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lunes, 29 de abril de 2024 11:19h.

Felipe y Alfonso contra el tiempo - por Marta Nebot

 

FR MN
Antonio Aguado, coherente veterano militante socialista, recomienda este artículo

Felipe y Alfonso contra el tiempo - por Marta Nebot *

PÚBLICO

Quiero morir de vieja, pero no envejecer mal y pienso en ello desde hace ya rato. 

En estas décadas de salas de maquillaje he visto mujeres a las que admiro pelearse con maquilladores porque, por buenos profesionales que fueran, no conseguían hacer el milagro de devolverlas a su mejor momento. 

Me da miedo no saber asumir lo que le pase a mi cuerpo y a mi época. Temo pagar con los siguientes el doloroso proceso en el que o se termina asumiendo que tu tiempo pasó y que te toca actualizarte en el de otros o haces un ridículo espantoso. 

Curiosamente, en política el tiempo de uno no tiene edad pero sí unos límites muy concretos. Estás dentro o estás fuera. Lo primero es cuando la política depende de ti, cuando tú eres parte de los que manejan el barco. Lo segundo es cuando no, y solo puedes ayudar o entorpecer la labor de los capitanes del momento. Es así de simple y, sin embargo, algunos se creen capitanes generales aunque no tienen barco.    

Otras miradas - Jenni Hermoso ya está sentenciada

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La reaparición de esta semana de Felipe González, a sus 81 años, y Alfonso Guerra, a sus 83, en la presentación del libro del segundo, me ha recordado todo esto y les he imaginado como a dos viejas starlettes frente al espejo de su camerino acusando al resto del mundo de que ahí no ven ni a la España ni a los líderes retirados que soñaron.  

En su área de visión, reducida por el ego, parece que no sale la subida del salario mínimo, de más del 47%, en cinco años;  ni los ERTE que durante la pandemia nos salvaron a tod@s;  ni el IMV (Ingreso Mínimo Vital) que llega a más de 650.000 hogares en los que subsisten casi dos millones de personas. No ven tantos avances sociales ni el hecho de que la gran coalición, por la que tanto suspiran, jamás habría aprobado esas medidas que los liberales llaman imposibles y/o paguitas.  

En su espejito espejito tampoco salen los efectos antiindependentistas de la política del perdón del Gobierno de coalición, contra el que tanto patalearon. Felipe llegó a decir en la presentación del libro de Alfonso que no se pueden admitir chantajes de nadie y menos de un partido "en vías de extinción". ¿No ve que esa descomposición es buena noticia para la unidad de España? ¿No ven que el abrazo de oso del Gobierno está convenciendo a los catalanes de que quedarse en España es mejor para todos, de que su apoyo al procés o fue un error o ya ha terminado? ¿No son capaces de ver la espectacular pérdida de votos del independentismo, casi de la mitad en las elecciones del 23 de julio, y lo que eso supone de vuelta a la convivencia, de retroceso en un camino que parecía sin retorno? 

Otras miradas - Indultos S.A.

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No lo ven, ni lo quieren ver; como no ven que es brutalmente cínico justificar el perdón al terrorismo de Estado, que asesinó a 27 personas cuando ellos estaban a los mandos, y el perdón –firmado por ellos– a Alfonso Armada, el golpista del 23F amigo del rey Juan Carlos que organizó el secuestro del Congreso de los Diputados a tiros; como no ven que es incongruente y todavía más cínico defender esos perdones propios y rasgarse las vestiduras por perdonar una declaración de independencia que duró menos de 56 segundos de los que 34 fueron aplausos. Se olvidan de que Puigdemont declaró la República y la desdeclaró en el mismo párrafo, sin dar ni un empujón y que lo hizo como respuesta a un referéndum ilegal, el del 1 de octubre de 2017, que nunca tuvo validez, pero que fue validado por los golpes del Estado. No quieren recordar que después de las cargas policiales contra votantes desarmados, alguien ordenó algo inteligente de lo que se habló poco. Los barridos de señal en los colegios electorales impedían verificar el censo y, por lo tanto, la validez de los votos. Si se hubiera hecho eso desde el principio, en vez de pegar a votantes indefensos, probablemente Puigdemont no habría podido justificar la DUI, la declaración unilateral de independencia, y no se hubiera llegado tan lejos. 

Por supuesto desde su atalaya encerrada en su camerino, no ven ni eso ni lo que está aún más lejos: su OTAN NO, su Congreso de Suresnes donde aprobaron que "la definitiva solución del problema de las nacionalidades que integran el Estado español parte indefectiblemente del pleno reconocimiento del derecho de autodeterminación de las mismas". Aunque tampoco ven lo que está muy cerca: a PPox y lo que ya están haciendo en 140 municipios y en seis comunidades autónomas, gobernando sobre 11 millones de españolitos.  

Y lo que menos ven –y es quizá lo peor de todo– es el daño que hacen a su memoria y a su generación, al hecho de que les llamemos por el nombre de pila como gesto de cariño, como parte de nuestras familias. No parece que les duelan pancartas como la que recibió a Felipe en Sevilla, cuando hace poco fue a recibir un premio rodeado de populares: "Siempre PSOE. Antes con Felipe, ahora con Pedro Sánchez". "No nos abandones", llegaron a decirle. Ignoran el desgarro que generan en las familias progresistas, en las comidas familiares, empeñándose además en enfrentar generaciones. Guerra declaró en el Ateneo, en su ya famosa presentación, que la aprobación de la amnistía sería "una humillación deliberada para la generación de la transición", pertrechada por "aquellos inmaduros de 2015 que resultaron ser una estafa descomunal". ¿En serio? ¿Acaso no apartaron ellos a los anteriores dirigentes socialistas e hicieron lo que creyeron mejor, como es ley de vida? 

Estas dos señoronas, que no van mucho a la peluquería pero se miran mucho en su espejo, llevan más de una década sin entender nada más allá de su reflejo. No parecen ser conscientes de que, a partir del 15M, después del decretazo europeo de recortes firmado por Zapatero, o el PSOE se escoraba a la izquierda o dejaba de serlo y de ser del todo. Borraron de sus mentes que Podemos se quedó de ellos a 350.000 votos en las generales de 2015.  

Para cerrar este artículo, vuelvo a su imagen. Ahí las dejo, retocándose el rímel y atusándose el pelo mientras se lamentan porque su partido ya no es uno de dos, porque ya no son los que deciden qué es perdonable y qué no, porque España es más plural y federal de lo que planearon, viéndose en el espejo y en la intimidad las arrugas y tal vez los errores que públicamente solo ven en otros. 

* Gracias a Marta Nebot, a PÚBLICO y a la coalboración de Antonio Aguado

https://blogs.publico.es/otrasmiradas/76323/felipe-y-alfonso-contra-el-tiempo/#md=modulo-portada-fila-de-modulos:4x15-t1;mm=mobile-medium

MARTA NEBOT
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LA CASA DE MI TÍA
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mancheta junio 23