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viernes, 03 de mayo de 2024 00:00h.

Justificadas críticas del PP de Santa Lucía - por Nicolás Guerra Aguiar

Días ha que las costeras llanuras de Santa Lucía de Tirajana  impactan visualmente a quienes transitan por ellas. Y es que la serena armonía (o harmonía, a la manera renacentista) de tales tierras acariciadas casi a diario por el sol se ha visto impactada por un mensaje en enormes cartelones que, desde mi punto de vista, ni es original, ni estético ni (y es lo peor) respetuoso con las elementales reglas  del juego democrático.

Justificadas críticas del PP de Santa Lucía - por Nicolás Guerra Aguiar

   Días ha que las costeras llanuras de Santa Lucía de Tirajana  impactan visualmente a quienes transitan por ellas. Y es que la serena armonía (o harmonía, a la manera renacentista) de tales tierras acariciadas casi a diario por el sol se ha visto impactada por un mensaje en enormes cartelones que, desde mi punto de vista, ni es original, ni estético ni (y es lo peor) respetuoso con las elementales reglas  del juego democrático.

    Así, la foto de la señora alcaldesa ocupa en su totalidad la parte derecha de rectangulares y gigantescos anuncios que clavan tres patas en la tierra, como si tomaran posesión de ella en nombre de no sé qué, pero que intuyo algo arriesgado, peligroso, increíble en Santa Lucía. En ellos se lee “PARA APOYAR A NUESTRA GENTE (texto que sobresale por el mayor tamaño de la letra) BUSCA, COMPARA Y DALE UNA OPORTUNIDAD A SANTA LUCIA”, aunque no logré distinguir si el nombre propio “LUCÍA” lleva el obligatorio acento que destruye la sílaba “-CIA” para convertirla en dos y, así, pronunciar LU-CÍ-A, que no LU-CIA, por más que algunos colegas sigan empeñados en que las mayúsculas no se acentúan.

    Digo que tales cartelones no son originales, y digo bien en cuanto que una de sus frases parece sacada de un pasado ya lejano (treinta años atrás) cuando dice “Busca, compara”. Hubo, en efecto, un anuncio o cuña comercial (no es menester el anglicismo spot) que no solo celebraba las grandes virtudes de un detergente, sino que invitaba a comprar otro de la competencia si, después de buscar y comparar, la señora ama de casa encontraba alguno mejor y más barato que el publicitado. Y aunque tampoco era de gran originalidad como recurso publicitario, lo cierto es que impactó sobremanera en aquella sociedad de los años ochenta: su lema o frase publicitaria (no es necesario, tampoco, el anglicismo eslogan) sobrepasó los límites de lo estrictamente comercial. Y aunque algo canoso ya -muchos ciudadanos jóvenes del municipio no llegaron a visionar tal anuncio publicitario-, su recuperación puede significar hoy la perentoria necesidad de renovaciones en un municipio gobernado por los herederos de aquella rebelde Asamblea Canaria de 1982. Sí, por más que permanezcan las excesivas influencias de iniciales fundadores, reacios a dejar absoluta autonomía a la gente nueva aunque sus tiempos gloriosos –y los fueron, sin duda- ya pasaron.  

   Que tales inmensos cartelones atentan contra la visión serena y apacible del paisaje es algo que, supongo, a nadie se le escapa. Parecen ubicados para momentos de campaña política electoral, aunque ésta queda todavía a dos años vista. Por tanto, cuando tan críticos nos hemos vuelto contra todo aquello que enturbia o bloquea la sosegada y reposada recreación del entorno, de la geografía isleña, parece fuera de lugar que tales estructuras rectangulares excesivamente impactantes se impongan desde la propia interioridad del Gobierno municipal, encargado precisamente de evitar tales desaguisados paisajísticos.

    Y no es porque el rostro de la señora alcaldesa resulte negativo, antiestético o duro, en absoluto. Muy al contrario, la sonrisa –quizás forzada, acaso de pose propagandística- es relajante, reposada, suave y calmosa. Su estilizado cuello blanco, enhiesto, remonta a Garcilaso de la Vega, aquel poeta renacentista lleno de elementos sensuales en los sonetos dedicados a la amada. Y aunque en tales tierras de Santa Lucía cargadas eólicamente el viento ni mueve, ni esparce ni desordena el cabello alcaldil, el flequillo da un cierto tono más juvenil y de alegre primavera a tan impactante semibusto cuasi electoral. Mas pese a su mirada dominante y de compactas convicciones ideológicas, sigo pensando que el cartelito de marras sobra: ni es ornamental ni encaja en  el paisaje a pesar del recurso humano que quiso ser hábil atractivo.

   Y, en tercer lugar, no es un cartel ajeno a interesados intereses políticos, propagandísticos. Tiene absolutamente toda la razón el partido Popular de Santa Lucía cuando identifica los inmensos cartelones con una encubierta campaña electoral “para mayor gloria de doña Dunia González” (el “doña” es mío) pero que, además, se tiñe de un juego poco limpio en cuanto que son pagados por el Ayuntamiento. El señor Rufo, don Marcos, presidente del PP en el municipio y concejal, afirma que la campaña “nos va a costar novecientos euros diarios a los santaluceros”, dineros que saldrán de los trescientos cincuenta mil que el grupo de Gobierno de Nueva Canarias, al que pertenece la señora alcaldesa, “se autoasignó para propaganda”.

   Yo no sé si los novecientos euros diarios de gasto –me parece una cantidad excesiva, aunque desconozco todo el ensamblaje- se refieren a un límite de días o, por el contrario, de meses. Pero aunque solo se limitaran a una semana, resulta fuera de lugar que se identifique el rostro de la señora alcaldesa  en un cartel que pretende ser rigurosamente institucional en cuanto que doña  Dunia González es la alcaldesa del municipio, en efecto, pero no es la cara del propio municipio. Y tal como denuncian los populares –y les doy la razón- parece más un subrepticio “despliegue propagandístico” de la señora regidora municipal en cuanto que el lema de los cartelones es, además, muy general, nada concreto, etéreo. Por tanto, sospéchase que se quiere definir su mensaje con algo preciso, específico: solo la señora que aparece en la mitad derecha podrá ser la persona indicada para la oportunidad que se le debe dar a Santa Lucía.

   En definitiva, me parece que el Gobierno municipal no actúa con el máximo respeto a aquello que no está escrito pero que casi siempre definió los comportamientos de las corporaciones anteriores: la prudencia que se debe tener desde el poder y el acatamiento inviolable a las elementales reglas del juego. Personas e instituciones nunca deben identificarse. Y en aquellos cartelones lo hacen. Por tanto, tiene razón el Partido Popular de Santa Lucía. Ni es ético ni es estético.

Información sobre el asunto tratado:

http://www.antena3.com/canarias/noticias/politica/mil-campana-promocion-municipal-imagen-alcaldesa_2013121900224.html

http://www.canariasahora.es/articulo/top-secret/cartel/20131219211938421453.html

También en:

http://www.canarias7.es/articulo.cfm?Id=321095

http://www.infonortedigital.com/portada/component/content/article/27357-justificadas-criticas-del-pp-de-santa-lucia