Gambito de dama - por Antonio Cabrera de León *

El gambito de dama es una jugada de apertura en el ajedrez. Como todos los gambitos, consiste en que las blancas inician el juego ofreciendo al contrincante el sacrificio de una pieza para que se lance a por ella. Si éste lo hace, adquirirá superioridad numérica en la partida. Pero quien realiza el gambito habrá conseguido una mejor posición estratégica, que puede ser más importante que el número piezas. La clave, la decisión fundamental sobre el tipo de batalla que se va a plantear, corresponde a las negras: si aceptan el gambito habrá una partida abierta y vistosa; si no lo aceptan la batalla será más larga, más tortuosa. Las combinaciones posibles son muchas.

El gambito de Oramas en el debate de investidura tiene también muchas variantes de desarrollo durante el debate. Podría ocurrir, por ejemplo, que Oramas se plante el martes en el Congreso para abstenerse. Con ello calmaría a su propia formación política, a la que aparentemente había ocultado su propósito de apertura con gambito. Pero además habría ganado una posición estratégica haciendo notar su capacidad de votar a la contra cuando quiera. Ésta sería la situación que en ajedrez se llama “gambito aceptado”. Es decir, el contrincante habría aceptado el planteamiento y Oramas obtendría algo a cambio de modificar el sentido de su voto ¿Algo como qué? Algo como el supremeo de alguien que a ella le importa mucho, mucho. Naturalmente, el supremeado sería pieza fundamental de esta apertura e incluso habría participado en su diseño.

Una variante más de este “gambito aceptado” es que Oramas no comparezca en la segunda votación porque pierda el avión, o se ausente por otro motivo. Correspondería probablemente a una situación en que lo ofrecido por el contrincante no es tan satisfactorio como para cambiar del no a la abstención (el sí no se contempla). Digamos que la oferta es aceptable, habría mejorado su posición mediante el gambito, pero no habría obtenido una ventaja definitiva. Podríamos estar ante una oferta de ayuda con el supremeo, de compromiso para que el caso se resuelva en el Supremo, pero sin garantía de la resolución.

Sin embargo, es muy posible que el gambito sea declinado. Ocurre en ajedrez cuando las negras deciden ignorar que hay una pieza blanca desguarnecida a la que podrían aniquilar. En ese caso, Oramas se encontraría con que nadie la llama desde Madrid y mantendría su voto negativo. Estaríamos ante una guerra larga y tortuosa. El aspirante al supremeo habría perdido todas sus opciones de participar en la batalla. Y aunque a Oramas no la llamarían desde Madrid, probablemente sí la llamarían desde Fuerteventura, Lanzarote y alguna otra isla.

En este último caso, es muy posible la fractura de Coalición Canaria, que se recompondría en un bloque progresista en torno a Nueva Canarias y otro conservador en torno a ATI. La batalla de la legislatura canaria, la partida de ajedrez, la perderían en este caso las fuerzas conservadoras ¿Por qué? Porque el Gobierno progresista actual empezaría a contar con diputados majoreros, conejeros o herreños dispuestos a apoyarle. Digamos que la dependencia extrema de Casimiro que actualmente tiene el "pacto de las flores", desaparecería.

Jaque mate.

* La casa de mi tí agradece la gentileza de Antonio Cabrera de León