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viernes, 26 de abril de 2024 17:58h.

Érase una vez... - por Ana Vega

...Un país que fue descuidando tanto los auténticos problemas de la sociedad en que habitan. que cayeron en el gravísimo y grandísimo error de alimentarse de las basuras televisivas en que una Pantoja o un niñato, conseguían cubrir casi toda la prensa escrita, así como batir records en audiencia.

Érase una vez... - por Ana Vega *

...Un país que fue descuidando tanto los auténticos problemas de la sociedad en que habitan. que cayeron en el gravísimo y grandísimo error de alimentarse de las basuras televisivas en que una Pantoja o un niñato, conseguían cubrir casi toda la prensa escrita, así como batir records en audiencia.

Pues sí, hoy tocaba comenzar esta nota como un auténtico cuento. Eso sí, de terror.

Sigo en esa balanza en que pongo tanto a un lado como a otro, lo que la sociedad escoje, y aquello que aparta o directamente anula.

A todo esto, deberíamos estar también pendientes de como los casos de corrupción , que empieza a parecer algo así como una película de suspense, o sacado del mismísimo " El Padrino ", son tantos, que consiguen acaparar toda la atención, en que unos y otros continúan con el " Y tú más".

Hay momentos, y no son pocos, que es tanta la indignación que me emntra, que llego a creerme tener lo que nos merecemos.

El problema es que nos lo merezcamos o no, hay auténticas víctimas del sistema que nosotros mismos hemos potenciado. Y son mujeres, hombres y niños que sin guisarlo ni comerlo, están pagando y muy caro, lo que aquí, en este país está sucediendo.

El jueves ocurría otro crimen, en venganza de un monstruo, por no asumir la separación de la que era su mujer, asesinaba a sus dos hijas. Y no de un tiro o de un navajazo que les hiciese sufrir lo menos posible. Ni eso tuvo en cuenta. Se lió a con una barra de hierro a golpearlas hasta terminar con sus vidas. Y así fue.

Era su venganza, la más efectiva. Dejaba viva a la mujer, pero se llevaba con él a sus dos hijas, sus motores de vida.

El día anterior se daba la noticia que un hombre el cual iba a ser desahuciado, se quitaba la vida para no ver como le sacaban de su casa.

Podría seguir contando más tragedias, las cuales no cesan, sin permitir ni tan siquiera un a tregua.Pero no seguiré para no cansar.

Ahora os preguntaréis, qué tiene que ver el encabezamiento de esta nota con lo que acabo de exponer.

Es fácil deducirlo:

Llevamos meses totalmente envueltos en temas de corrupción: Que si " Fulanito " entra en la cárcel, o que si " Menganito" sale.

Pendientes de si a una folclórica se le permiten privilegios en la cárcel, o si no.

Y para colmo aparece un personaje, del cual hablaré lo mínimo, al que llaman pequeño Nicolás.

Me avergüenzo de este país. Y mucho.

Las televisiones no hablan de otra cosa. Encima para colmo de males, este niñato con cara de jeta y chulesco, está siendo invitado a canales televisivos. Abres un periódico de tirada nacional y más de lo mismo.

Le han hecho poco menos que un héroe, porque está ridiculizando al gobierno y al PP. Somos así de imbéciles. Este niñato ha conseguido poner a este país en alerta, y no sólo eso, si no que me llegan noticias que su cara ha servido para estamparla en camisetas así como tatuajes con su cara.Eso sin olvidar a algunos que en sus perfiles del facebook también han puesto su cara.

Pero ¿ alguien me puede decir hasta dónde estamos llegando?.

Desde luego esto requiere un estudio sociológico perourgentemente,porque me pregunto si tiene o no curación. Sí, la sociedad española está enferma y de gravedad.

La violencia de género no es frenada, porque sólo salimos fuera en fechas puntuales, o sólo hacemos hincapié en ella, cuando se cometen asesinatos. Empezando en este caso, porque aún a día de hoy no somos muchas y muchos, quienes lo denominamos asesinatos, o lo catalogamos como terrorismo.

Los desahucios se producen porque a la calle, haciendo de barreras humanas, siempre están los mismos. Y ni siquiera somos capaces de utilizar las herrramientas de las redes sociales para torpedear a los responsables de estas desigualdades y masacres sociales.

Y como estos ejemplos, podríamos seguir más,pero la nota ya es excesivamente larga como para alargarla más.

Desgraciadamente saldrán de mi mente muchas más notas, que intenten ser captadas por los que al menos visitan mi muro.

Y como si de un cuento, que por desgracia no lo es, comencé, termino diciendo:

....Y colorín colorado, este triste panorama, no ha terminado.

* Publicado con autorización de la autora