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jueves, 28 de marzo de 2024 22:34h.

Cubanas en la Guerra Civil española - por Kenia Santa Herrera Izquierdo

 

FRASE KENIA SANTA

Cubanas en la Guerra Civil española - por Kenia Santa Herrera Izquierdo *

La guerra civil española, fue un conflicto que acaeció durante casi tres años, entre julio de 1936 y abril de 1939, pero que tuvo extraordinaria repercusión en el mundo entero, en tanto se convirtió en símbolo de lucha contra el fascismo. Los cubanos también abrazaron la causa del pueblo español.

En España hubo una representación de más mil cubanos, entre los cuales figura el intelectual revolucionario Pablo de la Torriente Brau (1901-1936) o el reconocido pintor Wilfredo Lam (1902- 1982)  quien integró las brigadas artísticas internacionales y el sindicato de pintores de la Unión General de Trabajadores (UGT), pudiendo realizar carteles de propaganda durante la contienda y quien posteriormente realizara una de sus obras inspirado en la guerra.

Sin embargo, no siempre se les da visibilidad a las figuras femeninas. En este caso podemos citar a dos mujeres cubanas de destacada trayectoria revolucionaria durante la etapa. Se trata de Ofelia Domínguez Navarro (1894-1976) y de Rosa Pastora Leclere (1888-1966).

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Ofelia Domínguez Navarro y Rosa Pastora Leclere

La primera de las mencionadas, doctora en Derecho Civil, especializada en la rama de lo criminal. Se considera la primera mujer notario en Cuba desde 1922. Fue presidenta de la Unión Radical de Mujeres, organización femenina que luchó contra el gobierno de Gerardo Machado durante los años treinta y las posteriores administraciones. Una vez desplegada la contienda bélica española y ante el auge del fascismo a nivel global, desarrolla una intensa labor periodística a través de varias publicaciones nacionales y foráneas, como  Noticias del Hoy  y Mediodía.

Desde  el uso de la palabra, educa, incentiva y despierta la conciencia nacional e internacional, alertando sobre los peligros de los fenómenos de la guerra y el nazi-fascismo. Trabaja desde la tribuna y la labor ideológica, con discursos, mítines, divulgación de propagandas, conferencias, etc. Al respecto expresaría Domínguez, haciendo especial llamado a las filas femeninas, el 7 de agosto de 1938, en la provincia de Matanzas:

El ejemplo de España es una dura experiencia para todos los pueblos del mundo. Nosotros, pueblo atormentado por una existencia eminentemente dramática, no podemos perderla de vista. Por donde quiera aúllan los lobos del fascismo disfrazados de hombres civilizados. Que no haya nuestro pueblo el ingenuo papel de la caperucita roja. Hay que arrancarle los colmillos a la bestia. Nunca debemos cansarnos de gritar a los pueblos todo lo que en sí lleva la agresión a las libertades populares el fascismo.

El fascismo es la modalidad política que se asienta sobre un poder sangriento y surge como una auto-defensa desesperada de una clase que históricamente está vencida por sus propias contradicciones.

(…) Contra esos hijos pervertidos se ha levantado la juventud heroica de todos los pueblos y ha ido a servir con el rifle en la mano a la causa grande de los hombres de libre conciencia.

Yo quiero, para terminar, hacer un especial llamado a la mujer cubana en esta hora grave de la humanidad. Quiero que mi voz, que todos saben sincera, penetre en las filas femeninas y mueva en gesto defensivo a las hermanas que aún permanecen indiferentes. Es necesario que la mujer se incorpore de una vez, sin titubeos ni cobardías, al frente internacional contra la guerra y el fascismo. A nadie va a herir el fascismo más brutalmente que a la mujer. No nos hagamos, compañeras, a la monstruosa complicidad del silencio y del cómodo dejar hacer. Llevemos esta lucha a todas partes. Es preciso salvar a nuestros hijos y a nuestra propia vida de la barbarie fascista.[1]

Posteriormente, siendo Secretaria General de la Asociación Cubana de las Naciones Unidas (ACNU), organiza en 1947, a petición de las Naciones Unidas, el llamamiento en el país a favor de los niños de las áreas devastadas por la guerra. Realizó campañas a título personal y directo para la recaudación monetaria, a pesar de la negativa del gobierno de Ramón Grau San Martín a colaborar en el llamamiento a escala nacional. Por su actuación en dicha campaña recibió el Diploma de honor de las Naciones Unidas.

 Por otra parte, y dentro del territorio español, se puede hablar de una gloria del magisterio de Cuba, Rosa Pastora Leclere. Defensora de los derechos de la mujer y el niño. Fue miembro de la Unión Radical de Mujeres durante los años treinta y enfrentó la dictadura machadista junto a Ofelia y otras compañeras.

En 1937, es elegida Vicepresidenta del Comité directivo de la Asociación de auxilio al niño del pueblo español creada en Cuba en el referido año y que tuvo una labor humanitaria y libre de todo partidismo.

Leclere, fue designada para dirigir en España la casa- escuela “Pueblo de Cuba”, para niños españoles huérfanos, extraviados, víctimas de la guerra, que ha de sostener la asociación cubana. Esta asociación sería una filial de la organizada en España, igual a las que ya funcionaban en otros países como Francia, México, Inglaterra, Checoslovaquia y los Estados Unidos. Ello le valió el título de primera maestra internacionalista cubana.

La maestra se dedicó a la gran causa del pueblo español, no sólo amparando y educando a los niños, sino también, administrando pulcramente los materiales y recursos que recibía desde Cuba para sostener dicha escuela. Esto último muy relevante si se tiene en cuenta que la malversación se había hecho característica usual en todas las administraciones que asumían el poder en la Mayor de las Antillas. Para agosto de 1938, la guardería de menores a cargo de la maestra Leclere, en la playa de Sitges, Cataluña, tenía bajo su amparo a unos 75 niños españoles evacuados de la guerra civil. En todo momento, mantuvo su firme sentido de dignidad humana.

En resumen, puede apreciarse a la mujer cubana durante estos años haciendo frente a la guerra desde dos trincheras, una nacional y otra internacional. En ambas direcciones, se fomenta la unidad y la cooperación colectiva. No sólo se desempeñan en las cuestiones teóricas respecto al auge de la guerra y el fascismo, sino también prácticas. Si por un lado, están despertando la conciencia entre las masas, desde el uso de la palabra, por otro, y desde la práctica dan protección y auxilio. Asimismo, recaudan fondos a lo largo de toda la República; gestionan envíos de alimentos y recursos, entre otras actividades. La protección del niño fue uno de los puntos esenciales de la agenda de trabajo de estas mujeres.

[1] Palabras pronunciadas por la doctora Ofelia Domínguez Navarro, en el Teatro de Matanzas sobre la guerra de España. Matanzas- 7 de agosto de 1938, en Fondo No. 3: Ofelia Domínguez Navarro, Archivo del Instituto de Historia de Cuba.

 

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Kenia Santa Herrera Izquierdo y la colaboración de José Antonio Quintana

 

 

 

MANCHETA 9