 de abril de 2024 00:29h.

“Conquista” de Canarias y Descubrimiento de América a la par - por El Padre Báez

 

el padre báez“Conquista” de Canarias y Descubrimiento de América a la par, sin embargo, ¡qué grandes diferencias!

“Conquista” de Canarias y Descubrimiento de América a la par - por El Padre Báez *

“Conquista” de Canarias y Descubrimiento de América a la par, sin embargo, ¡qué grandes diferencias! Esto, unas cagadas de mosca en el mapa; aquello, un continente inmenso. Aquí, tardaron un siglo -y siglos- en entrar; allí, entraron “como Mateo por su casa”. A tal fin, esto me recuerda además de la astucia y engaños, el arte de la guerra que traían de África y lo mantuvieron; pues, ¡ni los romanos pudieron con ellos! Y ya hasta el mismo San Francisco de Borja a un grupo de jesuitas que salen de Cádiz hacia el Perú, siglo XVI, les dice en carta desde Roma : “... y digo a mis hermanos, que al pasar por las Canarias tengan mucho cuidado, pues según tengo entendido, hay allí unos indios que son muy fieros...” (extraído de mi tesis sobre el hacer de los Jesuitas en el Perú del siglo XVI, para lo cual me fundamenté en la Monumenta Peruana, con un largo número de más de dos mil [2.000] Documentos). Pero esa hazaña, única entre todos los pueblos del mundo, solo fue posible más allá de la astucia y sagacidad de los guanches, entre otros méritos (organización, clasificación, obediencia, etc.) ya que con los dardos eran certeros; con las lanzas de puntería total, con los espadones de madera, más que exactas y precisas; con sus protecciones, más que soldados. Y es que en el arte de la guerra, como en cuales otros, manifestaban lo ya tantas veces dicho y por repetir otras más: “... irán al mundo entero, y no encontrarán a gente de mayor entendimiento ni de mejor condición física...”, que nos lo repite Le Canarien. Y no es que tuvieran por oficio o profesión la de la soldadesca hambrienta y ladrona, sino que lo traían en la sangre, pues según leyenda (se lee), que los romanos para evitar en el sur del Imperio su fiereza y bravura, los embarcaban hacia las islas que recibirían su nombre de ellos, los cannariis, para no convertir aquel territorio en una auténtica matanza y evitar tanta sangre derramada (por pate de los romanos), que los nuestros, bien se defendían de ellos, como lo demostraron aquí, frente a cuantos pretendientes tuvimos de estas islas que fueron muchos y por mucho tiempo, y solo con trampas, robos, mentiras, engaños y enfermando a la población, y llevándose a mujeres y niños, quedaron diezmados y ello por tan larga lucha contra tantos y todos, que al fin pasó cuenta.  Pues, los guanches, tuvieron que compatibilizar el pastoreo, que era la fuente de su riqueza y la única posibilidad de su permanencia con vida, con defender sus costas, sus almas y sus cuerpos, a la vez que alternaban con lo que toda sociedad bien organizada les exigía, y en sus oficios, nada del neolítico como vergonzosamente y difamatoriamente mintiendo algunos y muchos dijeron que eran gente de refinada cultura, como quedó manifestado en sus yacimientos y en sus obras de toda índoles cosa de perfección hoy día no igualable a pesar de los adelantos de siglos posteriores, y así en la agricultura eran perfectos, como en la alfarería que ya lo hemos contado, y si en algo sobresalieron entre tanto es en la arquitectura, ganando a los clásicos ya fueran griegos o romanos (las pruebas están a la vista en sus distintos y variados yacimientos), pues dos eran las características en sus labores: la conjunción de todos los que podían y la fuerza de la que estaban provistos y que asombran las anécdotas que se cuentan demostrando lo que digo (en Sevilla a un guanche cinco andaluces agarrados a su brazo, y no le impidió tomarse una taza de café, sin derramar una gota ni caída de la taza [lamentablemente, eran exhibidos ante el público cual acto circense])...

El Padre Báez, que poco a poco va a ir descubriendo la grandeza de este pueblo, sin parangón alguno, como va quedando bien claro y a la vista, con datos históricos, que no engañan a pesar de nunca haber existido la intención de hablar o contar la verdad, que al compararlos los humillaban, por deficiencias enanas en todo lo que se tratara, y de ahí el silencio de siglos, que al presente trato de sacar a la luz de la Historia y verdad, con lo que sin querer contado.

* Remitido para su publicación