Buscar
viernes, 29 de marzo de 2024 06:40h.

Mujer,  sinónimo  de  indefensión - por Ana Beltrán

 

ana beltránNo he vivido en ningún otro lugar que no sea en este país llamado España,  y por lo mismo no sé si las mujeres que habitan  más allá de sus fronteras están igual de desprotegidas que las que vivimos dentro de ellas. Y no hablo por gusto; no hace falta ser muy perspicaz  para cerciorarse  de la absoluta indefensión que  asola a la  mujer española

Mujer,  sinónimo  de  indefensión - por Ana Beltrán *                                                                                                            

No he vivido en ningún otro lugar que no sea en este país llamado España,  y por lo mismo no sé si las mujeres que habitan  más allá de sus fronteras están igual de desprotegidas que las que vivimos dentro de ellas. Y no hablo por gusto; no hace falta ser muy perspicaz  para cerciorarse  de la absoluta indefensión que  asola a la  mujer española.  

Que en los primeros 57 días de este nuevo año  hayan sido asesinadas por sus parejas o por aquellas que lo fueron, nada menos que 16 mujeres, indica que la supuesta protección con la que al gobierno se le llena la boca es pura pantomima. ¿Qué es eso de orden de alejamiento, si saben que es una norma que no sirve para nada? Y qué decir de lo de recluir a las mujeres en casas de acogida donde, según dicen, están  «seguras»… Pues qué bien, las víctimas obligadas a abandonar sus hogares y a permanecer  encerradas y los maltratadores  en  la calle, campando a sus anchas. Con frecuencia me pregunto sobre qué conciencia, si alguien la tuviese (y esto es algo que pongo en duda), recaen estos asesinatos.     

Hasta la fecha no ha habido ley que haya puesto  al machista de turno es su sitio, de una u otra forma siempre ha acabado acercándose a su víctima cuando le ha apetecido, matándola con la misma facilidad y peor encono con que se mata a una cucaracha.

Lo que realmente me sorprende es que, y esto además me encoleriza, lo que está sucediendo es todo lo contrario a lo que nos decían de pequeñas sobre los hombres, a los que mostraban algo así como a nuestros ángeles custodios. Al menos es lo que yo recuerdo… En aquella época una se sentía protegida por los hombres de la casa, siempre dispuestos a defendernos de posibles atropellos (había excepciones, desde luego, en algún caso  ellos mismos fueron  los atropelladores); y en ello se aplicaban desde los abuelos hasta  los primos, pasando, claro está, por padres y hermanos.  ¿Quién no recuerda las frases defensivas que empleábamos de chicas ante algún propósito malsano por parte del machito de turno? No había nada mejor  para  disuadirlo de su intención que amenazarlo, por ejemplo, con un «a mi hermano se lo digo, o, ¡te las vas a ver con mi hermano!». Y una pensaba entonces que eso era lo correcto  porque, da la casualidad, o la causalidad, que todo hombre  nació  de mujer, y por ende es hijo de mujer, además de hermano, padre y abuelo; razón más que suficiente para defenderla y respetarla.

Con eso queda todo dicho… aunque nada aclarado: la misoginia exacerbada es una incógnita que está aún por  resolver.    

* En La casa de mi tía por gentileza de Ana Beltrán

ana beltrán