Buscar
viernes, 19 de abril de 2024 22:39h.

Dos llamativas cuestiones lingüísticas - por Nicolás Guerra Aguiar

 

frase guerra aguiar

Dos llamativas cuestiones lingüísticas - por Nicolás Guerra Aguiar *

El artículo “Sobre ustedes, vosotros, engodos, otros” (experiencias aularias) inició mi larga trayectoria en el periódico La Provincia. Corría el recién estrenado nacimiento del siglo XXI cuando al finalizar en clase algunas observaciones sobre el español hablado en Canarias (seseo, ausencia de la segunda persona del plural en las formas verbales…), le pregunté a un alumno canario, de padres y abuelos isleños, que si usaba alguna vez la forma pronominal vosotros. Me sorprendió su respuesta: “Sí, porque quiero hablar correctamente”.  

ustedes vosotros

  No había pasado mucho tiempo cuando una alumna escribió en la pizarra el siguiente ejemplo para referirse a la concordancia numérica sujeto – forma verbal: “Los niños os iréis a la casa de vuestros padres”. Formulada la misma pregunta, el resultado fue más impactante: “Sí, claro. Quiero hablar bien, pues quiero ser modelo y viajar mucho”.

ivan monagas   Al paso de veinte años fui confirmando la mayor presencia de la segunda persona del plural, incluso con incorrecciones presentes en hablantes peninsulares (“fijaros, acordaros”, por ejemplo:  si a las formas fijad – acordad les añadimos el pronombre os, la d final desaparece y quedan las construcciones correctas, fijaos - acordaos). Es el caso de un joven de Maspalomas, Iván Monagas, quien el martes subió a las redes sociales un vídeo sobre aparentes atentados contra la Naturaleza producidos por un tractor en el litoral playero con la interesada idea -parece- de agrandar la escollera. 

  Sumemos la agravante de obras realizadas durante la vigencia del toque de queda: "Me duele ver la playa en la que me he criado así, me duele mi municipio”, lamenta Iván, reconcomido por dentro ante la acción humana. (Conozco sus  sentimientos: la misma indignación, los mismos impactos  personales experimenté cuando se cargaron el último muelle en Sardina del Norte -“el del Estado”- con inmensos bloques de cemento -miles de kilos cada uno- depositados desde el fondo marino hasta las celestiales alturas, como si se tratara de una exposición cubista, homenaje a la brisa marina.)

escollera sardina del norte

  Mientras muestra imágenes de tal aparente agresión, el comprometido joven habla y manifiesta su desazón (“¿rehabilitar la zona? ¡Los cojones! Me hierve la sangre; todo para beneficio de intereses privados”). Y aunque lo definen como canario el seseo (natural, no forzado) y otros rasgos, la presencia de la segunda persona del plural es constante, casi única: “Muchos sabéis ya el daño; me gustaría enseñaros; os voy a enseñar y os voy a ir explicando; si os fijáis aquí veis cómo; me gustaría todo vuestro apoyo;  fijaros todas estas piedras; para que veáis; acordaros dónde va a estar esta escollera...”.

escollera iván monagas 

  Desconozco el porqué domina la segunda persona del plural, tendría que hablar con él para averiguarlo. Por tanto, como jubilado profesor de Lengua Española y casi cuarenta años en el aula solo dejo constancia de su presencia en un joven noblemente identificado con su tierra, usuario de tal zona costera desde los cinco años. Curiosidad la mía, pues, puramente profesional desprovista de cualquier osada y aventurada intromisión en su vida privada, simple acta notarial.

DANIASA CURBELO   Ese mismo día presto atención también a otro vídeo en CANARIAS7. Una joven jóvena canaria, Daniasa Curbelo confirma el planteamiento del profesor Zamora Vicente (“Un habla de tránsito: el canario”, 1970): “Vosotros ha desaparecido del habla general […], ustedes es lo usual”. Más: cuantitativamente se impone sobre vosotros en más de quinientos millones de hispanohablantes (salvo, claro, jóvenes canarios y, por imitación, algunos puretas o hispanoamericanos residentes en España). Con fina ironía la interviniente  ridiculiza a la señora Montero, ministra de Igualdad, por sus desvariadas toletadas en torno a propuestas lingüísticas (vosotros, vosotras, vosotres, por ejemplo): “Con ustedes caben todos los géneros”, dice. “¡Pa que aprendan, coño!”. 

irene montero  Porque la señora ministra de Igualdad del Gobierno español decide trasladar los bakunianos planteamientos revolucionarios a la lengua, femenina ella pero siempre gobernada por señores académicos. Estos mantienen la sacrosanta tradición: el género femenino es el marcado (“sala de profesores” incluye hoy a ambos géneros. Pero “sala de profesoras”, como en ciertos baños: ¡jusia con los machos!). 

  De ahí que tras una compleja temporada en algún rincón monacal haya encontrado -ilusoria inspiración, sin duda- la racional, lógica y científica manera de desfaçer tal entuerto, agravio o acaso ultraje a la condición femenina. Y como la lengua es propiedad de los / de las / de lus / hablantes / hablantas / hablantus, y está en continua evolución y enriquecimiento, la discípula predilecta de Saussure (padre de la lingüística estructural) propone el uso de nuevas palabras definidas, exclusivamente, por rasgos sexuales: hablantes, los varones; hablantas, las hembras; hablantus, la mescolanza o  numérica conjunción de las dos primeras… voces, ¡claro! 

   En un aula puede haber veinticinco alumnos, aunque solo diez sean varones. Lo cual, para la señora ministra, significa un agravio. Y tiene razón. Atenta contra la integridad moral y el ajuste psíquico la tal aparente discriminación lingüística: si las quince alumnas son alumnos, ¿cómo serían sus caracterizaciones físicas, vestimentas? ¿E intensidad, tono y timbre de los sonidos emitidos por sus aparatos fonadores? 

  Y a la inversa, claro: ¿qué pensará de su condición de macho -’animal de sexo masculino’- el correspondiente portador de pene, prominentes testículos, testosterónica pasión, desagallamiento sexual e inoculador del semen reproductor cuando, a pesar de su gigantesco tamaño, los / las / les / niños / niñas / niñes se refieran a él como “una jirafa”?  Valdría la coña por carnavales, a fin de cuentas consiste en disfrazarse. Razón por la cual durante tales relajientas (Canarias, México) fechas algunos hombres tienden a transformarse en disparatado jembrerío tras profesionales maquillajes, mismamente. Pero la virilidad y el semental de pelo en pecho no sufren alteraciones hormonales ni desajustes.

drag queen

  Lo mismo sucede en la lengua, pues entre sexo y género gramatical solo hay casuales coincidencias: “El niño es listo”. Pero si tiene “cuello de jirafa”, ¿será, acaso, un cuello feminizado? (¡Lo que se exige para llegar a ministra! ¡Ahora entiendo por qué voces como racionalidad, lógica, inteligencia, razón, reflexión, sensatez… reclaman el determinante la como marcador de género! ¡Irracionales, torpes e irreflexivos que son los adanes!)       

jirafas* La casa de mi tía agradece la gentileza de Nicolas Guerra Aguiar

nicolás guerra reseña

 

MANCHETA nnnn