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Conrado - por Antonio Cabrera de León *

No hago leña del árbol caído. Ya escribí sobre él cuando le encargaron la gestión de la sanidad pública canaria en la anterior legislatura. En esa primera etapa definió su estilo: la sanidad se gestiona por wsp, compadreo, ausencia de cualquier planificación o de trabajo en equipo. “Esto lo dirijo yo con el consejero”.

Conrado es en sí mismo un síntoma de la política y de la sociedad canaria: alguien que en su primera etapa contribuyó notoriamente al deterioro de lo público fue premiado, por un gobierno de signo contrario (?), con una segunda oportunidad para rematar su faena. Antecedentes: convocó unas oposiciones de enfermería y la hija del emir Kashimir sacó el número uno con un resultado mejor que el obtenido por muchas promociones de médicos en el MIR. Convocó otras oposiciones de fisioterapia y fue su propia hermana, la de Conrado, créanme, la que fue número uno mejorando incluso el resultado de la hija de Kashimir. Espectacular.

De Kolmógorov para acá contamos con una teoría de probabilidades. Ningún investigador ha tenido en su mano un bosón de Higgs, pero la probabilidad de que los fenómenos que se le atribuyen se deban al azar es tan baja que la ciencia mundial considera demostrada la existencia del bosón. Preguntémonos, pues, cuál es la probabilidad de que ocurran fenómenos como los anteriormente descritos sin participación de Conrado, ni de su hermana, ni de Kashimir, ni de su hija.

¿Es el presidente Torres un analfabeto científico? ¿O sólo un ejemplo de político canario? Su responsabilidad en la restitución de Conrado es enorme. Pero no libro de ella al resto de su gobierno ni a quienes, conociendo sus antecedentes, aceptaron acompañarlo. Cometieron la barbaridad de poner a alguien así al frente del comité coordinador de la epidemia. Y como premio a su brillante actuación, lo restituyeron en la dirección de la sanidad. En una época en que el mundo entero tuvo que relajar los controles administrativos sobre los contratos de materiales de protección y diagnóstico, se le dio poder de contratación a alguien con visos de practicar el “Señor, no te pido que me des dinero sino que me pongas donde haiga”. De momento, las actuaciones judiciales se limitan a los materiales de protección (mascarillas), pero temo que aparezcan los de diagnóstico (PCR y otros tests) con un volumen mayor.

Esta ha sido la legislatura más desgraciada de la sanidad pública canaria. Lógicamente, la mejor para la sanidad privada. Esta semana iremos con el nombramiento del quinto director (¡5!). Ánimo, presidente, de aquí a mayo hay tiempo para pensar en el sexto.

* En La casa de mi tía por gentileza de Antonio Cabrera de León