Un gas inviable - por Antonio Morales Méndez
Un gas inviable - por Antonio Morales Méndez *
El pasado viernes 13 de octubre ABC.es hizo pública en Canarias la información, que ya había adelantado el día anterior El Economista, según la cual la CNMC negaba el permiso a Enagás para la construcción de una regasificadora en Granadilla (Tenerife). Efectivamente, en una crónica firmada por Ramón Esteller, el diario especializado en economía y finanzas afirmaba que la Comisión Nacional de Mercados y Competencia había decidido negar la autorización a Enagás, a través de su sociedad Gascan, para poner en marcha las obras de la regasificadora de Granadilla, en las Islas Canarias. La CNMC indica, según El Economista, que "no se considera conveniente tomar, en estos momentos, la decisión de autorizar la construcción de la Planta de GNL de Granadilla (Tenerife), hasta que no se disponga de las mencionadas garantías de uso de la planta, y de los correspondientes estudios económicos que comprueben la sostenibilidad económica del sector del gas natural, tras la gasificación de las Islas Canarias”. En concreto, el consejo de la CNMC considera necesario realizar una actualización del documento de Planificación de los Sectores de Electricidad y Gas 2008-2016, recogiendo un análisis de la demanda de gas prevista, las características de dicho mercado y la viabilidad económica de las inversiones a realizar. Dado el tiempo transcurrido, es posible en opinión del supervisor "que hayan podido quedar desfasados en relación con las necesidades y los planteamientos actuales sobre la energía en las Islas Canarias, sobre todo teniendo en cuenta que en dicho periodo ha habido cambios muy sustanciales en la economía y en el sector energético en general". El informe de la CNMC sostiene –aquí está la clave- por un lado, que no existe un compromiso de la compañía suministradora de energía a las islas (Endesa-Unelco) de que va a consumir el gas que producirá la gasificadora y, por otro, que no se dispone de un estudio económico real sobre la propuesta. Es lo que vengo sosteniendo desde hace muchos años. Es lo que venimos afirmando los que apostamos por otro modelo energético. Pero el gobierno se mantiene en sus trece. Insistirán en el gas como elemento de transición aunque después tengamos que cubrir entre todos los costes del despropósito. Como está pasando en el sistema peninsular: Gas Natural ha presentado una demanda contra el Estado español en la Audiencia Nacional reclamando nada más y nada menos que 400 millones de euros por responsabilidad patrimonial a causa, dicen, del impacto que ha tenido en su cuenta de resultados la paralización de sus centrales térmicas de gas desde el año 2009 debido a que se sobreincentivó a las renovables. Es algo parecido a lo que hizo Iberdrola cuando se le impidió que cerrara la planta de Arcos de la Frontera que pidió entonces una indemnización de 900 millones. O lo que ha sucedido con Castor, el cementerio de gas de Castellón, que fue paralizado al provocar 500 seísmos y por el que estamos pagando a Florentino Pérez 1.700 millones de euros. O lo que está sucediendo con las autopistas de peaje. Y es que los beneficios son para unos pocos y las pérdidas se socializan. La realidad es que las presiones de las petroleras y las grandes empresas de generación energética -hasta que consigan hacerse con el mercado de las renovables, claro- no cejan en su intento de vendernos la idea de que el gas es un elemento de transición cuando en realidad lo que está haciendo es competir directamente con las energías limpias en el mundo, afortunadamente cada vez con menos éxito, a pesar de la complicidad de distintos gobiernos de turno. La lucha por seguir instalando plantas de regasificación, ciclos combinados y el resto de infraestructuras (redes, gaseoductos, depósitos, puertos, etc.) se recrudece en Europa, en España (con más virulencia) y nos lo pretenden introducir en Canarias con la misma dinámica, aún sabiendo que es imposible que se pueda después suspender su consumo mientras no se agoten los largos plazos de amortización de las inversiones. Las grandes productoras de petróleo y gas no escatiman esfuerzos una y otra vez para impedir que se incentive la producción de renovables y el aumento de la eficiencia energética. Y es en España donde mejor apoyo han encontrado sin ninguna duda. Y eso a pesar de que su implantación está siendo ruinosa. Desde 2002 hasta 2011 en España se instalaron 67 plantas de ciclo combinado con una inversión de más de 13.000 millones de euros. Hoy superan los 25.000 millones de euros. En los últimos años su producción ha caído en un 72%. En la actualidad distintas plantas instaladas por toda la geografía peninsular se han tenido que parar (Huelva, Castellón,… ). Red Eléctrica plantea que se deberían cerrar al menos diez ciclos combinados nuevos. Que sobran 6.000 MW de gas. La planta regasificadora de El Musel, en Gijón, se inauguró y ni siquiera se ha puesto en funcionamiento… Según la CNMC se deberían cerrar distintas plantas de ciclo combinado porque muchas de ellas no han funcionado ni al 10% de su capacidad y porque sería más rentable sustituirlas por renovables. Según un informe de UBS, Europa podría cerrar en los próximos dos o tres años un total de 127 gigavatios de carbón y gas. El trasfondo es muy poco transparente. Oscuro. Roberto Centeno habla claramente de la corrupción política del gas. En los últimos años se han invertido en la construcción de instalaciones de regasificación y de ciclos combinados más de 25.000 millones de euros. Se han beneficiado de primas para incentivar las inversiones y para garantizar la continuidad del suministro, con cargo a la factura de la luz, (mientras pagaban campañas mediáticas para denunciar torticeramente las primas a las renovables), pero apenas están funcionando en estos momentos en torno a un 10% o un 15% de su capacidad. La gran burbuja del gas se inicia en la época de Felipe González y avanza a piñón fijo durante los mandatos de Aznar, Zapatero y Rajoy. Las inversiones y las plantas e infraestructuras construidas o por instalar en España es tres veces superior a la necesaria y España tiene en estos momentos una tercera parte de la capacidad de regasificación de toda Europa. En fin, la cosa tiene más enjundia y seguiré hablando de ello la próxima semana.
* En La casa de mi tía por gentileza de Antonio Morales * |