Francisco Quevedo, novelista del XXI - por Nicolás Guerra Aguiar
Cuando hace días hablaba con dos exalumnos ya cuarentones (¡se me hacen puretillas!), una parte de la conversación giró en torno a la literatura. Y así debía ser en cuanto que ambos fueron mis discípulos en 3º de BUP y COU, Curso de Orientación Universitaria el segundo que en nada se parece a esa extraña cosa híbrida y elemental que es hoy el 2º de Bachillerato.
Francisco Quevedo, novelista del XXI - por Nicolás Guerra Aguiar
Cuando hace días hablaba con dos exalumnos ya cuarentones (¡se me hacen puretillas!), una parte de la conversación giró en torno a la literatura. Y así debía ser en cuanto que ambos fueron mis discípulos en 3º de BUP y COU, Curso de Orientación Universitaria el segundo que en nada se parece a esa extraña cosa híbrida y elemental que es hoy el 2º de Bachillerato.
Y habló de la novela negra. Aunque para algunos es novela escapista, su matización resulta contundente. En principio, afirma, cualquier narración en la que hay un muerto y una investigación es novela negra. Pero hay diferentes maneras de afrontar esta sencilla base. Una, la novela lúdica, a la manera de Ágata Christie. Se trata de un jeroglífico en el cual el lector coparticipa, pero sin mayor trascendencia, para solucionar el crimen. Es, pues, novela de entretenimiento, y se olvida cuando ya se sabe quién es el criminal.
Pero hay una segunda variante, la novela negra social, la de más adeptos, la que triunfa sobre la primera. Esa es, y con gran calidad, la escrita por José Luis Correa, Alexis Ravelo… (con cierta inicial influencia de Manuel Vázquez Montalbán) y cuyas acciones se desarrollan en lugares conocidos de las Islas, fundamentalmente de Gran Canaria. Sus detectives, claro, quieren descubrir al autor del crimen. Pero a la vez se indaga en lo social, en lo personal, e importa mucho conocer las circunstancias por las cuales se ha originado todo. Es una novela «que rastrea por las interioridades de la sociedad –afirma- y de las personas».
¿Quiere esto decir que solo esta novela es la que se lee en Canarias? En absoluto. El público es variado, las exigencias de una u otra novela dependen de los gustos. Y hay lectores para unos tipos y para otros. Pero sí es cierto que hoy arrollan los autores de la novela negra no porque sea literatura de menor calidad –o ausencia- frente a otros títulos, a otras modalidades narrativas. Lo que ocurre es que los buenos lectores reclaman también nuevas formas, nuevas técnicas, nuevos contenidos. Por eso lo mismo se lee Las espiritistas de Telde, León Barreto (obra clásica, en cuanto que permanece al paso del tiempo) que Un tango con la muerte (José Luis Correa), Tres funerales para Eladio Monroy (Alexis Ravelo) o El año de la seca (Víctor Álamo).
Por tanto, no se trata de que una nueva generación de escritores -Generación 21- se haya impuesto sobre la inmediatamente anterior (Generación del silencio) o la más lejana ya (Generación de los 70). Ocurre que el paso del tiempo es el bisturí diseccionador que ha ido seleccionando con escrupulosidad la producción narrativa. Y la novela que hoy triunfa con los escritores nuevos (frente a los establecidos) sufrirá también la selección rigurosa por la que todas han pasado.
También en:
http://www.canarias7.es/articulo.cfm?Id=295271
http://www.bienmesabe.org/noticia/2013/Marzo/francisco-quevedo-novelista-del-xxi
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