Joder, qué tropa! - por Nicolás Guerra Aguiar
Joder, qué tropa! - por Nicolás Guerra Aguiar *
El señor Rajoy había “trabajado” a una buena parte de los compromisarios, como hizo el conde con los académicos. Así, cuando le comunicaron el resultado masculló para sus adentros aquello de “¡Joder, qué tropa!”. A fin de cuentas nadie, absolutamente nadie hubiera osado contradecir al Supremo -el inmensamente aplaudido Patriarca- mientras confluyeron en sus manos los cargos de presidente del Gobierno y del PP. Pero ya lo sentencia el refranero popular: “Quien mucho te alaba, cuando no te necesita te la clava”.
La tal emputada exclamación no era nueva para él. Ya en 2006 la había lanzado a los aires, harto de la feroz pugna entre la señora Aguirre y el señor Ruiz Gallardón. El obsesivo egoísmo de ambos producía muy graves escisiones en el PP madrileño, desordenado por las luchas internas. El señor Rajoy, como castigo, les vetó su inclusión en las listas para el Congreso: “¡Joder, qué tropa!”, expresó casi a voz en grito.
Dos años más tarde pregona nuevamente su “¡Joder, qué tropa!” cuando comunicó ante el Comité Ejecutivo Nacional la celebración de un congreso para elegir al nuevo líder. Y como él buscaba “lo mejor para el PP y para España”, será candidato. Fue entonces, emocionado y pletórico, cuando mira fijamente a la enfervorizada asistencia y desde el corazón se deja querer aún más y exclama: "¡Joder, qué tropa!". Pero con una grandísima diferencia: la “tropa” le era absolutamente fiel. A fin de cuentas él revisaba con lápiz rojo las listas de candidatos.
Y ante el desprecio e infantilismo del señor Hernando (exportavoz del PP en el Congreso); las precipitadas reacciones a la muy hábil jugarreta del señor Echenique (secretario de Organización de Podemos) y la torpeza histórica de la señora Castro, alcaldesa de Güímar, tomo prestada la famosa secuencia para detenerme en estos tres conocidos personajes por su condición de políticos en ejercicio.
La portavocía de un partido en el Congreso es cargo de muy alta responsabilidad: están en juego no solo la identidad del propio partido sino el control interno de cualquier iniciativa y la unificación de criterios. Por tal responsabilidad al señor Hernando se le suponen coherencia, raciocinio, sólida argumentación y madurez.
Por su parte el señor Echenique se alegra ante la posibilidad de aprobar los Presupuestos sin pasar por el Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta. La llama, malévolamente, “mayoría absoluta espuria que no se corresponde con su fuerza electoral”.
Paul Brunton
No obstante, un perverso periódico (es la valleinclanesca “canalla de la Prensa”) afirma lo contrario, pues fue su vocación amanuense o copista quien llevó a la franquísima alcaldesa a plagiar al señor Brunton en un reciente artículo: destaca canariasahora -¡mal rayo lo parta!- las literales transcripciones de textos sin entrecomillar o mencionar la fuente.
La señora aspirante del PP a la presidencia del Cabildo tinerfeño teme al “dictador” Sánchez, empeñado en sacar a Franco del Valle de los Caídos: “Me parece triste que se destierre la figura de Franco”, comenta desde su rigurosa convicción democrática, casi pacíficamente revolucionaria. Y la sensibilidad de una española patriótica avalada por el PP de Güímar erupciona ante el destierro: "¿Traer a Güímar los restos de Franco?” (Diario de Avisos).
¡Joder, qué tropa! (Por cierto: ¿qué dice su partido?)
* La casa de mi tía agradece la gentileza de Nicolás Guerra Aguiar