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domingo, 28 de abril de 2024 03:42h.

El cuento de la Caja Tonta - por Juan García Luján

 

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El cuento de la Caja Tonta

Juan García Luján 

SOMOS NADIE

TIEMPO DE CANARIAS

 

Bananaría parecía un país condenado a estar en manos de caciques y corruptos. Algunos cronistas situaban el inicio del maleficio en la última década del siglo XX, cuando llegó al poder de Bananaria la Coalición Maléfica. En realidad, sus miembros habían estado antes con otros nombres, pero una fatídica semana de marzo del año 501 después de la conquista de América se juntaron antiguos enemigos y nombraron al primer Mencey de Maléfica y algún diario tituló que abril había amanecido Hermoso. Durante el primer mandato los Malos veían que para formar parte de la historia, con el cambio de siglo, ya no bastaban los periódicos, era bueno tener una Caja Tonta. Y con dinero público comenzaron a construirla.

La Caja Tonta nació con poquito dinero, eran tan pobres que por la noche ponían una cámara frente a una pecera y así hacían la programación nocturna con Nemo guanchito paseando en un espacio de menos de un metro cuadrado, aunque los periodistas suelen estar mal pagados, alimentar a la pandilla de Nemo con un botito de escamas y larvas de insectos salía más barato que pagar a gente de la canallesca y daba menos problemas. Al Mencey Hermoso le sucedió el Guanarteme aldeano. El Guanarteme nombró nuevo director de la Caja Tonta a don Camaleón. Don Camaleón controló la Caja Tonta  con el arte de los malabaristas, siempre atento a lo que dijeran desde el palacio del Guanarteme, pero también cuidaba vice Mencey que aspiraba a ser Mencey. Camaleón siempre tuvo la habilidad de cocinar carne y pescado, y, si hacía falta, también verdura. Por seguir en la Caja Tonta cambiaba de platos a la velocidad que le cambiaba el color de la piel.

Pasaron los años y en la Caja Tonta se montó el Comité Obrero que  sacaba pancartas y pedían más derechos. Don Camaleón jugaba a varias bandas, a la empresa les decía una cosa, al Comité Obrero otra, al gobierno una diferente… Llegó el final del mandato y al Guanarteme le apetecía repetir pero no le dejaban sus compañeros de Coalición Maléfica.  Camaleón movió fichas en la Caja Tonta, cambió a gente de lugar para seguir él en el mismo sitio. A quien llevaba  las noticias le pegó una patada para un lado, y puso a otro para preparar el terreno para el nuevo Mencey. A cada uno le contó una historia diferente.  Pero el nuevo   Mencey no se fiaba de don Camaléon y lo mandó a la calle.

Cuatro años después llegó al poder un nuevo Mencey que gobernó paulatinamente durante dos mandatos. En el primer reinado tuvo de pareja al capitán Segovia, que estaba a la derecha de la Coalición Maléfica y en  el siguiente mandato se arrejuntó con el Partido Progre. El Mencey puso al frente de la Caja Tonta a un universitario de la vida, que no gustaba al Comité Obrero. Los líderes del Comité Obrero hicieron huelgas para  mejorar las condiciones económicas de la plebe, pero no aspiraban a mandar en el cotarro.

Pero un año ocurrió un milagro, Coalición Maléfica  perdió  el poder. El Partido Progre llegó al gobierno firmando un pacto con  los Nuevos Buenos, que habían estado en Coalición Maléfica pero ahora eran buenos,  también estaban los Buenísimos, que venían de las calles a librarnos del caciquismo y la corrupción, y un cuarto socio que parecía el primero, porque silbaba y se ponían todos firmes.

El nuevo gobierno volvió a llamar a don Camaléon para que dirigiera la Caja Tonta.  El Comité Obrero vio su oportunidad para formar parte del cotarro dirigente de la Caja Tonta, y pactó con Camaleón y con el Gobierno el nombramiento de la jefa de noticias. El plan se torció un poco porque el Aguafiestas, antiguo trabajador de la Caja Tonta,  apareció y se presentó a un concurso público ordenado por el juez. Pero don Camaleón hizo lo que más sabía, trampas, ilusionismo y malabarismos, y cambió la puntuación inicial para hacerse el gusto a él y al Comité Obrero. Y así fue como el Comité Obrero se confundió con la patronal y en la Caja Tonta se vivieron cuatro años de paz, libertad y armonía, no había conflictos con el gobierno ni con el Comité Obrero, porque cada uno sabía lo que tenía que hacer, los buenos gobernaban y la Coalición Maléfica estaba en la oposición. La Caja Tonta era la más moderna de todas las cajas tontas públicas: tenía dirección totalmente digital, el dedo de don Camaléon, sin Consejo de Administración donde pudiera meter sus narices la oposición Maléfica.

