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miércoles, 24 de abril de 2024 08:07h.

Sobre el disimulado marxismo del Partido Popular - por Nicolás Guerra Aguiar

Un allegado paisano y sacerdote a quien aprecio (es hombre honesto, fiel a sus creencias y respetuoso con las ideas ajenas) me tiene al día sobre acontecimientos importantes para la Iglesia católica.

Sobre el disimulado marxismo del Partido Popular - por Nicolás Guerra Aguiar

   Un allegado paisano y sacerdote a quien aprecio (es hombre honesto, fiel a sus creencias y respetuoso con las ideas ajenas) me tiene al día sobre acontecimientos importantes para la Iglesia católica. Y yo le agradezco los correos en cuanto  que su institución religiosa es parte de la propia historia del país, quizás excesivamente protagonista en las cosas de los reinos mundanos. Pero hay una realidad: su palabra tiene muchísimo peso; reúne a decenas de miles de personas  en actos a veces no escrupulosamente religiosos e, incluso, le hará perder votos en las próximas elecciones al Partido Popular (“votar al PP es un pecado”, proclama el cura de Nerja). Es el mismo partido con quien la Iglesia española se echó a la calle durante los mandatos del señor Rodríguez Zapatero, responsable de la actual Ley Reguladora del Aborto, aquella cuya condena a los infiernos prometió el señor Rajoy si llegaba al poder. 

   Me envía mi paisano un largo artículo que considera “interesante y muy irónico” en cuanto que su autor, con mesurado sentido del humor, pretende echar por tierra la generalizada creencia de que el Opus Dei no es santo de la devoción papal, de Francisco. Se refiere el articulista a la recién celebrada ceremonia de beatificación del señor del Portillo, muerto en 1994. Y entre cardenales, arzobispos, obispos, abades, sacerdotes y una marea de fieles llama la atención sobre la asistencia de los señores de Guindos (ministro de Economía), Fernández (ministro del Interior) y Reig Pla (obispo de Alcalá de Henares), quien días antes denunció que “El PP es liberal, y está informado ideológicamente por el feminismo radical”.

   Además, continúa, el PP “se suma al resto de los que consideran el aborto un derecho de la mujer: una diabólica síntesis de individualismo liberal y marxismo”. Con lo cual concluyo que los dos ministros asistentes están impregnados de males mundanos y pecados capitales (que no veniales, ni mortales). Y lo están por su permanencia en un PPartido  y en un Gobierno que preside el señor Rajoy a quien el señor obispo considera hombre mentiroso, desleal con sus votantes e insensato, pues mantiene el aborto, “el crimen más execrable”. Y aunque no tuvo ninguna palabra de apoyo hacia las decenas de miles de niños que no nacen en África, por ejemplo, en cuanto que sus madres mueren de hambre y de miserias antes de los partos ya en los desiertos por donde deambulan camino de sueños ennegrecidos, ya en la negra mar, sí llama “crisis de civilización” a todo lo relacionado con el aborto voluntario.

   El señor Rajoy y el PP, recordemos, prometieron a los votantes en 2011 (¡Programa, Programa!) que si llegaban a gobernar reformarían la deshumanizada y casi canibalantropofágica  Ley del Aborto socialista. Y tal fue la convicción del candidato a presidente que recibió bendiciones hisopales y de palabras por los muy respetables sectores religiosos y sociales contrarios al aborto. Y casi al día siguiente de su victoria aplastante, el señor Gallardón recibe la orden de redactar una nueva Ley que debe contentar a la Iglesia y a los sectores conservadores. Pero hete aquí (y allá, en el obispado de Alcalá de Henares) que la venilla roja, izquierdosa, marxista (¿acaso también leninista?) del barbado señor Rajoy se impone sobre la casi inquisitorial visión del señor exministro de Justicia. Y de repente, sin pedir práctico, aquel dice que como no hay consenso (comportamiento democrático al que es muy dado el señor presidente y que conoció años ha cuando militaba en el PC bolchevique) se pospone la aprobación de la tal Ley, es decir, el señor Gallardón debe abortarla. Pero como él es católico, apostólico y romano cesa en su cargo, incompatible con el honor y la propia acción interruptora. Y como ayuda psicológica por el parto malogrado succionará 8.500 euros mensuales del Consejo Consultivo de Madrid, organismo que también amamanta a dos psocialistas, un exconsejero del PP y un expresidente del TSJM.

   Por tanto, y con base en el conocido sentimiento marxista del señor Rajoy (que inoculó en el PP), yo estoy convencido de que se trata de una muy hábil estrategia política con vistas a las tenebrosas elecciones de 2015. A la vista está lo que está, es decir, que tanto PSOE como PP seguirán perdiendo votos, debacle que ya se anuncia desde las europeas con la impactante irrupción de Podemos, asamblea o grupo participativo que atrajo a 1.300.000 personas en tres meses y que, por cierto, le debe su razón de ser a increíbles torpezas y actitudes de la alternancia en el poder desde 1982.

   Y como al señor Rajoy le siguen tirando sus veleidades marxistas juveniles (le queda la barba) y el reboso de 2015 puede dejar en la calle a miles de altos, medianos y elementales cargos del PP, hete aquí que el presidente rompe amarras con su promesa  y, como el Comandante, mandó parar la contrarreforma abortil. Y se marcha a China, el país de Mao y su Revolución Cultural, tan próximos en su corazón juvenil, sentimientos mandan. Porque sabe que solo desde su ala izquierda puede frenar a Podemos, es el principio físico de acción – reacción. Y como él, en el fondo, no podía ver al exministro ni lo reciben bajo palio en Santiago de Compostela, nada le debe a la Iglesia, pues también está seguro de que ni tan siquiera lo harían beato.

   Gracias, pues, sean dadas al señor obispo por descubrirnos la verdad ideológica de quienes gobiernan: el PP es marxista, aspira a una sociedad sin clases (es decir, sin aulas públicas). Por eso tiene al señor Wert en Educación, otro marxista del PP. Estratega traidor que es el señor presidente. Lo dice un obispo, un pastor. Y eso va a misa, incluso a las concelebradas.