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viernes, 26 de abril de 2024 08:03h.

La descontextualización de la señora alcaldesa - por Nicolás Guerra Aguiar

Por razones obvias desconozco el funcionamiento interno de la biblioteca municipal de Telde. Pero con la experiencia acumulada al paso de los años y los usos, sé cuáles son los elementos comunes a todas ellas, trátese incluso de la Biblioteca Insular o de la BICA, dependiente esta del Gobierno de Canarias, las cuales frecuento con asiduidad por motivos de lectura, investigación y estudio. Y puedo asegurar que en ambas es preciso llegar desde las primeras horas del alba toda vez que las salas de lectura se llenan con rapidez, no digo ya en épocas de exámenes.

La descontextualización de la señora alcaldesa - por Nicolás Guerra Aguiar

 

  Por razones obvias desconozco el funcionamiento interno de la biblioteca municipal de Telde. Pero con la experiencia acumulada al paso de los años y los usos, sé cuáles son los elementos comunes a todas ellas, trátese incluso de la Biblioteca Insular o de la BICA, dependiente esta del Gobierno de Canarias, las cuales frecuento con asiduidad por motivos de lectura, investigación y estudio. Y puedo asegurar que en ambas es preciso llegar desde las primeras horas del alba toda vez que las salas de lectura se llenan con rapidez, no digo ya en épocas de exámenes. Y aunque en la Insular debería controlarse con más rigor la toma de algunas mesas –hay apuntes y libretas en ellas, pero durante horas nadie las ocupa-, lo cierto es que el trasiego de estudiantes, lectores e investigadores es continuado en ambas. Y en ambas siempre encuentro exquisita disposición por parte de su personal, serio y riguroso no ya en las atenciones sino, también, en la a veces jeroglífica búsqueda de algún ejemplar raro.

  Por tanto, se trata de instituciones oficiales cuya función primera es la del servicio a la sociedad, ya como bibliotecas en el exacto sentido de la voz, ya con la ampliación a filmotecas, pues hay mucha gente que va a ellas a buscar películas. Porque si lo que usted necesita, lector, es una hemeroteca propiamente dicha para investigaciones en periódicos, revistas, gacetas, debe visitar el Museo Canario, institución absolutamente imprescindible para conocer el día a día de nuestro Archipiélago. Las otras, las municipales, insulares o del Gobierno canario son gratuitas, lo mismo que la hemeroteca aunque el Museo Canario sea empresa privada (subsiste gracias a subvenciones y socios).

  Y tal gratuidad lleva a una aplastante y obvia conclusión: cuestan dinero a las arcas públicas. Los organismos oficiales, por tanto, deben prever en sus presupuestos las asignaciones para el correcto funcionamiento de las oficiales y ayudas al Museo Canario, toda vez que se trata de instituciones sin ánimo de lucro y cumplen un riguroso servicio a la sociedad. Por tanto, son deficitarias, claro; pero la inversión está justificadísima, y no se gastan los euros en ellas para obtener beneficios económicos, señora mía. El trauma debe llegar cuando se emplean dineros públicos en despilfarradoras nóminas que pagan a gentes incompetentes, torpes e inútiles en cuyas manos, vive Dios, están los destinos de ciertas responsabilidades públicas.    

  Hace un mes y tantos, cuando leí que la señora Castellano, alcaldesa de Telde, abrió su intelecto para afirmar con implacable fortaleza de entendimientos que "Las bibliotecas no dan nada de dinero y hay 14 personas [en las de su municipio] trabajando en ellas",  me vino a la memoria la inmediata apertura de una ampliación, la correspondiente a la Biblioteca Insular, en cuyas obras la consejería de Cultura del Cabildo grancanario ha invertido mucho dinero no ya en el remozamiento –fachada elegantísima- del nuevo edificio aledaño a aquella sino, también, en su interior, con la adquisición de material tecnológico de imprescindible uso. Ya ve usted, estimado lector, lo que son las cosas, pues los responsables de la ampliación pertenecen al mismo partido político que la señora alcaldesa, tan preocupada por banales inversiones improductivas. Y el Ayuntamiento de Gáldar va a invertir 28.000 euros en el acondicionamiento de la suya.

  Pero a lo que iba. A los pocos días de su académico comentario reproducido por cientos de medios para mayor gloria de la faycanera ciudad del este, la señora alcaldesa envió a los periódicos una nota aclaratoria. En ella argumentaba lo que dicen todas las notas aclaratorias de quienes no tienen argumentos convincentes y racionales para matizar declaraciones. Porque en vez de reconocer que había metido la pata (o, incluso, que no supo explicarse), la muy señora alcaldesa dijo algo así como que las manifestaciones fueron sacadas de contexto. ¡Líbrenos Dios de tales desatinos!: las bibliotecas, añadió, “son un servicio esencial por el que apuesta personalmente”.

  Sin embargo, la señora ni enmendó la plana ni se quitó de encima tal dislate, disparate, desacierto o necedad. Muy al contrario, echó mano a aquella secuencia que ya nada significa en cuanto que su reiterado uso la ha desprovisto de significado. Porque, ¿qué es el contexto? Por una parte, puede ser el entorno lingüístico del cual dependen el sentido y el valor de una palabra, frase o fragmento considerados. De otra, es el entorno físico o de situación en el cual se considera un hecho. O lo que es lo mismo, entorno lingüístico o entorno físico. ¿A cuál de ellos se refiere la ilustrísima señora? Al lingüístico, obviamente, no: sobran razones. Al físico, tampoco, en cuanto que estoy seguro de que la señora ya tiene olvidados el funcionamiento interno de las bibliotecas, su función, su carácter pedagógico, aunque a veces -¡precoz juventud!- se conviertan en ligotecas, que no todo es intelecto, carajo.

  Y ante tal descontextualización,  de una manera interesada se les echa la culpa a los receptores del mensaje: yo sí dije lo que dije, pero no lo dije tal como ustedes lo entendieron (quizás hasta malévolamente, la gente es el Diablo). Lo que ocurre es que los transcriptores del comentario no tuvieron en cuenta intensidades, tonos, timbres, entonaciones, juegos de palabras, ironías, onomatopeyas, metáforas, símbolos. ¿No conocen aquello de “Al revés te lo digo para que mejor me entiendas”?

  Por tanto, el mensaje de la señora fue descontextualizado, mala leche de algunos. Por eso pensaron mal, e interpretaron que si una biblioteca es deficitaria y tiene catorce trabajadores, debe prescindirse de ella. Y al carajo. Pero cuando el ciudadano de a pie fue a la biblioteca municipal a buscar en el Diccionario el significado de tal palabrota, se la encontró cerrada: la habían contextualizado con cuatro candados.

 

También en 

http://canarias-semanal.org/not/10157/la_descontextualizacion_de_la_senora_alcaldesa

http://www.infonortedigital.com/portada/component/content/article/24738-la-descontextualizacion-de-la-senora-alcaldesa