Imprudentes intromisiones del obispo las Casas - por Nicolás Guerra Aguiar
Imprudentes intromisiones del obispo las Casas - por Nicolás Guerra Aguiar *
Les reclama disculpas ante los mexicanos por supuestos atropellos cometidos, infracciones o quebrantos “a lo que ahora se conoce como derechos humanos” y que se tradujeron en “matanzas e imposiciones […] con la espada y con la cruz pues se edificaron iglesias arriba de los templos”. Por tanto, “Es mejor pedir perdón y, a partir de eso, buscar hermanarnos en la reconciliación histórica”.
Obviamente, el Gobierno español rechaza las palabras del presidente mexicano (¿se ha planteado usted, estimado lector, por qué no escribimos “mejicano”?). Así, insiste, “la llegada, hace quinientos años, de los españoles a las actuales tierras mexicanas no puede juzgarse a la luz de consideraciones contemporáneas”. Procede, pues, intensificar las relaciones de amistad y cooperación con México.
Agustín Millares Carlo - León Felipe
El contenido de la carta escapó al control oficial y llegó a conocimiento de los españoles precisamente en un momento de efervescencias sensoriales por la precampaña electoral: la sensibilización está a flor de piel y los partidos políticos, mayoritariamente, pusieron el grito en el cielo cubiertos de banderas nacionales y con la voz España (sentimiento patrio) como primer estandarte.
Así, el señor Rivera (Ciudadanos): la misiva "es una ofensa intolerable al pueblo español" […] falseando la historia". Para el señor Suárez (Partido Popular), “España se puede sentir tremendamente orgullosa de lo que hizo en América". España liberó a muchos mexicanos, afirma el señor Hernando (PP): "Habrá que recordarle a este señor que los españoles fuimos allí y acabamos con el poder de tribus que asesinaban con crueldad y saña a sus vecinos". E incluso el presidente mexicano “Está contagiado de socialismo indigenista" según el señor Abascal (VOX). Solo Podemos disiente: el presidente mexicano “Tiene mucha razón en exigirle al rey que pida perdón por los abusos en la Conquista”.
La discusión, realmente, arranca de siglos atrás. Pero la pregunta es bien sencilla: ¿los españoles conquistadores de América oprimieron, esclavizaron, destruyeron y masacraron a los indígenas? La primera tierra fue la Española (“donde entraron cristianos e comenzaron los grandes estragos e perdiciones destas gentes e que primero destruyeron y despoblaron, comenzando los cristianos a tomar las mujeres e hijos de los indios para servirse e para usar mal dellos…”).
Con los años se sumaron San Juan, Jamaica (“han enviado muchos navíos cargados e llenos de indios por la mar a vender por esclavos a Jamaica […] viendo y disimulando el Audiencia real de la isla Española”), Cuba, Guatemala, Venezuela, Perú, Trinidad, la Florida, Yucatán, Nicaragua (“enviaba cincuenta de caballo e hacía alancear [...] que no dejaba hombre ni mujer, ni viejo, ni niño a vida”), Sancta Marta, Panuco, Jalisco…, topónimos y textos presentes en Brevísima relación de la destrucción de las Indias, obra fechada en 1552 al igual que Tratado sobre los indios que se han hecho esclavos, escritas ambas por el dominico Bartolomé de las Casas, obispo de Chiapas.
Anteriormente hubo otro dominico, fray Antonio de Montesinos, quien en 1511 escribió este fragmento: “¿Cómo los tenéis [a los indios] tan oprimidos y fatigados, sin darles de comer y curarlos en sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les dais incurren y se os mueren, y por mejor decir los matáis, por sacar y adquirir oro cada día?”.
Hoy -hasta que se demuestre lo contrario- el padre las Casas (ajeno a su homónimo grancanario del siglo XX) es considerado precursor de los derechos humanos y uno de los fundadores del derecho internacional moderno. Todo por la defensa que hizo de los indios frente a los comportamientos de quienes conquistaron la actual América de habla española y portuguesa.
Por tanto, quizás sea prudente releer al obispo. O acaso inquisitoriarlo.
* La casa de mi tía agradece la gentileza de Nicolás Guerra Aguiar