 Don Camaleón siguió con sus malabarismos repartiendo programas en la Caja Tonta como quien reparte caramelos en la puerta de un colegio. Pero cuando mejor va la cosa, siempre hay un aguafiestas que te fastidia el día. Una tarde los medios contaban que el antiguo jefe de don Camaleón se iba al banquillo de los acusados por un caso de corrupción de menores. Lo contaban los medios en Bananaria y los medios de Madrid, pero en la Caja Tonta, en un programa de actualidad, no se estaba contando.  En las redes alguien mostró su indignación “qué vergüenza, censura, el Director de la Caja Tonta no quiere molestar a su antiguo jefe”. Esa tarde  el Aguafiestas estaba en el programa y le dijo al hermano de don Camaleón que se debería dar esa noticia. Pero el hermano de  don Camaléon (que participaba en las reuniones de escaleta del programa) le  respondió “no lo damos, ya sabes lo que hay”. Y no se iba contar, hasta que el Aguafiestas decidió contarlo en directo. El Comité Obrero no protestó, no sacó un comunicado escandalizado porque no se diera una noticia. Tenían que elegir entre Camaleón y dar una información, y siguieron con Camaleón, que seguía sin firmar convenio pero les daba algunos caramelos.

Pero todo lo bueno se acaba, y la Coalición Maléfica  regresó al gobierno. Y ocurrió que, de repente, el Comité Obrero  que había callado ante una Caja Tonta con dirección unipersonal (sin Consejo de Administración con presencia de la oposición) empezó  a vigilar todo lo que pasaba en la Caja Tonta. Y en un nuevo programa de tarde cortaron la palabra a un tertuliano cuando hablaba de una causa judicial contra un empresario poderoso. Y el Comité Obrero salió en defensa de la libertad de expresión con la energía que tienen quienes llevan cuatro años descansando. Y gritaron ‘esto nunca ha pasado’. En las redes sociales de Bananaria se vivió una maravilloso espectáculo por la libertad de expresión protagonizado por  el Comité Obrero y tantos y tantos que habían callado ante las trampas de don Camaléon, trampas como el concurso de Dirección de Informativos que se habían denunciado en el Parlamento, y que fueron censuradas en la Caja Tonta y en la mayoría de los medios que recibían caramelos de don Camaleón.

El Aguafiestas estaba de acuerdo en el rechazo a lo ocurrido en el programa de la Caja Tonta, pero desde su experiencia hizo una sencilla reflexión:  Para cortar la palabra en una tertulia política en un programa de tarde en la Caja Tonta hacen falta dos ingredientes: que haya un programa en el que se hable de política y que esté ese tertuliano. Pues bien, en los últimos años del mandato de  don Camaleón en la Caja Tonta se quitó la tertulia política, fue una decisión del gobierno progre que ejecutó don Camaleón. En ese paraíso de democracia y libertad de expresión NO se podía hablar de política en un programa de actualidad. Hay que reconocer que el gobierno progre fue más  bueno vendiendo su imagen de Caja Tonta democrática  dirigida digitalmente por don Camaleón que comprando mascarillas.

Por eso el Aguafiestas, en la Semana Trágica de la Caja Tonta, recordó aquellos versos de León Felipe: “Yo no sé muchas cosas, es verdad./Digo tan sólo lo que he visto./Y he visto: que la cuna del hombre la mecen con cuentos,/que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,/que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,/que los huesos del hombre los entierran con cuentos,/y que el miedo del hombre…ha inventado todos los cuentos”. . Y se puso a redactar el cuento de la Caja Tonta. Buenas noches. Buena suerte.

 

* Gracias a Juan García Luján

https://juanglujan.wordpress.com/2024/03/03/el-cuento-de-la-caja-tonta-juan-g-lujan/

https://tiempodecanarias.com/opinion/vida-publica/el-cuento-de-la-caja-tonta

JUAN GARCÍA LUJÁN por Erik G.J.
JUAN GARCÍA LUJÁN por Erik G.J.
SOMOS NADIE Publicado originalmente en la web del autor, SOMOS NADIE
 Publicado originalmente en la web del autor, SOMOS NADIE
TIEMPO DE CANARIAS
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