Gáldar decidió la presidencia del Cabildo grancanario - por Nicolás Guerra Aguiar
Gáldar decidió la presidencia del Cabildo grancanario - por Nicolás Guerra Aguiar *
Pero fue abrir la urna y los vientos del Noroeste cebollero -no a la manera miguelhernandiana de piedras, rayos y hachas estridentes- dejó sentir las voluntades ciudadanas y volteó las psoeperspectivas dominantes hasta el momento. La democracia impuso su voluntad y el señor Morales ocupó el primer lugar. Un verso moralesano (“el viento Norte, desapacible y rudo”) se convirtió en afable y hospitalario, suave y acogedor: a fin de cuentas fue decisión de quienes -al menos en la utopía- ejercen como propietarios del sistema democrático.
Sin embargo, hay un hecho curioso: las listas al Cabildo y al Parlamento se presentaron como NC y obtuvieron en Gáldar, respectivamente, mil ochocientos y tres mil votos menos que la candidatura municipal encabezada como BNR y el añadido NC. ¿Conclusión? Está clara: son el señor Sosa Monzón y el BNR quienes tiran de los ciudadanos galdenses. Más: sospecho que el BNR -si no lo reencarna- sí le debe bastante a su máximo dirigente. A fin de cuentas en los pueblos se vota a personas, y la personalidad política del señor Sosa Monzón aparece como rigurosamente indiscutible: los votos son el contundente argumento.
La alegación sobre lo anterior salta a la vista: de las catorce mil novecientas papeletas emitidas para el Ayuntamiento, los ciudadanos galdenses depositaron en las urnas diez mil trescientas encabezadas por el aspirante del BNR-NC. Es decir, este superó en casi ocho mil quinientos votos al inmediato candidato (el socialista señor Suárez Díaz) y, además, marcó la diferencia de nueve mil trescientos frente al tercer y último partido (Coalición Canaria-UnidosxGC) con representación institucional. El señor Sosa Monzón, pues, culmina -sobresaliente cum laude y encumbramiento del tribunal popular- su etapa municipal iniciada años atrás desde la oposición y, al golpito, en continuado ascenso.
Salvo que surja un voto de censura, NC debe entenderse con el PSOE. Lo cual, sospecho, no ofrecerá mayores problemas: los señores Morales e Ibarra son personas sensatas y dialogantes. Además, sus partidos se necesitan para formar el Gobierno de Canarias (tripartito NC, PSOE y Podemos a la manera del Ayuntamiento capitalino)… siempre que CoATIción Canaria se dé por vencida pues, no olvidemos, sus dos señorías en el Congreso de los Diputados pueden resultar imprescindibles para la investidura del señor Sánchez como presidente del Gobierno. Y CC está agarrada al poder regional como las lapas negras a sumergidas piedras y paredes de acantilados. (¿Y si su conditio sine qua non fuera el cambeo de los dos votos en Madrid por el Gobierno de Canarias? ¡Aaaamigo!...)
Está institucionalizado: en política casi nada es racional ni, las más de las veces, los intereses partidistas respetan la voluntad de quienes acuden a las urnas y, por mayoría, toman una decisión. Así, por ejemplo, ¿deben gobernar las listas más votadas aunque no lleguen a la mitad más uno de los votos? ¿O, por el contrario, es ético pactar indistintamente para cogobernar con otros, también elegidos por la ciudadanía como en Al-Ándalus?
¿Atentaría contra la pureza del sistema democrático el pacto CC, PP, Asamblea Socialista Gomera y Ciudadanos para formar gobierno en Canarias frente al PSOE, aliado a Podemos y NC? Si el segundo grupo se puede formar -aunque en minoría-, ¿por qué no el primero? ¿Añadiría el PSOE a los gomeros (ASG) en cuatripartito? A fin de cuentas son desgajes de la casa común... pero el señor Curbelo fue vetado (2014) por la socialista Comisión Federal de Listas. ¿Y con el PP?
La presencia de Gáldar fue determinante para el triunfo de NC (Cabildo). Bien es cierto que la institución insular si no se volcó con el municipio norteño al menos lo consideró durante el cuatrienio anterior. Pero algunos de sus componentes fueron miembros políticos -cuando no coautores- de Asamblea Canaria, autodefinida (1981) como “fuerza política nacionalista que tiene como objetivo la construcción de un socialismo autogestionario".
Y ya se sabe: desde el Cabildo -como colaboracionista o en el poder- Asamblea Canaria (NC desde 2005) se volcó fundamentalmente en el Este y Sur de Gran Canaria, mimados graneros de votos donde se invirtieron muchísimos millones de pesetas para impulsar su desarrollo (Telde, Santa Lucía…) con obras incluso faraónicas. El Norte, ajeno a tal sigla política ya desaparecida, dejó de ser para la institución y comenzó un acelerado retroceso cuyas secuelas son visibles hoy en el desajuste social (50% de jóvenes en paro).
El señor Sosa Monzón, pues, es un puntal básico de Nueva Canarias: triunfador, capacitado, joven y experimentado. La inmensa mayoría de mis paisanos confía en él.
* La casa de mi tía agradece la gentileza de Nicoklás Guerra Aguiar