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sábado, 27 de abril de 2024 02:12h.

El gen, ese gran dictador - por Nicolás Guerra Aguiar

 

gen del adn

nicolás guerra aguiar   Presume una amiga generacional de que su cuerpo no se siente afectado por la carrera de la edad. Por tanto, sin casi efectos negativos sobre rostro, cabello, piel, prominencias pectorales, estructura ósea, nalgas, cuello, labios… (¡Angelito de Dios!)

 

El gen, ese gran dictador - por Nicolás Guerra Aguiar *

joven vieja   Presume una amiga generacional de que su cuerpo no se siente afectado por la carrera de la edad. Por tanto, sin casi efectos negativos sobre rostro, cabello, piel, prominencias pectorales, estructura ósea, nalgas, cuello, labios… (¡Angelito de Dios!)

frasco pastillas   A diferencia de la mayoría femenil ella es -sueña- lo contrario al cambio que experimentará una joven tras el paso de los años (segunda parte del soneto garcilasista “En tanto que de rosa y azucena”). La protagonista perderá su “mirar ardiente” (apasionado), y el “cabello de oro” será nieve. La “edad ligera”, concluye el poeta, lo mudará todo en la criatura de “alegre primavera” (juventud). Por tanto, la invita a vivir intensamente pues el tiempo acelera con agilísima rapidez y destruye belleza y pasión. (Mi amiga generacional vive en su belleza de antaño. Pero hoy, en la farmacia, no recordó el nombre de las pastillas –lleva seis meses tomándolas- para recuperar algo de memoria.)

 

soneto garcilaso

LIBRERÍA REXACHS    Con apariencia de naturalidad insiste una y otra vez en los comentarios de quienes la saludan tras años sin saber de ella. La mujer reposa sus palabras, relame contenidos y, ajustada a las encías con goma arábiga la postiza fuente dental, reproduce con manifiesta hipérbole supuestos comentarios: “¡Vaya, los años no pasan por ti!”; ¡”¿Qué haces para seguir igual?”; “¡Pero si eres la misma de siempre!”. (Mi amiga pretende disimular, pero su mirada está fija en los callejeros espejos de una ya cerrada librería, calle Triana. Por suerte, algún frustrado Picasso les machacó su naturalidad con negras espirales trazadas con rotulador. Así, el simbólico espejo machadiano ya no compara el anteantier con el hoy, el pasado muy lejano frente a la cotidiana realidad.)  

   Y casi con hostigamiento vuelve a mostrar en el puñetero móvil –van cuatro veces esta semana- las fotos de la bisnieta para ratificar sus palabras: “Si no fuera porque es mi vivo retrato, más parece mi sobrina” (el bebé, en efecto, tiene ojos, orejas y boca como mi amiga… pero es de hoy). Luego otro álbum, nuevo martirio visual: me somete a la VIEJA EN CONTROLinquisitorial revisión de sus 348 fotos en “poses naturales” del milenio anterior. Lo cual obliga, infructuosamente, a buscar en la joven diecisieteañera de los retratos en blanco y negro a la colega bien despachada en decenios cronológicos y cuyos genes por parte de madre se manifiestan con estruendosos sonidos y alarmas antiyijadistas cuando pasa bajo los controles de seguridad en los aeropuertos: placas metálicas, tornillos engarzados a huesos artrósicos y artríticos, cables de acero para mantener fémures y arandelas y tuercas que sustituyen a tarsos y metatarsos retumban con roncos ruidos.

gen del adn   No obstante, aunque la absoluta convicción de mi amiga es pura utopía, ficción o quimera (tiene 75 años en Canarias… y 79 en Afganistán según husos horarios), ella hace cantos de alabanza a MC1R, quizás la clave clínica de su nuevo amor, un ochentón al cual llama RR (Robert Redford, ¡tela marinera!). Pero no. Se trata de un gen específico del ADN, compuesto almacenador de información genética. Algunas de sus variantes hacen parecer a ciertas personas más viejas o más jóvenes. (Obviamente ella, como su madre, recibe los efectos de la eterna juventud.)

   Tal descubrimiento abre un inmenso campo a la genética pues, en apariencia, podría averiguarse por qué se produce el fenómeno y, en un futuro más lejano, quizás la Ciencia ayudaría a los mayores y conseguiría romper la relación edad cronológica / edad biológica, correspondencia absolutamente ajena a mi amiga (según ella, claro). Es decir, llevaría a la desaparición de una frase muy frecuente en centros médicos cuando se pregunta a qué se deben ciertas dolencias. La respuesta inmediata es una: “La culpa la tiene el DNI”, es decir, el rapidísimo paso del tiempo y sus efectos negativos sobre los seres vivos.

   Pues bien. La palabra latina genus (‘origen, linaje’) fue tomada por la Ciencia para, a partir de ella, implantar el vocablo gen (‘Secuencia de ADN que constituye la unidad funcional para la transmisión de los caracteres hereditarios’) y, posteriormente, estructurar el nombre de la rama biológica –Genética- que estudia la herencia y lo relacionado con ella. E, incluso, estructuras bimembres como código genético, deriva genética, expresión genética, información genética y, sobre todo, ingeniería genética, la cual posibilita ‘la creación de nuevas especies, la corrección de defectos génicos y la fabricación de numerosos compuestos útiles’.

el retrato de dorian gray   Pero todo, claro, dentro de los límites impuestos por la propia Naturaleza. No se trata de la eterna juventud obsesivamente buscada por los humanos y cuyo impacto se refleja en la literatura (el protagonista de El retrato de Dorian Gray -novela de Óscar Wilde- llega a matar para mantener su bella imagen de juventud). También en la vida real (el mundo de ficción en el cual subsisten los setenta y tantos años de mi amiga, ciegamente obsesionada con guardar y almacenar lo que ya no es suyo: prestancia, juventud, frescura, pasión, belleza, rigor físico y mental… Mujer, sin duda, a la cual debo mostrarle un día la verdad de sus decenios y, acaso, la hiriente burla de quienes la halagan).

GEN MC1R   Les sucede lo mismo a muchos políticos iniciados cuarenta años atrás. La desequilibradora testarudez por mantenerse activos en tan suculenta profesión los ha llevado a creerse portadores de genes MC1R, más próximos a la inmortalidad política que a su propio declive natural. Y se aíslan ante inmoralidades, dejan de ver la diaria vida de quienes andan por ella entre silencios y congojas. Es decir, teatralizan teatrales farsas y renuncian a iniciales convicciones, capitales normas éticas, básicos principios.

vieja viejos

   Y así como mi amiga generacional sigue atada al pasado de las fotos en blanco y negro, ellos mantienen en sus palabras cadenas fónicas que hablan de justicia social, mundos en libertad, voluntades populares…, pero ya huecas y hueras. Tuvieron ideas y pensamientos, cierto. Pero ya son pasado, ayer ilusorio e ilusionante. Sus genes llegan cargados de traiciones.

 

* En La casa de mi tía por gentileza de Nicolás Guerra Aguiar

NICOLÁS GUERRA AGUIAR RESEÑA