Hasta Groucho tenía razón - por Álvaro Felipe Hernández
Hasta Groucho tenía razón - por Álvaro Felipe Hernández *
No cabe duda de que la aceptación y difusión de la teoría marxista tuvo su origen en que Marx dio una explicación e hizo una propuesta, justo en el momento en que la sociedad demandaba una solución a la vil explotación de los trabajadores. Algo parecido hizo Hitler al teorizar, justo en el momento oportuno, sobre los culpables del estado de crisis de Alemania tras la Primera Guerra Mundial y proponer una solución. Muy posiblemente la Revolución Francesa no hubiera germinado, si previamente Voltaire, Rousseau, Diderot o Montesquieu, no hubieran elaborado y expuesto sus ideas a una sociedad oprimida a punto de perder la esperanza. Incluso el mundo estaría más superpoblado si Mijaíl Kaláshnikov o Robert Oppenheimer no hubieran estado en el momento oportuno en el lugar preciso.
Meditando sobre la importancia de hacer las cosas en el momento oportuno, no pude sustraerme a la idea de imaginar cómo escribiría hoy mismo Marx El Capital, con la experiencia acumulada a sus 50 años de edad y en el supuesto de ser español.
Seguramente el Marx actualizado daría más peso a la alienación que producen los medios de comunicación que a la que genera la religión. La frase "Sálvame es el opio del pueblo" quedaría para la posteridad junto a cualquier otra reflexión sobre la Televisión. Es más, seguramente escribiría un ensayo titulado "La sustitución progresiva de la religión por los medios de comunicación en la capacidad de limitación o condicionamiento de la personalidad" y, tal vez otro, "Belén Esteban y la literatura: interacción y propuesta". Además, muy posiblemente tendría que describir una nueva clase de lumpen, posiblemente llamada "lumpenmental", en la que entrarían los cazadores de Pokémons.
Un capítulo entero debería llevar analizar la influencia de la corrupción en el electorado y qué motivos llevan al lumpenproletariado a votar a la derecha que les asesina legalmente. Incluso el análisis de la figura y el ideario de Albert Rivera podría llevar un tomo completo lleno de sesudos análisis casi freudianos, pero estas ya son palabras mayores.
La parte dogmática y propositiva de "El Capital" del siglo XXI no me atrevo a imaginármela. Tal vez que el hecho de que el capital remunere al capital y la similitud con una estafa piramidal de libro de nuestro sistema financiero, dejaría en evidencia que el capitalismo descontrolado es en sí mismo una metástasis que le lleva a la autodestrucción sin remedio posible, como el tren de Groucho, haría que en nuevo Marx pensase igual que el antiguo. O se sumiese en una profunda depresión.
Seguramente, el nuevo Engels, sería quien diera a conocer a la humanidad la forma en que Marx pensaba terminar con el "Empresaurius Rex". El meteorito. El puto meteorito.
* En La casa de mi tía por gentileza de Álvaro Felipe Hernández