Economía, economistas obedientes, subvenciones y democracia de las mayorías - por Federico Aguilera Klink
Economía, economistas obedientes, subvenciones y democracia de las mayorías - por Federico Aguilera Klink *
En las Facultades de Economía se enseña habitualmente a obedecer, a identificar un lenguaje vacío de significado con una apariencia de conocimiento (pero sin capacidad explicativa) y, en muy pocos casos, se enseña algo a pensar. Es todo un aprendizaje de la sumisión. No estoy descubriendo nada. Ya se refería a ello Joan Robinson, Catedrática de economía en Cambridge, reconociendo que la economía era una rama de la Teología. Y ahí seguimos.
Más concretamente, en su artículo titulado “La economía, hoy”, publicado en 1969, escribía lo siguiente:
“¿Cómo se ha logrado hacer aceptar a varias generaciones de estudiantes estos conjuros sin sentido? (…) la mayoría de los estudiantes no comprenden de qué va la cosa; piensan que tal vez no sean lo suficientemente inteligentes para entenderlo y se callan. Pero los inteligentes aprenden el truco; empiezan a tener un interés en creer que han aprendido algo importante. Dedicarán el resto de sus vidas a enseñarlo a nuevas generaciones. Así se va perpetuando el sistema.”
El problema, claro, son los profesores que intimidan a los estudiantes, haciéndolos obedientes para que se callen y se puedan transformar en profesores para transmitir esa ignorancia sin plantearse otras preguntas ‘incómodas’ o que podrían retrasar la salida-escape de la Universidad.
El paso siguiente para convertirse en asesor de gobiernos y empresarios es mantener esa obediencia usando un lenguaje con apariencia de ciencia sin cuestionar lo más mínimo la realidad existente afirmando (como hacía Panglos, el tutor de Cándido, la novela de Voltaire) que estamos en el mejor de los mundos y que lo malo es salirse de él.
(E.J. Mishan. Los costes del desarrollo económico. 1971).
Y ahí estamos. Esto se está cayendo, algo que había ya empezado a caerse antes de la aparición del virus. La evidencia está ahí y ya en 1998, Domingo Jiménez Beltrán, director de la Agencia Europea de Medio Ambiente afirmaba que “la principal amenaza para el medio ambiente es la sopa de más de 100.000 sustancias químicas a las que los europeos están expuestos, como los ftalatos y los compuestos organoclorados, que actúan como alteradores hormonales”. (El Pais, 1998). Nicolás Olea va también en esa línea.
Jiménez Beltrán y Olea Serrano
Pero nos siguen queriendo imponer que hay que seguir con el mismo modelo hasta que nos hundamos todos. Y claro, siempre hay expertos a la carta dispuestos a afirmar que esa opción es la seria. Y así seguirá siendo considerada hasta que, como dice Mishan, la política factible sea la que surja de la influencia activa de la opinión pública. El problema es que cada vez se van a ir cerrando más opciones.
Y en medio de esta situación el gobierno de Canarias se descuelga con un Plan de Reactivación-Reconstrucción de 914 millones de euros para 2020 al que se pueden añadir 400 millones más. Todo parece estupendo pero habrá que ver en manos de quién acaban estos millones que, si salen de más deuda pública, acabaremos pagando casi todos, no los empresarios que se apunten a la RIC o a las emisiones de deuda por la que acabarán cobrando.
En cualquier caso, lo que me sorprende es que se quiera invertir ese dinero mientras la Audiencia de Cuentas de Canarias acaba de hacer público, el 9 de Julio de 2020, que “detecta 428 millones de euros en subvenciones sin justificar del Gobierno Canario hasta Mayo de 2019”. Claro que la diputada de Coalición Canaria, Rosa Dávila, anterior Consejera de Hacienda del Gobierno de Canarias “quitó importancia a la cifra de 400 millones de euros al compararla con el volumen de subvenciones que da la Comunidad Autónoma, que solo en 2019 alcanzaron los 5.500 millones”
Si tenemos en cuenta que la Audiencia de Cuentas de Canarias ya indicó en Enero de 2020 que el Gobierno de Clavijo tenía, en 2017, 439 millones de euros pendientes de cobro, que no parece que se hayan cobrado, aquí parece que lo más importante no es un Plan de Reactivación millonario sino un Plan de Recuperación de cobros y subvenciones de los últimos años que, da la impresión de que superará en millones a la cifra que se quiere invertir ahora.
Es más, ¿Podremos conocer y hacer público todo el importe de, por ejemplo, los últimos 10 años, en subvenciones no justificadas y cobros no recuperados? ¿Podremos conocer quienes son los agraciados/as de esta lotería ultraperiférica?
Es lo que el propio Stiglitz calificaba como los tres principios empresariales.
Y es que estamos en una democracia de mayorías, basada en principios empresariales y no en juicios razonados.
Pero eso significa tomarse en serio a las personas y ponerlas por delante de los intereses empresariales, algo que los gobiernos actuales, entre ellos el de Canarias no tienen en sus Programas.
* La casa de mi tía agradece la gentileza de Federico Aguilera Klink