El partigazo de la izquierda en Andalucía - por Nicolás Guerra Aguiar
El partigazo de la izquierda en Andalucía - por Nicolás Guerra Aguiar *
El PSOA –a pesar de ser el más votado- sufrió un terrible descalabro frente a las anteriores de 2015: perdió catorce diputados y ciento cincuenta mil votos. Pero entre 2011 y 2015 se le habían esfumado cuatrocientos mil. Podemos e IU, si por separado obtuvieron quince y cinco escaños (2015) respectivamente, como AA perdieron tres señorías y trescientos mil votos. La conclusión parece obvia: hubo castigo a las tres fuerzas políticas. (Los del PP simplemente cambiaron hacia Ciudadanos y Vox.)
Catorce sentencias condenatorias –por el momento- dejaron sentir su peso. Sumemos no sé cuántos procedimientos por corrupción, dilapidación del dinero público, prevaricaciones, malversaciones, fraudes…; casi seiscientos imputados: expresidentes, consejeros, viceconsejeros, secretarios generales, directores generales… sentados en los banquillos; cientos de millones bajo sospecha…
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¿Le convenía al PSOA mantener impasible el ademán ante tales acusaciones, gravísimas, insistentemente denunciadas por la prensa libre e independiente como había hecho con el
¿Los honestos votantes socialistas reclamarían rigor ético, decencia y moral frente a vergonzantes actuaciones emanadas -sospechan- desde el mismo corazón del PSOE? Rotundamente, sí. Si Zamora no se ganó en una hora, la duda sobre la credibilidad del PSOE andaluz no fue, tampoco, cuestión de sesenta minutos: más bien de años. En torno a 2010, conocidos granaínos me habían comentado sospechas, apariencias, atisbos, mosqueos… En 2012, IU reclamó en el Parlamento andaluz la creación de una comisión de investigación sobre los sospechosos ERE, el tsunami ERE. Cinco meses después (canalsur) el dictamen final fue apoyado por el PSOE y rechazado por PP (“Es insuficiente”) e IU (no acepta los cambios introducidos: la responsabilidad afecta a exconsejeros, no solo a un director general).
Consecuencia directa de una campaña electoral en la cual el PSOA disimuló la corrupción gubernamental es la retirada de la señora Díaz, hoy presidenta en funciones: da por perdida la posibilidad de formar Gobierno. Su anterior apoyo -Ciudadanos- va a hacer caminos por la senda natural dados sus planteamientos políticos, con todos mis respetos: pactará con el PP bajo el rigurosísimo control ideológico de VOX. A fin de cuentas tanto Ciudadanos como VOX comparten genes con el PP: sin este, los dos primeros no existirían. Pero ambos se alimentan mayoritariamente del PP. No perderán, pues, la oportunidad de seguir restando votos al partido nodriza, cogido entre dos extremos: el centroderecha de Ciudadanos y la muy conservadora derecha de Vox, hábil en su campaña.
El señor obispo quiere llevar la victoria (legítima) de Vox a toda España: “Andalucía se sitúa como pionera de un cambio social que esperamos en la sociedad española”. Su coincidencia es plena: la vox (latín, ‘voz’) del señor obispo lamenta impunes ataques a la libertad religiosa (?); la construcción de un mundo sin Dios (?); la fragmentación -imposible- de España (la última fue en 1975: se regaló a Marruecos la provincia española del Sájara); rechaza la misma enseñanza para todos los alumnos; critica el derecho al aborto, la eutanasia…
Podemos e IU recibieron también un fuerte rapapolvo. Los arrolladores éxitos del primero en las europeas (julio 2014) o primeras nacionales (2015: sesenta y nueve diputados) ya no son lo que fueron: revolucionarias esperanzas para quienes estaban hartos de ultraliberalismos deshonestos, corruptelas, estados semipoliciales, explotaciones humanas para beneficio de unos pocos…
La bajada al terrero de lucha mostró el rostro humano de quienes hablaron en su nombre, pero la inmensa mayoría pensaba que eran homéricos héroes vencedores sobre dioses, cíclopes, tempestades, hechiceras, sirenas de cantos seductores… En su haber, graves errores: loas a la Venezuela no democrática del señor Maduro; el chalé del señor Iglesias trasciende la privacidad: significa ostentación ante votantes de setecientos euros mensuales y piso de alquiler compartido; ejercieron la prepotencia intelectual propia de las aulas; infantiles actuaciones como la autoconcesión de carteras ministeriales a espaldas del señor Sánchez… para un Gobierno con el PSOE…
Todo ha cambiado. Quizás sean nuevos ciclos. PSOE, Podemos e IU deben racionalizar el porqué de su fracaso. El legítimo triunfo de Vox y Ciudadanos tampoco obedece a la casualidad.
* La casa de mi tía agradece la gentileza de Nicolás Guerra Aguiar