Lo dice, una y otra vez, el Nobel Paul Krugman - por Erasmo Quintana

 

Lo dice, una y otra vez, el Nobel Paul Krugman - por Erasmo Quintana *

No se pudo.

Lo intentó la que fuera Secretaria de Estado, Hillary Clinton, en el mandato de su esposo. Depositarios de los potentes intereses que hay en torno al negocio de las grandes aseguradoras norteamericanas, no dudaron en atacarla, sacándole trapos sucios, lo cual se remontó incluso a su época de estudiante universitaria. La machacaron. Y como no podía esperarse menos de un humanista, fue también empeño de Barack Obama conseguir para su país la reforma sanitaria pendiente, además de que era una de sus principales promesas electorales.

Hillary y Bill Clinton, Barack Obama

La aprobación de esta reforma supondría una revolución en un sistema de liberalismo salvaje. En el país más poderoso del mundo, quien no puede pagarse un seguro médico, si está ingresado en un hospital por enfermedad grave y es dado de alta, debe hipotecar su vivienda, si le pertenece, para pagar, o recurrir a la caridad de los amigos y conocidos. Esto sucede en la nación paradigma de la democracia. Allí, el que puede, tiene la mejor medicina del planeta; pero quien no, muere bajo una caja de cartón como una rata, en un lujoso portal de la Quinta Avenida bajo la rutilante luz de un anuncio de neón. 

 

 

Para aprobar esta medida presidencial se requería la solidaridad de todo el país, cosa que no sucedió. Democratizar la Sanidad pública necesitaba el aumento de impuestos para poder llevarla a efecto. Por aquí también hay partidos que presumen de no subir los impuestos. Y ello a quienes único se les oye con matraca (es lo primero que tienen en la boca como solución a todos los males) es a los partidos del trifachito: PP-Vox-Cs, porque piensan que destinar dinero del Estado a atender las necesidades de los más vulnerables, es un despilfarro.

 

 

Mariano Rajoy afrontó la crisis económica haciéndola recaer en el pueblo llano, es decir esa parte de la sociedad que lo único que tiene son sus brazos y muchas horas haciéndole frente a las inclemencias del tiempo. La crisis, ni rozarle a los que más recursos económicos poseen. Por el contrario, esa misma depresión económica fue causa de aumentar ganancias y registrar mayor números de ricos en el país. PP-Vox-Cs están a partir un piñón en lo de no subir impuestos; y lo de que pague más quienes más tienen, ni se lo plantean. La necesaria solidaridad en
momentos especialmente duros por la crisis económica la transformaron en el “sálvese quien pueda”. La crisis fue, pues, de los obreros parados, de la exclusión social, de los desfavorecidos de la fortuna. Para Rajoy y Rivera, subir los impuestos a los más ricos ¿para qué? (no descubro nada que en este país quien más tiene es el que menos paga a Hacienda). Así están la Ley de Dependencia, la Sanidad, la Enseñanza y la Cultura, que donde más resplandecen es en el sector privado. Pagar impuestos es la única forma eficaz de repartir la riqueza que se genera en el país; y mejorando el salario al trabajador, se dinamiza la economía interior. 

 

 

Ya lo ha dicho, una y otra vez, el premio Nobel de Economía 2018, Paul Krugman, el cual considera que reducir impuestos, sobre todo a las grandes fortunas, no genera beneficios a las arcas públicas de un país, ni provoca crecimiento económico. Motivo este que lo lleva a denominar zombi dicha idea, que persiste pese a que debería -según él- estar muerta por haberse demostrado que es falsa. Ésa es una de las “ideas fuerza” del
último libro del economista, que titula “Contra los zombis”, publicado por la editorial Crítica. Aquí el premiado economista Krugman examina, en base a la recopilación de casi un centenar de artículos suyos, toda una serie de ideas y creencias económicas que “devoran cerebros”, a pesar de que son erróneas. Hay pocos conceptos para él que hayan sido puestos a prueba como el recorte de impuestos frente al crecimiento de impuestos, extremo que ha explicado en una entrevista que le hizo Europa Press. “Lo hicimos -dijo- con Reagan, lo hicimos con Bush, lo hicimos con Trump (…) En todas esas ocasiones, las predicciones de la gente que dijo que los recortes de impuestos tendrían un efecto milagroso, fueron erróneas.” 

 

 

Tiene muy claro Paul Krugman a quién beneficia ese mantra, quiénes pagan para que la idea prospere en las mentes gregarias -que las hay, incluso en los trabajadores-. La clase que más se beneficia, la de los potentados.

 

Encuesta OXFAM INTERMON, 2014

 

A ello habremos de anteponer lo que hace al hombre más humano: la sensibilidad, la solidaridad, y el pensar que no somos eternos, más bien aves de paso, y lo que amasamos sin medida en nuestra cortísima estancia en este mundo, aquí se queda.

Nadie se lo lleva.

 

 

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana 

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