Encuentro en la Calle Mayor. Diálogos imposibles - por Erasmo Quintana

 

Encuentro en la Calle Mayor. Diálogos imposibles - por Erasmo Quintana *

 

Paseando estaba yo por la Calle Mayor de Triana cuando, recibiendo una leve palmada en la espalda, se me apareció el carca y casposo amigo de toda la vida, yendo en la dirección mía y con igual parsimonia de dos personas jubiladas, con esa ventaja que da tener todo el tiempo para ellas y suyos el discurrir de los días, de los que a nadie tienen que dar cuenta. El sol limpio de la mañana brillaba en las fachadas, unas de estilo romántico y otras de Art Nouveau, con una mayoría utilitaria de difícil catalogación. Hechos los saludos de rigor, salió el inevitable tema político, que, además, es lo suyo.

- Un alivio ¿sabes? -fue lo primero que dijo- ¡por fin! Pedro Sánchez parece llegar a un acuerdo, junto a Pablo Iglesias, con los restantes partidos autonómicos, y la manera con la que escenificó el acercamiento con aquél, dándose un abrazo, en el que se vio el grado de compromiso. Pero lo que veo horroroso es que con esto vendrá la extrema izquierda y los separatistas a gobernar la nación. Ello será un caos. 

- Yo, por el contrario, considero positivo el acuerdo -contesté- porque el fenómeno Vox le viene pisando los talones a la izquierda en este país. Todavía el PSOE intenta negociar la investidura con una derecha calculadora (PP y Cs votarán en contra, y Vox ni te digo), solo pensando en lo que les conviene como partidos, y al país que le den.

_ Te digo, lo que ya no me gusta, son los escándalos de corrupción, que no cesan. Del PP, conocemos las hazañas que han protagonizado, pero las del PSOE en Andalucía no les van a la zaga. La corrupción política no tiene arreglo. La Administración Pública funcionaba mejor con Franco.

- No seas ingenuo. La propaganda del Régimen fue dar una imagen de salvador del dictador, de honesto, sacrificado y trabajador, cuando el historiador Ángel Viñas, ha descubierto la fortuna inmensa que empezó a amasar desde antes de terminar la Guerra de España. En la Dictadura ocurrió igual, o peor; para algo estaban los censores, y, a pesar de los mismos, algo se supo. ¿No te acuerdas de los escándalos Matesa y Sofico? Menudos pelotazos. ¿Tienes prisa? Entramos en esta Cafetería y tomamos algo.

- Estupendo. Admíteme, amigo, que si vienen las izquierdas, no tendremos más que miseria y desgobierno. Las grandes fortunas se irán, que son las que están creando riqueza.

- Y qué me dices si vienen las tres derechas (PP-Cs-Vox). Es para estar temblando con el gobierno de estos cachanchanes, que no gobiernan en el interés general sino para el interés de sus bolsillos; además de todo el dinero que han robado, cientos de millones, que pudieron ir destinados a paliar tantas carencias sociales cronificadas.

- Mira, a mí lo que me preocupa es el orden y que todo esté en su sitio. Por ello me parece bien que si un trabajador abusa de bajas médicas, el empresario lo pueda despedir sin más. Que a este Gobierno, si se forma (hay que ver lo crudo que se lo está poniendo ERC), no se le ocurra volver a subir el salario mínimo, porque sería un disparate; iría en contra de la creación de empleo.

- Ése es un argumento maniqueo que más bien obedece a intereses insolidarios. Es una regla de tres simple: cuanto más dinero disponen los ciudadanos, mayor riqueza se genera internamente, más se cotiza a la Seguridad Social, y más ingresos para Hacienda. El futuro Gobierno debe liquidar la Reforma Laboral de Rajoy, que tanto daño está haciendo a la paz social. España sin duda es un gran país, pues a pesar del saqueo de dinero público al que ha estado sometido, todavía está en pie. Si por las continuas chapuzas, tuvieran los políticos que responder con sus bolsillos, verías tú cómo se andaban con más cuidado en el manejo de lo que es de todos. Es imposible entender que un país rico como el nuestro parezca tercermundista en servicios y prestaciones sociales. La riqueza que genera el país no se reparte, pues el sistema vigente hace que se acumule en pocas manos.

- Hombre, no es que esto me guste. Lo que yo creo te pasa a ti es que no estás acostumbrado a que se cuestione la rotundidad de tus puntos de vista. Tu verdad se puede cuestionar con mi verdad…

-Ya está bien por hoy. Pediré la cuenta, y si no me invitas -como es costumbre- al menos en esta ocasión pagamos a escote.

- ¡Tranquilo, tranquilo! -contestó intentando calmarme- No te preocupes. ¡Esta vez invito yo!

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana