Emergencia climática, transición ecológica, centros comerciales y relocalización - por Federico Aguilera Klink
Emergencia climática, transición ecológica, centros coMerciales y relocalización - por Federico Aguilera Klink *
Estamos en plena euforia de declaraciones de Emergencia Climática, aunque sin contenido real y sin implicaciones claras. Lo mismo parece ocurrir con los Ministerios, con las Consejerías autonómicas y con las Concejalías de Transición Ecológica y anteriormente denominadas de Medio Ambiente, pues no tiene ningún sentido la existencia de estos Organismos en Gobiernos cuya preocupación fundamental es el crecimiento económico en términos de PIB.
Si realmente gobiernos y empresas se tomaran en serio la necesidad de una Transición Económica, que es la condición básica para poder llevar a cabo una Transición Ecológica seria, empezarían por cuestionar el modelo actual de agricultura industrial a gran escala intensiva en energía fósil (que no parece que
ECUACION DE LAS GRANDES EMPRESAS
1.IMPUESTOS Y SALARIOS MUY BAJOS
+
2.SUBVENCIONES MUY ELEVADAS
+
3.IRRESPONSABILIDAD SOBRE COSTES SOCIALES Y AMBIENTALES
=
4. BENEFICIOS DESMESURADOS
En definitiva, si queremos iniciar una Transición ecológica y energética que beneficie a las personas y al medio ambiente, es necesario empezar por cuestionar la deseabilidad del crecimiento económico que no beneficia a las personas ni al medio ambiente, como señala Galbraith, dar pasos hacia una Transición económica que tienda a Relocalizar las actividades económicas, que las haga más locales, más cercanas, más ambientalmente compatibles, que fomente la agricultura ecológica y el comercio local, que facilita cerrar los ciclos de los materiales, que no requiera coger el vehículo privado y que anime a prescindir de él o a tomar el transporte público.
Todo esto es viable, genera empleo, disminuye el uso de recursos no renovables y disminuye la contaminación. Estoy seguro de que todo eso llevaría a una disminución del crecimiento económico en términos de PIB pero también estoy seguro de que mejoraría la calidad de vida y la salud de las personas pues gran parte de las actividades que aumentan el PIB no contribuyen a mejorar el bienestar de la gente ya que el dichoso PIB sólo indica la velocidad a la que se va pero no hacia dónde se va, es decir, no indica la orientación en términos cualitativos de las actividades económicas pues ignora el deterioro ambiental (posiblemente irreversible) así como el deterioro en la calidad de vida de las personas.
Así, una agricultura más sana ambiental y nutricionalmente mejora la salud de los ecosistemas y de las personas, disminuye la incidencia de enfermedades y disminuye la necesidad de tomar medicinas, de tratamientos hospitalarios y de consultas ambulatorias. En otras palabras a menos enfermedades, menos gasto sanitario, más salud, menos PIB y más bienestar. A su vez, la disminución del uso del automóvil, gracias a la cercanía, disminuye el transporte innecesario, los atascos y la quema inútil de combustibles fósiles, todo lo cual disminuiría los negocios relacionados con estas actividades demostrando que, en la práctica, una disminución de la mayoría de ellas, aunque conduzca a una disminución del PIB, permite, en la práctica, iniciar la transición hacia un modelo económico con unas implicaciones ecológicas y sociales que beneficiarían a la mayoría de la población, que es lo que en teoría dicen que buscan los gobiernos….y los empresarios.
No empezar a relocalizar la economía nos va a llevar, con seguridad, a una situación, especialmente después del tema del coronavirus, de retraso en la adaptación inevitable a nuevos escenarios que tendremos que construir en los que realmente se ponga la economía al servicio de las personas y adaptada a las posibilidades y limitaciones de los ecosistemas locales y mundiales. No hay otra opción humana y razonable que aprender a practicar la convivencia y para ello tenemos mucho que aprender de las culturas y países que los gobiernos occidentales, los ejércitos y las corporaciones para las que trabajan, llevan siglos destruyendo.
* La casa de mi tía agradece la gentileza de Federico Aguilera Klink