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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

La crisis en la sociedad de los objetos masivos - por Domingo Garí

"Las ruedas de prensa de Rajoy en formato plasma son fiel reflejo del dominio del simulacro sobre lo real, igual que la crisis económica que vivimos simula el retraimiento de la demanda en un mundo saturado de objetos de consumo."

La crisis en la sociedad de los objetos masivos - por. Domingo Garí

Las ruedas de prensa de Rajoy en formato plasma son fiel reflejo del dominio del simulacro sobre lo real, igual que la crisis económica que vivimos simula el retraimiento de la demanda en un mundo saturado de objetos de consumo.

En el capitalismo clásico el desafío del sistema estaba situado en la esfera de la producción, en cómo producir mejor, más eficientemente a menor coste y en mayor cantidad, sin embargo en la sociedad actual, una vez que la técnica ha resuelto aquél asunto, el meollo es cómo vender todo lo producido, y cómo producir consumidores para vender las mercancías que hacen funcionar el sistema de producción sin fin. E incluso más allá de ello, qué hacer en una sociedad compuesta por individuos fabricados como consumidores que ahora no pueden consumir, en un mundo saturado de mercancías pero en el cual de forma paulatina se expulsa a millones de personas de la lógica de la simulación y del consumo.No existe escacez de mercancías, bien al contrario, el problema de la sociedad actual está centrado en la preocupación de qué hacer con la sobreabundancia de mercancías ante la contracción del consumo. Precisamente ese es el núcleo del asunto, una sociedad de consumo en la que los consumidores no pueden consumir.

En una sociedad en donde las mercancías fetichizadas asignan roles sociales y el dinero es la fuente de poder y de satisfacción, la cuestión no es tanto cómo resolver el problema de la producción, que en buena medida está robotizada, sino como democratizar la distribución para que todos tengan un acceso básico a los bienes de subsistencia.

La posesión de dinero es fuente de privilegios y también puede ser la fuente de derechos. Su posesión hace efectivo derechos formales, reconocidos incluso constitucionalmente, permitiendo el acceso inmediato a la alimentación, vivienda, educación y sanidad. Y establece una nueva correlación de fuerzas más favorable a las mayorías sociales. Por eso la Renta Básica de Ciudadanía es el instrumento más adecuado contra la crisis y el más justo a la hora de garantizar una sociedad integrada y en la que no tenga lugar la pobreza ni la exclusión.