La nueva generación del PSOE, algunos veteranos - por Nicolás Guerra Aguiar
La nueva generación del PSOE, algunos veteranos - por Nicolás Guerra Aguiar *
Cuando se confirmó que el Gobierno español recibiría el apoyo de Bildu a los presupuestos del Estado, voces de psocialistas “mayores” retumbaron por la geografía mientras mostraban su desaprobación a la ayuda del partido vasco, otra oportunidad para atacar al presidente Sánchez y reintentar el obsesivo relevo.
(¡Qué jodelón es el idioma de los hispanohablantes: cuento veintitantas voces -mayores, matusalenes, vejestorios, carcamales, antiguos, decrépitos...- para referirse a quienes ya no somos juveniles arrogancias, desarretos, volcánico Teide y fumarolas! Pero controlo mi reacción: por aquello de la hiperténsica hipertensión dejo de lado la cuajada leche implícita en figuras literarias como “retablos medievales, galápagas tortugas, momias, añejas fosilizaciones, sombras de sí mismos...”. ¡Mala follá granaína de la lengua española, indelicadeza del lenguaje, rudeza mental! ¡Claro: a fin de cuentas el castellano, antecedente, se forjó en la Edad Media, época de agria acidez estomacal!)
Dos, segunda rotundidad: “Los mayores son el pasado. Ahora le toca a una nueva generación dirigir el país”, añadió la señora Lastra. ¡Qué cosas!: la referencia a la “nueva generación” me retrotrajo al aula, clases de Literatura Siglo XX (COU). Cuando componentes de la Generación del 14 (1914) se dan a conocer y se produce el relevo de los modernistas y miembros de la correspondiente del 98 (Valle – Inclán y Machado ya van por otros derroteros), Azorín escribe: “Otra generación ha llegado […] Saben más que nosotros […] Dejémosles paso”.
¿Por qué la señora encargada de la portavocía socialista flagela con absoluta rotundidad cuando habla de una “nueva generación” al mando? Echemos mano, otra vez, a la literatura: aunque las diferencias entre varios “mayores” de la comunidad socialista y los poetas sociales españoles son estratosféricas a favor de los segundos, vienen como anillo al dedo unos
Los poetas sociales, recordemos, bajan a la realidad de la España franquista (década de los cuarenta en Gran Canaria -1947-, diez años después en territorio peninsular). Pretenden denunciar injusticias, desequilibrios, impuestos silencios, desmanes e inmoralidades. Pero la misma ausencia de libertad para expresar tales atropellos los obliga a lenguajes poéticos a veces muy complejos cargados de metáforas o símbolos, recursos normalmente desconocidos para la masa obrera a quien van dirigidos sus poemas (“Para soñar ya hay decretadas fechas”, sentencia Pedro Lezcano).
Dentro del PSOE ha sucedido lo mismo, pero en sentido opuesto. Así, por ejemplo, son muy frecuentes las perplejantes críticas de la septuagenaria – octogenaria vieille garde -’vieja guardia’- encabezada por Felipe González, a veces con aparente ensañamiento: “Sánchez solo busca permanecer en el poder al precio que sea” (Joaquín Leguina); “El Partido no es de su propiedad” (señor Rodríguez Ibarra); “Que los miembros de un Gobierno puedan acusar al Jefe del Estado no tiene sentido”. (Pero sí se permitió Alfonso Guerra, padre de esta equilibrada sentencia, llamar “tahúr del Mississippi” al presidente Suárez, primer fusilado la misma noche del 23-F/81 si hubiera triunfado el golpe militar de los generales y sus marionetas.)
Hoy, críticos de la vieille garde permanecen ajenos a la lucha social y actúan como privilegiados observadores desde la comodidad material, indiferentes a los terribles desequilibrios que padecen decenas de miles de ciudadanos afectados por la crisis económica (y sus variantes sociales).
Muchos de los llamados “históricos” (incluye al señor Corcuera, el de la “patada en la puerta”) son los mismos que reclamaron (2016) la abstención del PSOE para que el PP lograra la presidencia del Gobierno, posicionamiento opuesto al defendido por el señor Sánchez. Este se vio obligado a dimitir tras la traición de muchísimos barones y, en horas veinticuatro, a convertirse en simple militante sin responsabilidades… y sin autoridad dentro del partido.
Al poco, las bases (anónimas y silenciosas) le reiteraron su apoyo y echaron abajo el entramado organizado por la vieille garde, celosa de sus desorbitados privilegios, anclada en el remoto pasado y convencida de que es la única portadora de los valores eternos y las puras esencias ideológicas. (El señor Sánchez, sin embargo, es hoy presidente del Gobierno.)
Pero sigue siendo obsesión de los “mayores” (Felipe González -Terrorismo de Estado, el GAL, Lasa y Zabala-; Alfonso Guerra -”el hermanísimo”-; Rodríguez Ibarra; García-Page…) la caída del señor Sánchez. Así lo manifiesta desde 2019 La España que reúne, plataforma y cónclave de quienes pretendieron usurpar a los militantes el Salmo del socialismo político.
Sí, la nueva generación se abre paso. (Pero, a la par, también se aleja cada vez más del socialismo.)
* La casa de mi tía agradece la gentileza de Nicolás Guerra Aguiar