Griñán y su paripé de primarias - por Antonio Aguado

Con la que le está cayendo al Partido Popular, que en cuestión de poco más de un año según la última encuesta del CIS,  ha perdido el apoyo del 17 por ciento de su electorado, esto sin haberse reflejado los acontecimientos  más recientes del caso Barcenas y la irregularidad (debería ser ilegalidad)  del presidente del Tribunal Constitucional, claramente relacionado como uno de sus afiliados.

El PSOE no está sacando ningún rédito de todo lo que viene ocurriendo y es como consecuencia, de haber presentado a la presidencia del gobierno a un candidato que ante la opinión pública, estaba bastante mermado  por haber formado parte de los gobiernos de Zapatero, sobre todo en el de su última legislatura.
complicando más la situación, se desaprovechó la oportunidad del XXXVIII Congreso Federal, para producir los debates oportunos que analizaran por qué se había llegado (no solamente por la crisis económica), a la situación de desafección de gran parte de nuestro electorado.
No se produjo la regeneración y renovación tan necesarias, para darle un mensaje de esperanza a los afiliados y simpatizantes. Al contrario, con la elección una vez más de forma encorsetada y no suficientemente democrática (salvo muy pocas y honrosas excepciones, la gran mayoría de los delegados como suele ocurrir en los congresos, eran dirigentes o acólitos de estos), de Rubalcaba como secretario general del Partido, ha creado como igualmente refleja la referida encuesta del CIS, una caída en la estimación del voto PSOE de cerca del cinco por ciento.
Con este panorama, el presidente de la Junta de Andalucía y secretario general del PSOE andaluz (juez y parte), a poco más de un año de mandato inexplicablemente, convocó elecciones primarias para elegir a su sustituto (como descaradamente se diseño y planificó, sustituta).
Lo hizo de forma precipitada y según se ha demostrado chapuceramente. El PSOE es el único partido político que elige a sus candidatos institucionales en primarias. En teoría está muy bien, pero en la práctica por la falta de sensibilidad democrática de sus dirigentes, esa idea que podría servir para reactivar la militancia y motivar a los simpatizantes, aunque ostentosamente se recurre a la misma, no suele surtir efecto, solo desesperanza y frustración.
El instrumento de las primarias, había creado expectativas e ilusiones en gran parte de la Sociedad. Se demostró cuando fueron convocadas para elegir al candidato a la presidencia del gobierno, de las elecciones del año 2000, entre Joaquín Almunia y José Borrell. La expectación y el interés de los ciudadanos, se manifestó en las encuestas por tal motivo realizadas.
Se invirtieron los términos y de 9 puntos que el Partido Popular  le aventajaba al PSOE, antes de la referida convocatoria, pasó a que el Partido Socialista subiera ocho puntos por encima del PP.
Sin embargo Borrel que había ganado las primarias, gracias al voto rebelde de las y los militantes, que apostamos por él y no por Almunia, que tenía el apoyo de la mayor parte de los dirigentes y el aparato del Partido, no fue el candidato, ya que para no perjudicar al Partido en vísperas electorales, dignamente dimitió, como consecuencia de verse afectado por sus relaciones con dos excolaboradores suyos en el Ministerio de Hacienda, que fueron imputados en una investigación judicial, por presunto fraude fiscal.
Naturalmente eso condicionó en negativo el sentido del voto y es que, aparte de las expectativas creadas, por ser la primera vez que un partido político elegía a su candidato en un proceso de primarias, Borrell como candidato y su mensaje, habían calado positivamente en la opinión pública.
A partir de esas  ilusionantes y esperanzadoras primarias, que pudieron marcar un antes y después en el PSOE y haber servido como ejemplo para los demás partidos políticos, se han convocado y sin entusiasmo celebrado otras, pero las mismas, no han servido para motivar y reactivar el voto natural y fiel de nuestros simpatizantes y menos aun, el apoyo de indecisos y nuevos votantes.    
Griñán fue el candidato a la presidencia a la Junta de Andalucía, no puesto a dedo como descaradamente se hace en el PP, pero si designado por su antecesor Manuel Chaves y ratificado (puro formalismo) por el comité regional andaluz. Exactamente lo mismo que el ha hecho con Susana Díaz, aunque lo haya querido disfrazar con unas primarias, hechas a su medida y que no le ha dado opción de participación a otros aspirantes.  
Por la conducta prepotente de Griñán y la complicidad de dirigentes y órganos (secuestrados) del Partido (Comité Federal y Regional Andaluz), que le han dado el visto bueno a su paripé de primarias, se ha perdido una vez más la oportunidad de recuperar este en teoría muy democrático instrumento, para que las afiliadas y afiliados del PSOE en Andalucía y abriéndolo a la Sociedad, también sus simpatizantes, eligieran a la persona candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía.
Susana Díaz, tenía que haber sido la primera en desear y reclamar ser elegida en primarias, algo que le daría más consistencia y fortaleza a su candidatura, para afrontar con más garantías las próximas elecciones autonómicas. Sin embargo, absurdamente se ha plegado a los designios de Griñán y esto seguramente, le pasará factura.
Por su parte Griñán, si quiere retirarse con la cabeza algo alta, para hacerle el último servicio al Partido y por el arraigo de éste en el pueblo andaluz, también a su comunidad autónoma, debería igualmente dejar la secretaria general y realizar las gestiones orgánicas oportunas, para que su sucesor o sucesora, se elija por todas las afiliadas y afiliados, a través  de elecciones primarias.

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