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jueves, 02 de mayo de 2024 22:38h.

Crónicas libres del Mercadillo de Tegueste. Sindicatos - por Alba Piñol Farré

Este fin de semana la visita al mercadillo no ha sido el sábado (no podíamos faltar a la manifestación contra los recortes) ha sido rápida y en domingo a última hora con lo que poco encontramos en los puestos. Eso sí reapareció el músico de jazz que también estaba recogiendo su material. Por esta razón mis crónicas se han retrasado un poco.

Crónicas libres del Mercadillo de Tegueste. Sindicatos - por Alba Piñol Farré

Este fin de semana la visita al mercadillo no ha sido el sábado (no podíamos faltar a la manifestación contra los recortes) ha sido rápida y en domingo a última hora con lo que poco encontramos en los puestos. Eso sí reapareció el músico de jazz que también estaba recogiendo su material. Por esta razón mis crónicas se han retrasado un poco.

Llevo tiempo queriendo escribir sobre el sindicalismo y los sindicatos pero un cierto respeto y mi filiación personal y cultural hacia ellos me ha estado frenando. Como trabajadora considero que es necesario afiliarse a un sindicato ya que de lo contrario se es presa fácil para que te neutralice la empresa. No vale aquí ser electrón libre. Últimamente, nos encontramos que los grandes sindicatos mayoritarios, parece que han olvidado el principio básico de su existencia, es decir, que son organizaciones integradas por trabajadores para la defensa de los mismos de sus derechos laborales, económicos y sociales relacionados con su actividad laboral y en cambio les vemos que van de la mano del gobierno y de los que nos han metido en este fregado en el que estamos y no piensan sacarnos de él, no estoy segura de que hagan su trabajo. Por ejemplo, en la manifestación del 15 S contra los recortes en Tenerife su participación fue floja. ¿Dónde estaban sus afiliados?: los sindicatos mayoritarios estaban en minoría. Los más numerosos fueron los de Intersindical Canaria y no olvidemos a la CGT y la CNT, que estaban los de siempre como siempre.

Desde que empezó la crisis los sindicatos han ido siempre a remolque. Los dos primeros años se quedaron anonadados sin creerse lo que pasaba y esperaban que fuera pasajera, se bebieron tan a gusto el brebaje que les proporcionó el PSOE que continuaban en su tran tran sin que la crisis les incumbiera hasta finales de 2010 y principios de 2011 que comenzaron a reaccionar.

El gran latigazo que les abrió los ojos fue el movimiento 15M. Unos “ningunos”, unos “perroflautas”, unos…, fueron capaces de movilizar, con un par de lemas generales, a una población que ellos llevaban años sin poder mover.

Es verdad que desde el otoño pasado han estado más activos. La huelga general del 29 de marzo 2012 y la ocupación de la calle ese día fue histórica. El movimiento minero y su marcha hasta Madrid hubiera sido mucho más difícil sin su apoyo y organización a nivel nacional. También es verdad que el gobierno con mayoría política absoluta ha prescindido de ellos en el momento de aprobar una nefasta Ley Laboral y ante esto se han visto obligados a dar explicaciones a quién se reía de la situación de la ciudadanía en general. ¿Para qué hacer una visita al Rey? ¿y a Rajoy? Y mucho menos a la Merkel.

Pero con todas las manifestaciones y salidas a la calle no se ha obtenido nada, la gente vuelve a quedarse en sus casas o en sus barracones de ocasión(muchos de los desahuciados viven de esta manera), están cansados de tanto tomar la calle sin propuesta de acción concreta, y es que los sindicatos de clase desde los años mil ochocientos y pico han actuado de la misma manera sólo cambia la forma de tolerancia por parte del capital. En groso modo, en 1810 se empezó a tolerar las agrupaciones de trabajadores a la que continuó el llamado derecho sindical a partir de finales del siglo XIX. A partir de 1950 aproximadamente el sindicalismo se redefinió. No solo se ocupaba de la mejora de la vida laboral de los trabajadores sino también sus condiciones de vida en general.

Las causas por las que los sindicatos a día de hoy se han quedado atrofiados son varias:

 

No han tenido en cuenta el cambio y la modernización de los medios de producción ni de la sociedad.

Han profesionalizado los puestos directivos de los sindicatos. Cuando llegan a la cumbre, allí se quedan y con los años pierden contacto con la realidad y los motivos verdaderos de los problemas que quieren defender. En un sindicato las elecciones para todos los puestos se hacían a partir de las primeras reuniones y votaciones de los trabajadores de base hasta llegar al Secretario General nacional. Dicen que se sigue haciendo, pero no es verdad, se hace un simulacro.

Si los sindicatos representan y defienden los intereses de los trabajadores, ¿qué hacen los sindicatos por los cinco millones de trabajadores que están en el paro, es decir con los ex trabajadores?

Si los sindicatos, conocedores de futuros desastres laborales como el desmantelamiento de las cuencas mineras y ya que al gobierno actual y a los anteriores no les interesa buscar una solución para esas familias ¿por qué no son los sindicatos los que toman la iniciativa para negociar, pensar u obligar a quién corresponda, construyendo una alternativa antes de que llegue el desastre? Por qué, seamos lúcidos, en 2013 los mineros pasarán a ser ex mineros, es decir nada. Los sindicatos no pueden seguir defendiendo una energía nociva, pero sí pueden inventar o ayudar a construir una alternativa a favor de esos trabajadores para que puedan seguir viviendo en su región.

 

En la actualidad los sindicatos se han convertido en unos organismos más de perfectos expertos de la crisis, acusando y señalando con el dedo a los causantes de esta debacle. Personalmente sigo creyendo en el sindicalismo y sigo esperando que la democracia en su seno vuelva a ser lo que era y que encuentren una respuesta que sea a favor de los trabajadores y de los cinco millones de ex trabajadores.