Hoy, ¿dónde están los sueños? - por Erasmo Quintana

 

Hoy, ¿dónde están los sueños? - por Erasmo Quintana *

Quéjense otros de que nuestro tiempo es malo -dijo el clásico-. Yo, particularmente, me quejo de que es mezquino porque le falta pasión. Y es verdad; todavía es doloroso constatar el desentendimiento personal de los jóvenes por la política, única herramienta de verdad útil para que las cosas que nos afectan en casi todos los órdenes de la vida discurran por senderos de normalidad, dejando de ser patrimonio exclusivo de los más avispados, que son los que la usufructúan, algo que a todos nos pertenece. Porque nuestro destino no está escrito en las estrellas como muchos derrotistas se empeñan en dar carta de naturaleza; es nuestro libre albedrío quien lo va escribiendo e interpretando a su manera. Por esto, nada me angustia hoy y aquí tanto como saberme impotente al comprobar el páramo que representa la inhibición de talentos llamados a recoger el testigo en la mejora de la actuación pública, encaminada al óptimo ejercicio de lo público, así como el huir de la profesionalidad de la política, que tanto daño le está haciendo. El ejercicio de cargo público debe ser vocacional y por un tiempo limitado.

Entiendo que todo esto es un sueño utópico, pues sabemos que utopía es soñar. Sin embargo, me consuela saber que los grandes avances de la Historia han sido posibles

gracias, precisamente, a la utopía. Nuestras metas primero hay que soñarlas. Debe ser que el hombre no reflexiona en lo propio sino al ponerlo en parangón con el que tiene al lado y lo que le es ajeno. Hoy, los jóvenes se mueven en patrones que no les llevan a ninguna parte, sobre todo los chicos, que parecen perdidos en veredas que conducen al hedonismo y la felicidad artera de los opiáceos en huida vertiginosa, cuyo fin es la placentera irresponsabilidad. Las chicas parecen otra cosa. Más juiciosas, de maduración más temprana y más responsables, con lo que se vienen “comiendo” el mundo.

En las aulas universitarias o disciplinas de inferior rango, ellas ocupan las dos terceras partes, y sus notas de estudio también superan a las de los chicos en casi todas las materias. Por lo tanto, ellas están llamadas a ocupar puestos de la máxima responsabilidad en la empresa privada y pública (ya en parte lo vienen haciendo), asumiendo retos en la alta política, algo a lo que no se sienten mayoritariamente atraídas y es una verdadera pena. Estoy seguro de una cosa: si ellas ocuparan más puestos de responsabilidad en el manejo de lo público, con toda seguridad otro gallo nos cantaría.

Gobierno de Finlandia: 12 

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Echo de menos, por tanto, a los jóvenes talentos ocupando el proscenio en que resuella y palpita la posición crítica a tanto escándalo de corruptelas políticas, así como el sistemático abandono de los más desfavorecidos de la sociedad, tan
necesitados de lo más mínimo para vivir con dignidad. En esto a la mujer -que es todo corazón- le corresponde una importante tarea, pues tiene esa indudable sensibilidad que la hace especial ante el dolor y el sufrimiento de una parte nada despreciable de la población, y porque “las flores del corazón no se marchitan nunca”, que dijo Pérez Galdós. Hoy ya no hay sueños a la luz del sol  diáfano del mediodía, que son si ustedes me lo permiten -los sueños-, quienes componen el verdadero, justo y próspero futuro para todos sin distinción.

 

 

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana