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viernes, 29 de marzo de 2024 10:20h.

Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.- por Toño Linares

"Dícese que era un País donde mandaba un rey muy malvado, que maltrataba a sus súbditos sometiéndolos a duras penas de supervivencia, que ordenaba ajusticiar a quien osaba sublevarse, hasta que la rebeldía iba en aumento y, este infame Rey nombra como heredero a un joven príncipe que enamora a las masa enfurecidas. "

Dícese que era un País donde mandaba un rey muy malvado, que maltrataba a sus súbditos sometiéndolos a duras penas de supervivencia, que ordenaba ajusticiar a quien osaba sublevarse, hasta que la rebeldía iba en aumento y, este infame Rey nombra como heredero a un joven príncipe que enamora a las masa enfurecidas. 

Un día, este siniestro Rey abandona la corte para siempre, proclamándose el joven príncipe como Rey y, en prueba de que quiere cambiar el gobierno permite a sus lacayos que nombren a unos pocos caballeros para que formen parte de su corte, pero sigue manteniendo el control, ya que la mayoría de sus caballeros le son fieles y, aunque los varíe, son nombrados otros caballeros leales.

En cambio los nombrados por sus súbditos, cada vez son menos y, algunos de ellos se reconvierten en leales súbditos. El pueblo reclama su representatividad y, ante esa queja popular, el Joven Rey, les envía a dos de sus caballeros disfrazados de rebeldes, para que les diga que ellos hablarán con el joven monarca y negociarán sus necesidades. El pueblo les cree y, cuando se dan cuenta de que han sido engañados, es tarde. Ahora sólo se les oye criticar en las tabernas, pero guardan silencio mientras los recaudadores les esquilman su trabajo, los prestamistas se quejan con sus escasos beneficios. No son capaces de dejar de trabajar la tierra, de vender sus cosechas en el mercado, de tejer los vestidos, de confeccionar los utensilios de labranza, a sabiendas de que si dejan de hacerlo conseguirán que el recaudador no les pueda quitar nada y, así el joven Rey no tendría recursos para seguir con sus despilfarros.

Siguen trabajando la tierra, vendiendo en el mercado, confeccionando los utensilios de labranza…, confiando aún que alguno de los elegidos como caballeros de la corte les solucione los problemas, incluso algunos ingenuos creen que sus problemas los solucionaran los caballeros disfrazados que les envió el Rey. 

El pueblo cada vez mas pobre; cada día hay más hambre y, el Rey, sus caballeros, a acompañados de cortesanas, hacen ostentación del lujo y despilfarro, con el sudor de las personas, súbditas y lacayas.

Todas las personas sólo aspiran a ser contratadas por la corte, bien de cortesana, de escudero, o de mozo de cuadras, porque se olvidaron que para vivir con dignidad, hay que tener derechos y que los derechos no se regalan, se conquistan.
Y colorín colorado, espero que este cuento no esté acabado….

NOTA DEL AUTOR: Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.