La lucha por la libertad - por Fernando Navarro Henar

Afirmar que la lucha por la libertad ha sido una constante en la historia de la humanidad no es una aportación especialmente meritoria ni novedosa. En la permanente voluntad humana de adquirir mayores cotas de satisfacción, el reconocimiento y protección de determinadas esferas de actuación inmunes a los impulsos del poder ha sido el objetivo esencial de esa lucha.

Desde los primeros derechos reconocidos en los albores del Estado liberal hasta los más recientemente consagrados y pertenecientes a la ya palpable cuarta generación de los mismos, el camino no ha sido fácil ni ha estado exento de obstáculos.

Sí que podemos catalogar de novedosa, sin embargo, la constitucionalización del derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo, dada a conocer por el Tribunal Constitucional en resolución al recurso de inconstitucionalidad presentado en 2005 por el Partido Popular. Pero no por novedosa, debe considerarse alejada de una realidad cuya imbricación en el devenir cotidiano no parece razonable someter a discusión.

Los planteamientos argumentados en su día por esta formación política han sido desestimados por una significativa mayoría de magistrados del supremo intérprete de nuestra Norma Vértice. En consecuencia, a partir de ahora, situado este derecho en el lugar que le corresponde, cualquier manifestación originada por los detractores de la igualdad no tendrá, en la práctica, valor alguno. La tendencial resistencia de las estructuras mentales conservadoras al reconocimiento de derechos y libertades ha tenido, con esta decisión del Tribunal Constitucional, su lógica respuesta.

No podía ser de otra manera.