El esperpento que no cesa de la noble profesión política - por Erasmo Quintana *

Estas derecha y ultraderecha están haciendo de la noble profesión política algo deleznable, ésas que se creen que si no son quienes gobiernan, España se va al garete, cuando es lo cierto que lo único que consiguen con esos comportamientos gamberros en el Hemiciclo es que los ciudadanos los metan a todos en el mismo saco, hartos de todos ellos y sus representantes que tanto la degradan.

Pero, la pregunta que al mismo tiempo me hago es ¿no será eso, precisamente, lo que persiguen, que la gente piense que la democracia es un desastre, y que venga VOX ya de una vez a poner orden y tentetieso?

Todo está lo mismo de revuelto. El PP critica al Gobierno y lo tilda de despilfarrador porque atiende a los más necesitados del sistema. La derecha es partidaria de que las urgencias de ese sector de la población que no llega a final de mes, que está en paro, o esa madre soltera que tiene que acudir a los comedores vecinales solidarios para sobrevivir, se resuelvan con la caridad y no como un derecho inalienable.

¿Despilfarro del Gobierno, dicen? ¿Que el Gobierno de coalición, no bajando los impuestos se está “forrando”? Qué, ¿para con todo lo que recauda Hacienda, ese Gobierno se vaya de vacaciones a Acapulco o a las Islas Vírgenes Británicas? La triste, agria y analfabeta oposición que hacen en el Parlamento PP-VOX-Cs es demencial. 

No es que sea un dechado de perfección este Gobierno de coalición (PSOE-Unidas Podemos), pues en lo que hace al partido mayoritario del mismo, forma parte del Sistema heredado de Franco, que lo dejó todo “atado y bien atado”. La palpable contradicción está más clara que nunca: en la Constitución del 78 se dice que el pueblo es el Soberano y de él emanan todas nuestras leyes, obligaciones y  derechos.

Todo, es cierto, menos en lo que respecta al Jefe del Estado, que no lo elige ese soberano que es el pueblo. Ya lo eligió por todos nosotros el Dictador.

O sea, que tenemos un sistema democrático con el sello personalísimo de Francisco Franco Bahamonde. Esta es una de las razones del porqué en España nunca se ha ido el franquismo (y la aceptación tan estupenda que ha tenido el partido neonazi VOX, cuando en Europa no los quieren ver ni en pintura), pues nuestro sistema democrático está inoculado, impregnado del fascismo que representó y defendió el Invicto. Es palmario que el insigne Caudillo consagró su vida a luchar contra la Democracia y, por ende, a los demócratas. Todo demócrata era para él “su enemigo”, por lo que había que eliminarlo.

Ahora, si no teníamos bastante problema con la pandemia coronavírica y sus inconmensurables negativas secuelas, ha estallado una cruel y criminal guerra con la invasión que hace un loco, cretino Zar de todas las Rusias a su modesto vecino pueblo de Ucrania.

Al miserable genocida, Vladímir Putin, su alarmante psicopatía le impide ver que a pesar de todo lo que ha conseguido de propiedades y riquezas mundanas, cada vez es menos libre, porque ya no podrá ir donde quisiera, no estará seguro en muchos sitios del planeta, y lo suyo se limitará a vivir en un búnker. Es la consecuencia de tener tanta humanidad asesinada por él a sus espaldas. Sin duda, estará en una jaula de oro, pero jaula al fin.

Otro tema que interesa comentar es el problema que ocasiona en los medios de comunicación el uso (cada vez más frecuente) de las fake news o bulos, o mentiras. Lo cierto es que este fenómeno no tiene nada de nuevo. Siempre existió, pues en una guerra, la primera víctima es la verdad, convertida en un arma más en toda contienda.

De siempre he estado tentado de tratar este problema de la verdad, consciente, sobre todo, del concepto que de ella tengo, pues la verdad no es propiedad de nadie: no está bien decir “es mi verdad” o “tu verdad”.

La verdad es ella en su mismidad y nadie puede apropiársela. Pues bien, en lo de que no es novedad utilizar la mentira como desinformación, tenemos el ejemplo en la figura de nuestro eximio paisano Juan Negrín López.

Entre otros infundios, se le acusó de comunista, cuando lo que era en realidad, más que político, médico e investigador científico, además de hombre culto de mirada universal. Juan Negrín se afilió al PSOE en 1929, frisaba los 40 años, y desde el principio congenió y fue su mentor Indalecio Prieto. Su juventud y formación la tuvo en el extranjero -Alemania-, por lo que era poseedor de un amplio dominio de varios idiomas (caso insólito en el partido). Su sólida preparación científica le permitió obtener en 1922 la cátedra de Fisiología de la Universidad Central (Madrid), lo que le haría un socialista atípico, poco común. De sí mismo llegó a decir “Soy socialista porque soy Republicano”. Desde el principio tuvo una química especial con un compañero, por lo que le llamaban desde el momento de su afiliación “prietista”, antípoda de los de Largo Caballero.

 El Golpe de Estado fascista cogió al PSOE dividido en dos mitades, lo que dificultó la eficacia de éste en su actuación de los primeros momentos. Negrín, ocupado en su Cátedra y sus investigaciones, nunca mostró interés en formar parte del Gobierno pero, en 1936, a ruego y propuesta de Francisco Largo Caballero (el Lenin español), aceptó la cartera de Hacienda, y en medio de los avatares de la asonada militar, en 1937, el presidente Manuel Azaña lo propuso para Jefe del Gobierno.

En el partido se produjo una clara división interna sobre la idea negrinista de “Resistir es vencer”, a la que se oponían Besteiro, Largo y Prieto. El segundo Golpe de Estado encabezado por el coronel Casado en marzo de 1939, fue la puntilla con la que finalizó la guerra, entregando la victoria al bando del facineroso golpista Franco, el 28 de marzo de 1939.

Hay otro mantra que tuvo fortuna para criminalizar la egregia figura de nuestro paisano Juan Negrín, y es la entrega a la Unión Soviética del “oro español”. Negrín era ministro de Hacienda en el gobierno de Largo Caballero, cuando, para hacer frente al armamento que compraban a Moscú, imprescindible como defensa ante los golpistas, por acuerdo de gobierno se autorizó una importante partida de millones en oro para su pago, decreto que firmó el máximo responsable del Consejo de Ministros, Largo Caballero, y Negrín, por ser el ministro de Hacienda. Queda claro, pues, que la medida fue tomada de manera colegiada. El propio partido convirtió a Negrín en cabeza de turco de la derrota final, expulsándolo junto a un grupo de compañeros.

Con el regreso de esta democracia, siendo alcalde Ortiz Wiot, se le quitó en el Ayuntamiento de Las Palmas el apelativo de “hijo espurio”, obra de la falange nazifascista (que, en su ignorancia, escribió "espúreo" en el acta de la Comisión Gestora del Ayuntamiento de Las Palmas, bajo la presidencia de Antonio Juan Mulet, el 27 de abril de 1938) pues la historia la escribe quien gana. También le sería devuelto, a título póstumo, su carné y condición de militante.   

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana