Ensanchar los subsidios

Rafael Álvarez Gil

TELDE ACTUALIDAD

Primer pulso de Nadia Calviño a Yolanda Díaz. La primera pretende restringir y endurecer las condiciones de acceso y mantenimiento del subsidio por desempleo. La segunda quiere ampliarlos y mejorarlos. La batalla política no es baladí. Para empezar, Calviño se está metiendo en el ámbito competencial de la cartera ministerial de la gallega. Díaz debe redoblar la defensa; si cede ahora, y más por lo injusto que es, Calviño querrá más adelante proseguir en su tónica ‘tecnoliberal’. Calviño se olvida de los cantos de izquierdas que el PSOE alzó durante la campaña electoral. Mal asunto.

Recordemos que el subsidio se cobra justo después de agotarse la prestación por desempleo. Es decir, estamos ante un perfil de trabajadora y trabajador maleado, con la autoestima baja tras padecer meses y meses de paro e inacción y suele engrasar las filas del llamado desempleo estructural. Y, desde luego, estamos hablando de personas. Pero en condiciones de precariedad, también emocional. No digamos ya si encima hay menores y cargas familiares.

Por otro lado, el subsidio por desempleo supone 480 euros al mes. Permite la mera subsistencia. Solo eso. No más. Toca expandirlo, dignificarlo y mejorarlo. Y no dar alas a los dogmas neoliberales que encandilan a Calviño. La ministra de economía no puede olvidarse que lo es de un Gobierno de coalición de izquierdas, y recalco lo de coalición. No puede jugar a ser un socioliberal ni a reencarnar a Miguel Boyer o a Carlos Solchaga. No se espera ni se desea que desempeñe ese papel. Y si Pedro Sánchez debe frenarla, que lo haga. Y si no lo hace, será Sumar y los socios parlamentarios los que le subrayarán a Sánchez que la política económica también pasa por las convicciones del resto, que son actores imprescindibles para el concurso del pacto. El PSOE no tiene mayoría absoluta. Mas incluyendo a Sumar, tampoco.

La ministra de Trabajo y Economía Social ha parado en seco a Calviño. Pero esta no se arredra y se siente cómoda al personificar a la tecnócrata que ajusta las cuentas mientras especula con recortes del gasto público a modo de fiestera calculadora. Y lo más peligroso: lo que denota el discurso de Calviño, y de otros, es que los que reciben el subsidio están en desempleo porque quieren y estos deben aceptar la primera oferta por mala e inestable que sea. Son desempleados, no objetos de feria y ganado. Y no están en esas condiciones por gusto. Y por algunos gorrones que pueda haber, el resto no debe pagarlo. El daño social sería importante. Impropio de lo que se espera de este Gabinete. Yolanda Díaz tiene que hacerse valer y no decaer a la presión de Calviño. Sin cesiones.

* Gracias a Rafael Alvarez Gil , a TELDE ACTUALIDAD y a la colaboración de Antonio Aguado

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